Los datos del INV preocupan. En los primeros cuatro meses del año, la vitivinicultura dejó de exportar más de 60 millones de dólares. La inflación ha hecho estragos. Los números indican que, tal como publicó Los Andes, en el acumulado enero-abril, las exportaciones de vino fraccionado cayeron un 21,9%. Los que más sufren son los vinos entry level, donde Argentina coloca volumen. Es que con la inflación en alza, es muy difícil mantenerse competitivo y el volumen está en picada. Un dato a tener en cuenta: las exportaciones de vino en tetra se desplomaron un 85% en el acumulado y los envíos en botella cayeron por debajo del promedio, un 18,7%.
El supuesto dólar agro que venía a potenciar al sector brilla por su ausencia. A un mes de la puesta en marcha del dólar diferencial para economías regionales, las empresas mendocinas que han podido acceder se cuentan con los dedos de una mano y el escepticismo sobre la medida comienza a reinar. Varios ya lo dan como perdido.
Es que la obligación de acceder a precios justos para que las empresas resulten aceptadas terminó trabando el ingreso. A lo que se suma el ingreso de los dólares, por lo que varias empresas no han podido o directamente han abandonado la tarea de tratar de acceder.
Hasta ahora, según los datos de los referentes de la industria, solo las grandes han podido liquidar con este sistema. Las chicas y medianas están, en la práctica, casi imposibilitadas de sumarse y ya muchos anticipan un ritmo devaluatorio que equipare o llegue muy cerca a los $300 ofrecidos por el gobierno, por lo que el esfuerzo que representa presentar todos los papeles parece menor al posible beneficio obtenido.
Se sabe que se han hecho pedidos de revisión al secretario de Agricultura de la Nación, Juan José Bahillo, de algunos puntos principalmente, el de participación de precios cuidados, teniendo en cuenta que no todos los exportadores venden en el mercado interno. Por ahora, no ha habido respuesta.
Llevamos cinco meses del año y las perspectivas a corto plazo son inciertas. Hoy la discusión gremial puesta en la mesa pasa por el régimen de desborres, las tolerancias y la tecnología que permitirían mejorar algo los stocks.
Pero sin exportaciones y con un mercado interno que se achica, la vendimia 2023 ya no parece “tan” corta.