Las incertidumbres de Cornejo, el gabinete incompleto y el dilema Milei

El Gobernador siente que tiene pocas respuesta para todas las preguntas que le hacen. La indefinición de las segundas y terceras líneas de su gabinete impide avanzar con medidas concretas. Tuvo un revés nacional en la puja por la presidencia de la UCR, pero logró que se imponga en el partido el discurso de la liga de los gobernadores. Más mendocinos se sumarán al gobierno de Milei, que está atravesado por la improvisación y el amateurismo.

Las incertidumbres de Cornejo, el gabinete incompleto y el dilema Milei
Ilustración: Gabriel Fernández

¿Hacia dónde va Alfredo Cornejo? La primera semana de su segunda temporada en la Casa de Gobierno no dio pistas. Como si, sabiendo que no puede competir por el protagonismo, hubiese cedido la agenda al gobierno nacional de Javier Milei y sus medidas, que por supuesto es lo que todos miramos. Pero también como asumiendo que desde la Provincia no se puede hacer más que comentar y actuar en base a esa nueva realidad. El ya famoso “no hay plata” se traslada a todo.

Cuando bajó del avión que lo trajo de vuelta de Buenos Aires, el sábado pasado el mediodía, el Gobernador lucía atribulado. Y no era (al menos exclusivamente) por el vuelo y el aterrizaje con viento Zonda. Siente que tiene muy pocas respuestas para todas las preguntas que le hacen y se hace sobre el escenario nacional.

Esa confesión descarnada a uno de sus colaboradores, que lo fue a buscar al aeropuerto, es la sensación que marca sus días: “Tengo tantas incertidumbres como cualquiera”.

El futuro brumoso está en el discurso de toda la primera línea oficial. Lo peor está por venir, dicen temerosos de lo que nos aguarda como consecuencia del “sinceramiento” económico decidido por Milei.

Para intuir lo que quiere hacer Cornejo en su retorno, hay que remitirse a su discurso de asunción. O a su plataforma electoral. Pero aquellos enunciados no encontraron en estos primeros días anclaje en la realidad.

Tal vez la única aproximación pública al plan original haya sido la reunión de los ministros Natalio Mema (Gobierno) y Rodolfo Vargas Arizu (Producción) con una treintena de cámaras empresariales para avanzar en la simplificación de trámites y eliminación de tasas. Una caricia al sector privado que se pretende asuma el rol de crear riqueza. Y una muestra de que se puede operar sobre la realidad sin plata.

“Es raro este arranque de Cornejo”, analiza un hombre del poder económico que le tiene estima al Gobernador y que podría ser incluido entre sus votantes, sin dudas. Él, como muchos, esperaba más acción inicial.

Para avanzar con las medidas concretas hay una primera traba que a esta altura parece, cuanto menos, llamativa: la indefinición de las segundas y terceras líneas. Cornejo sólo presentó en estos días el equipo del Ministerio de Salud y Deportes. Quedan seis en espera, cuando ya han pasado dos meses y tres semanas desde que fue elegido otra vez gobernador.

“El Alfredo quiere ver hasta quién va a ser el encargado de la mesa de entradas”, explica alguien que lo conoce muy bien. La obsesión por el control total no cambia con los años. El problema ahora es que ha dividido su tiempo entre Buenos Aires y Mendoza, por la crisis y la necesidad de establecer vínculos con la Nación.

Algunos de esos subsecretarios no nombrados pero elegidos trabajan ya en las sombras porque hay temas, propios de esta época, que no pueden esperar. Manda la coyuntura. Pero sin hacer alaraca, para no ser descubiertos y con eso poner en peligro la designación. “Si lo mencionás en el diario, automáticamente se cae”, asume otro ministro sobre un funcionario que suena para las segundas líneas.

Además de los confirmados Marité Badui en Infraestructura y Marcelo D`Agostino en Justicia, hay otros nombres cantados como el de Diego Gareca en Cultura. También seguirá Marcelo Calipo como jefe de la Policía y Hugo Sánchez, de extrema confianza de Cornejo, se mantendrá como jefe de Gabinete de Seguridad.

¿Cómo sigue funcionando el Estado sin las confirmaciones? Con la firma de las segundas y terceras líneas de Rodolfo Suárez, cuyas renuncias no serán aceptadas hasta que estén designados sus remplazantes. Su grado de compromiso, por supuesto, no es el ideal. Algunos sólo esperan el momento para irse. Otros, seguramente continuarán.

Hay, además, en la reconfiguración profunda del gabinete que se hizo un efecto colateral: algunas áreas se dividieron en dos y hasta en tres, y hay que adaptarse a los cambios.

Por ejemplo, Desarrollo Social tiene una pata en el nuevo súper ministerio de Educación de Tadeo García Zalazar (infancia y adolescencia), otra en Salud y Deportes de Rodolfo Montero (discapacidad y adultos mayores), y una tercera en Gobierno (la asistencia social directa ante contingencias). Otro caso: una parte de la ex secretaría de Servicios Públicos (transporte) irá a Gobierno con Mema y otra parte (distribución eléctrica) a Energía con Jimena Latorre.

El plan es, en los próximos días, ir presentando todo los equipos. El primero en la agenda es Educación. Será el lunes o el miércoles, depende de cuándo deba viajar Cornejo a Buenos Aires para ser parte de la primera reunión de gobernadores con Milei.

Por lo visto, habrá que esperar un poco más para conocer la “evolución” prometida en su discurso de asunción, por ahora sólo es “continuidad”.

“Sabemos lo que hay que hacer y tenemos que cambiar”, remarca un ministro para aventar las críticas.

Cuando se buscan razones para la demora, hay dos niveles de explicación. Uno políticamente correcto: “Queremos dar lugar en el Gobierno a todos los que colaboraron con el triunfo. Vargas Arizu y Patricia Giménez son un ejemplo, pero abajo va a haber más. Cornejo prefiere demorar las definiciones para no equivocarse y arrancar con un equipo aceitado”.

El segundo nivel, más subterráneo, tiene que ver con la colaboración con el gobierno de Milei. Ya se sabe que Néstor Majul, uno de los leales cornejistas desde la Municipalidad de Godoy Cruz y parte del elenco estable de Seguridad los últimos ocho años, ya trabaja junto a Patricia Bullrich.

Pero en el oficialismo están esperando que otros tres o cuatro radicales mendocinos se sumen al gabinete nacional. Uno de ellos es José Thomas, hasta hace unos días director general de Escuelas y probable secretario del Consejo Federal de Educación. Pero hasta no saber con certeza que serán nombrados, no puede completarse el organigrama local.

Aquel “pololeo” con Milei que había planteado el Gobernador inicialmente va tornando hacia un compromiso más formal. No será cogobierno, pero sí claramente hay un mayor involucramiento con el aporte de funcionarios a un gobierno vacío.

La necesidad de esperar a Cornejo para definir los gabinetes ministeriales pone en duda aquella idea de que se instalaría en Buenos Aires como “embajador mendocino” y delegaría en su equipo la gestión cotidiana. Delegar parece ir contra la esencia del Gobernador. Aunque a su lado remarquen que quiere influir en la Nación y “eso lleva mucho tiempo”.

Ser o no ser

El plan nacional de Cornejo empezó el viernes con un revés. Contratiempo, atenuarían en su entorno. El intento de dominar el partido radical, junto al correntino Gustavo Valdés, quedó trunco. Ganó Martín Lousteau, lo que quiere decir que ganaron Gerardo Morales (archienemigo interno del mendocino) y Emiliano Yacobitti. O sea, los que apoyaron sin tapujos a Sergio Massa desde mucho antes del balotaje. O sea, los menos liberales del radicalismo. Esto va a tensionar a la UCR en cuanto el posicionamiento ante Milei y sus medidas.

De hecho, aunque cree necesario un ajuste, Lousteau disiente con el oficialismo nacional en que el déficit fiscal sea la raíz del problema argentino.

El triunfo del eje Morales-Lousteau es relativizado cuando se hace foco en el documento emitido tras la elección. La postura que fija es la misma que ha sostenido hasta ahora la liga de gobernadores: ser una oposición responsable y constructiva, sin cogobernar y sosteniendo la unidad del frente con el Pro. Esto último es resistido por el nuevo presidente radical.

Hubo en esa cumbre radical un jugador clave: el santafesino Maximiliano Pullaro. Apoyó a Lousteau, con el que comparte sector interno, pero a la hora de definir el posicionamiento con el Gobierno jugó con sus compañeros de la liga.

Cornejo se aferra a la liga de los gobernadores como los verdaderos dueños del poder en la UCR y el Pro. El mal trago partidario lo pasó rápido la tarde del viernes en la que fue su primera reunión “oficial”, con foto y todo, con el nuevo gobierno nacional. Guillermo Francos lo recibió junto a otros gobernadores radicales (Pullaro, Valdés y el chaqueño Zdero) para participar en vivo de la reunión que fue virtual con el resto de los mandatarios provinciales y sirvió para preparar el encuentro del martes con Milei.

El debate son los recursos que las provincias pierden por la casi extinción del impuesto a las Ganancias a los trabajadores en relación de dependencia, que impulsó Sergio Massa para apuntalar su campaña electoral. Votada por Milei y apoyada por todos los gobernadores peronistas, llegada la hora de la realidad el arrepentimiento parece haber cundido entre todos. ¿A quién se le ocurre resignar ingresos cuando faltan ingresos?

Para Mendoza, representa una pérdida en 2024 de 90 mil millones de pesos (a valores de noviembre pasado, según el Iaraf), casi el 5% de su presupuesto. La salida ahora es política y dialéctica. Los gobernadores proponen empezar a coparticipar el impuesto al cheque para compensar. La Nación, que no quiere perder ese ingreso también, contraoferta reinstaurar Ganancias tal como estaba, aunque haciendo cargo a las provincias del retroceso. Lo que nadie quiere en definitiva es pagar el costo político y ahí está el debate que el martes debería zanjarse.

Toda la negociación, y también el andar del Gobierno nacional en estos primeros días, están atravesados por una sensación que se extiende por toda la dirigencia, sin importar si le cae más o menos simpático el nuevo oficialismo: en la Casa Rosada mandan la improvisación y un amateurismo en el manejo del Estado que preocupa. Como si aquellos nombramientos confirmados y a las horas cambiados tras el triunfo electoral, tal el caso de Carolina Píparo, sólo hubiesen sido un anticipo de lo que venía.

Son esa improvisación y ese amateurismo los que alimentan las incertidumbres que embargan a Cornejo.

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