Rodolfo Suárez pronunciará mañana su último mensaje como gobernador ante la Legislatura. La última apertura de sesiones ordinarias, inmersas ya, como toda la actividad política, en un intenso año electoral, en el que los desdoblamientos marcan la agenda.
Por esos desdoblamientos el Gobernador llegará a la Casa de las Leyes pocas horas después de las primarias departamentales en los territorios conducidos por el justicialismo y por la corriente, ahora opositora, que lidera Jorge Difonso. Los resultados pondrán un matiz especial a la cita legislativa, especialmente si, como muchos suponen, los oficialismos logran imponerse, ratificando liderazgos en sus respectivas comarcas.
Es de esperar que en este quinto y último mensaje (uno por cada año de gestión más el juramento en el cargo), el titular del Poder Ejecutivo busque levantar al máximo una gestión en gran medida se vio obstaculizada por imprevistos.
En efecto, Suárez debió realizar sus dos primeros discursos, posteriores al de asunción, en el contexto de pandemia de coronavirus. El de 2020 tuvo características excepcionales, ya que su mensaje llegó desde el recinto legislativo a diputados y senadores conectados en forma remota.
En esa oportunidad comunicó a la Asamblea Legislativa su decisión de encarar una reforma constitucional de mucha trascendencia luego de sucesivos intentos en vano que tuvieron varios de sus antecesores.
El intento no sólo no resultó satisfactorio para la administración suarista. También recibió críticas por el momento elegido para su lanzamiento, en medio de la mayor crisis sanitaria de la humanidad en mucho tiempo y con un resultado incierto hasta ese momento. Comenzaba el gran ataque del virus en la Argentina.
La reforma de la Constitución Provincial había sido una de las propuestas más fuertes que tuvo la campaña electoral de Suárez. Y luego de su cómodo triunfo en las urnas, entendía por entonces que debía insistir; más aún tras el bochornoso tropiezo inicial por la reforma de la ley minera.
Sin embargo, aquella iniciativa de corte institucional se frenó, entre otras razones, porque la urgencia sanitaria favoreció la postura de muchos políticos, tanto opositores como oficialistas, que no necesariamente creían que el ahorro en el costo de la política propiciado por el Poder Ejecutivo (bajando la cantidad de cargos públicos) se podía concretar en gran medida eliminando la bicameralidad del Poder Legislativo mendocino, por citar uno de los aspectos salientes del proyecto gubernamental. Y no fue suficiente impulsar la garantía de equilibrio fiscal “para administrar los recursos con responsabilidad y cuidar el gasto público”, una buena medida.
Por otro lado, la oposición justicialista encontró en las dudas que surgieron entre los propios radicales y sus socios de Cambia Mendoza el mayor argumento para decir que no al tratamiento de la propuesta.
Un año después, en 2021, Suárez tuvo que exponer nuevamente ante la Asamblea Legislativa en el marco de la pandemia, pero con otros desafíos. En ese momento la discusión se centraba en la distribución de las vacunas contra la peste, lo que llevó a la gestión provincial a tomar distancia varias veces de la nacional.
Existía ya una fuerte polémica por la distribución de recursos desde la Nación y se acentuaba el debate sobre la reapertura de actividades en plena cuarentena estricta. La presencialidad en los establecimientos educativos era uno de los temas fuertes; un asunto sobre el cual el kirchnerismo se mostraba reticente, fundamentalmente a nivel nacional y de la provincia de Buenos Aires. El núcleo duro del kirchnerismo.
En cambio, Suárez se alineó en el tema con la postura del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dispuesto, como el mendocino, a liberar con cuidado distintas actividades y tender a una paulatina normalización de las labores escolares presenciales. En esa oportunidad Suárez expresó su decisión de mantener abiertas las aulas a pesar de la incertidumbre que subsistía en materia sanitaria.
El año pasado, ya con normalidad, volvió a pedirle a la oposición el debate de la reforma institucional para lograr una significativa disminución del costo de la política. Y complementó con los avances en materia de eficiencia del Estado, rescatando, con acierto, la aprobación local de la denominada ficha limpia para los candidatos a cargos electivos, además de la boleta única electoral, que se pone en práctica justamente con las elecciones departamentales de hoy.
Al asumir Suárez expresó ante la Legislatura su intención de mantener un buen vínculo con el gobierno nacional, considerando “imprescindible trabajar en conjunto”, especialmente cuando la Nación y la Provincia están gobernadas por distintos signos políticos. No tuvo mucha suerte en tal sentido si se toma como referencia el rápido apoyo nacional a la intención pampeana de frenar Portezuelo del Viento. Vale como ejemplo.
También aquella vez se pronunció a favor del desarrollo minero donde hubiese licencia social y riguroso control en lo ambiental. Su rápida reforma fue un fracaso rotundo por el mal manejo político que mostró. Gran tropiezo. Y a la reforma constitucional, como ya vimos, le faltó manejo en la Legislatura.
Mañana, el Gobernador deberá enumerar los logros de gestión para sostener una campaña que seduzca a los mendocinos y le asegure devolverle el poder a Cornejo en diciembre.