n la ciudad capital de Mendoza la diagramación de la red vial urbana no se adecua al damero clásico de las ciudades fundadas después de la conquista, provocando una incomunicación de sectores por carencia de arterias transversales en largos trayectos, como el situado en la Segunda Sección, que afecta a calle San Juan entre Barraquero y Morón, vereda oeste, que repercute particularmente en la circulación vehicular, incidiendo negativamente de tal modo, en una premisa básica de la conexión urbana, la que conceptúa a las calles como vasos comunicantes de la ciudad.
Resulta llamativo el recorrido a que se ven obligados los rodados que hubieran superado la confluencia de calles Julian Barraquero, y San Juan y tengan por destino el Centro Cívico.
A partir de dicho punto, se ven forzados a dirigirse hasta José V. Zapata, girar al Oeste hasta calles: 9 de Julio, o Patricias Mendocinas, o Mitre, virando luego al Sur, resultando que hasta 9 de Julio y P. Molina, -el tramo más corto-, deben recorrer aproximadamente 1.000 metros.
Todo ello porque la trama urbana que nos ocupa no posee corredores o calles que brinden la posibilidad de girar hacia el Oeste hasta el citado destino.
Planteo de la cuestión
La expansión urbanística de Mendoza denota una clara falta de planificación, con longitudes asimétricas en numerosas cuadras, como una de sus manifestaciones, situaciones que, con el tiempo, y espaciadamente, han debido ser corregidas.
En la zona que nos ocupa, por caso, la ciudad ha debido encarar obras que superaron la desconexión de áreas próximas.
Así, por ejemplo, la apertura de calle Peltier, conectando a la antigua calle San Martín con el Oeste, permitió una amplia comunicación hacia dicho rumbo, permitiendo la conexión en su doble recorrido con calles 9 de Julio, España, La Pampa, Belgrano y, hacia el Oeste, con la quinta sección.
Tal solución, que en el caso mencionado demandó obras de alto costo, puede implementarse en calle Morón, con medios y recursos que, a nuestro juicio, son asequibles para la comuna capitalina.
Es preciso recordar que por mucho tiempo dicha calle tuvo doble circulación, pero provocando una congestión que se traducía en el colapso de la misma y el riesgo de frecuentes accidentes.
Ello forzó a asignarle una única dirección hacia el Este, descongestionando la aglomeración que afectaba a los 100 m entre avenida San Martín y San Juan, solución parcial, pues desconectó a ésta última de la trama del Centro Cívico y aledaños, sin que las dificultades que tal decisión acarreó se hayan solucionado hasta la fecha.
Propuesta de solución
Los variados intentos por superar el problema chocaron principalmente con el insuficiente ancho de calle Morón, que no permite un mayor volumen circulatorio, situación que podría subsanarse, a nuestro juicio, con una obra de corta extensión, y seguramente al alcance de las arcas del municipio, logrando de tal modo una solución definitiva del problema, consistente la misma en crear la doble vía utilizando el espacio que ocupa hoy el zanjón Frías, objeto que demanda el entubamiento del mismo, obra de ingeniería realizable en el medio, que cuenta con avezados profesionales, aportando un beneficio seguro, eficaz y definitivo.
El objetivo ideal debería llevar esa doble vía hasta la Costanera, creando un indispensable eje de comunicación Este–Oeste que, además, descongestionaría a la casi única disponible en tal sentido: Pedro Molina–Rondeau, y a la vez, a José Vicente Zapata-Colón en el sentido inverso.
Pero no sólo por el elevado costo que demandaría la obra completa, sino particularmente por la envergadura de la misma, nos induce a sugerir su abordaje, en una primera etapa, en el sector donde se halla centrado el problema, esto es, entre calles San Juan y San Martín, aportando una solución reclamada desde largo tiempo, que resuelve la citada desconexión de zonas vecinas y la circulación conectiva.
Los beneficios que aportará, servirán de incentivo para encarar otros tramos, hasta concretar una esencial obra vial urbana, que por su favorable incidencia en la comunicación, la convertirá en trascendente y ejemplar.
* El autor es abogado y notario.