La verdad que dicen las fotos

Como hasta ahora nadie ha desmentido la foto en donde aparecen Lázaro Báez y Alberto Fernández, ¿será que el Presidente faltó a la verdad cuando declaró ante el tribunal. El Presidente es un ciudadano pero no un ciudadano más. ¿Cuáles son las consecuencias?

La verdad que dicen las fotos
Alberto Fernández dijo que no conoce a Lázaro Báez, pero una foto lo contradice. Imagen: Twitter.

La foto es elocuente. Un Alberto Fernández más joven, de bigote y pelo sin rastros de canas sonríe junto a tres personas, por entonces, ignotas. En la imagen, además del propio Fernández, aparecen un Lázaro Báez al que también se le ven muchas menos canas, y dos niños, hijos de Báez.

La foto, en la que Fernández abraza a Báez y a uno de los niños, se hizo viral por Twitter después de que el pasado martes el presidente de la República Argentina, declarara ante el Tribunal Oral Federal N° 2. Era testigo de la defensa de la vicepresidente, Cristina Kirchner, en la causa que juzga el presunto desvío de fondos de la obra pública durante la gestión kirchnerista en favor del exempleado bancario devenido en millonario empresario y terrateniente.

“Me saludó y le dije ¿Cómo le va? Mucho gusto. Nunca más lo vi”, dijo Alberto cuando le preguntaron sobre su vínculo con Lázaro. “No, no lo conozco. Yo nunca tuve trato con el señor Báez. No sé qué hace de su vida”, agregó luego para explicar que el único contacto entre ambos fue en 2003 o 2004 en El Calafate. La foto en cuestión trasluce familiaridad, incluso en la vestimenta. El año coincide, no el lugar ni otras circunstancias.

Una publicación de OPI Santa Cruz aporta precisiones. La foto, en realidad, fue tomada en la Casa de Gobierno de Santa Cruz, en Río Gallegos, el 14 de mayo de 2003. Ese día, Carlos Menem se bajó del balotaje y convirtió a Néstor Kirchner, por entonces gobernador de esa provincia, en virtual presidente de la Argentina.

Según OPI, desde entonces, Alberto y Lázaro tienen en común la amistad con Juan Pablo Biondi, quien fue vocero del actual presidente hasta que renunció, arrastrado por los coletazos internos de la derrota electoral en las PASO de setiembre.

¿Puede cualquier ciudadano mentir ante la Justicia cuando es citado como testigo? En caso de que eso ocurra, ¿qué consecuencias tiene? Como hasta ahora nadie ha desmentido la foto, ¿será que el Presidente faltó a la verdad cuando declaró ante el tribunal? El Presidente es un ciudadano, pero no es un ciudadano más. ¿Cuáles son las consecuencias?

Con seguridad todos los presidentes, de este y de otros países, han dicho parte de la verdad, ocultado cosas e incluso mentido. Pero, ¿qué sucede si son descubiertos?

Viene a la memoria el caso de Bill Clinton. El escándalo estalló en 1998 cuando se supo que el mandatario norteamericano mantuvo una relación amorosa con la becaria Monica Lewinsky y que, incluso, tuvieron algún tipo de contacto sexual en el Salón Oval de la Casa Blanca.

Clinton negó todo ante los medios y también lo hizo cuando fue citado a dar explicaciones al Congreso de los Estados Unidos. Rastros de su ADN encontrado en manchas de semen en un vestido de Lewinsky lo obligaron a admitir la relación.

Como consecuencia fue sometido a un impeachment (juicio político) en el Congreso bajo la acusación de haber cometido perjurio. A Clinton no se lo juzgó por una cuestión de carácter moral (mantener una relación extramatrimonial) sino por intentar ocultar sus acciones y eludir su responsabilidad. Es decir, por mentir.

La admisión de los hechos y el favorable equilibrio de fuerzas con que Clinton contaba en el Capitolio terminó con su absolución. Otros tiempos, otra sociedad.

Esta foto de la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez con Alberto Fernández generó un escándalo y una causa judicial aún sin resolver.
Esta foto de la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez con Alberto Fernández generó un escándalo y una causa judicial aún sin resolver.

Las fotos parecen ser una de las debilidades del presidente Fernández. Al menos son lo que más lo ha expuesto públicamente. Primero, una tomada con un celular durante el festejo del cumpleaños de su mujer, Fabiola Yañez, en la Quinta de Olivos, cuando por la cuarentena estricta no se podía circular sin permiso ni hacer reuniones familiares o sociales. Ahora, ésta, tomada seguramente con una cámara con rollo.

Aquella y esta fotos dejan al Presidente desnudo. Impactan en la credibilidad que todo mandatario necesita para conducir un país, sobre todo en momentos de crisis. Ya no es sólo lo público lo que lo confronta, sino lo íntimo cuando se hace público.

Claro, resulta difícil saber qué lugar ocupa la verdad en la era de la posverdad, que busca imponer una realidad más allá de los hechos, en función de la ideología y los intereses de una facción. Difícil saber qué lugar ocupa la verdad en la era de la cancelación que, como un exceso de la corrección política, elimina discursos disidentes y estimula la autocensura.

Aún en este clima de época sería deseable que nuestros presidentes pudieran sostener en público lo que hacen en privado. Dicen que, a veces, una imagen vale más que mil palabras.

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