En realidad es muy difícil entender nuestra historia, porque tenemos varias interpretaciones, en la que cada uno sostiene que es la verdadera y única. Pero fuera cual fuera, al ver en el estado en que se encuentra la Argentina es mucho mejor dejar de lado el pasado y ponernos de acuerdo en lo que hay qué hacer de ahora para adelante para poder desarrollarnos.
Tal vez la mejor definición del desarrollo se puede leer en la Encíclica de Paulo VI, que dice: “El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre”... fomentar el progreso del pueblo, favoreciendo la justicia social o sea realizar una acción concreta en favor del desarrollo integral de las personas”.
Por lo tanto deberíamos, para que podamos conseguir el pleno desarrollo tener una acción de conjunto en que todos o la gran mayoría comprenda que el desarrollo no es el simple crecimiento económico, sino que es integral, es decir promoviendo a todas las personas, o sea no separar la economía de lo humano, ya que el crecimiento humano es el resumen de nuestro deber.
Por eso la educación básica es el primer objetivo de dicho plan, para que cada persona realice por si misma el desarrollo ya que el crecimiento económico depende primeramente del progreso social. Pero cuidado que tener más no es el fin último y la avaricia es la forma de un subdesarrollo moral. Como tampoco se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor.
El verdadero desarrollo es el camino para que cada uno y para la totalidad de las personas de condiciones de vida menos humanas pase a condiciones más humanas. Sin olvidar lo que dijo W. Wilson: “La base firme del gobierno es la justicia, no la piedad”.