La tos

En situaciones normales tiene un efecto protector, pero en otras condiciones puede llegar a ser excesiva y un factor potencialmente dañino.

La tos
La tos es un mecanismo reflejo complejo que permite mantener la función de intercambio de gases de los pulmones.

La tos es un mecanismo reflejo complejo que permite mantener la función de intercambio de gases de los pulmones, evitando la aspiración de cuerpos extraños o bien liberando la vía aérea de secreciones o partículas mediante la espiración violenta.

En situaciones normales tiene un efecto protector de las vías aéreas y de los pulmones, pero en otras condiciones puede llegar a ser excesiva y sin utilidad, convirtiéndose en un factor potencialmente dañino.

Es el síntoma más común de consulta a los servicios médicos. Es una expulsión violenta y sonora que nace en los pulmones y se manifiesta ostensiblemente en el exterior.

Todo el mundo ha tenido tos alguna vez y por varios motivos. Es realmente molesta para quien la ejecuta y para aquellos que estén cerca.

Suele atacarnos cuando tenemos una afección respiratoria o cuando algunas partículas se nos meten a visitar nuestro interior.

Es muy difícil de impedir. Podemos decir, con toda propiedad, que cuando se tiene tos se tose.

Ahora con la pandemia tenemos instrucciones de toser o estornudar en el pliegue del codo. Así ese sector del brazo ha pasado a ser el domicilio de la tos.

Es que es facilitadora del contagio de varias enfermedades y hay que prestarle mucha atención.

Está la tos seca, como su dueño, que no tiene un mango para comprarse un antialérgico. Y está la tos húmeda, que es acompañada por flema, una asquerosidad que tenemos que sacar aunque sea pescándola con un tenedor.

La tos se ejerce en el lugar donde nos ataca y suele traer algunos inconvenientes, sobre todo cuando se produce en el teatro, cuando la orquesta sinfónica está tocando un pianísimo de La Primavera de Vivaldi y, claro, la tos no está afinada con los instrumentos. O en el cine cuando el monstruo está esperando a la chica en un callejón oscuro y la tos rompe toda la emoción del momento.

Hay ataques de tos que uno no puede parar. El tipo lanza una andanada de toses al aire y el aire se siente verdaderamente mortificado por esta ametralladora que difunde gérmenes.

Uno de estos productores de toses a destajo son los fumadores. Porque para los fumadores la tos es un elemento indispensable para que se den cuenta de que el cigarrillo les hace mal. Pero ellos siguen fumando y siguen tosiendo a destajo.

Conmueve a gran parte de nuestro cuerpo, no se queda solamente con conmocionar las vías respiratorias. Se mete con muchos músculos que deben de ser activados para que la tos se produzca.

La tos se puede iniciar bien de forma voluntaria o como un mecanismo reflejo pero, cuando ocurre, se hace bien notoria, claramente identificable. Es una modificadora del silencio. No hay silencio si hay tos.

Podemos impedirla pero eso nos trae más inconvenientes que la tos misma porque no la podemos tragar y que se quede adentro; necesita salir a decirle a todos: “Aquí estoy yo; soy la tos”.

Está con nosotros y ha de estar mientras tengamos algún problema no resuelto en nuestro interior o cuando se le da por soplar Zonda en Mendoza, cosa que rara vez ocurre pero bien, puede darse.

La tos. Una forma de expresarnos que no le viene bien a nadie.

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