Las novedades académicas

Fueron llevados a las páginas académicas 2550 términos que no figuraban y hoy son aceptados como “finde” o “covid”, entre otros.

Las novedades académicas
Fueron llevados a las páginas académicas dos mil quinientos cincuenta términos, que no figuraban y que hoy ya se pueden consultar como aceptados.

La labor de los lingüistas de las veintitrés Academias de Lengua Española diseminadas por el mundo no se detuvo en ese 2020 tan peculiar por la pandemia; nunca se detiene y, por ello, en noviembre pasado, las Academias nucleadas en ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española) incorporan al diccionario las actualizaciones y novedades; según hemos podido saber, fueron llevados a las páginas académicas dos mil quinientos cincuenta términos, que no figuraban y que hoy ya se pueden consultar como aceptados; por nombrar solamente algunos, citaremos “finde”, del cual se nos informa que es un acortamiento y que tiene valor coloquial; su significado es “fin de semana”; también, COVID fue registrado, con la explicación de ser un acrónimo formado a partir de las voces inglesas “coronavirus” y “disease”; se lo define como “síndrome respiratorio agudo producido por un coronavirus”; dentro de esta voz, figura también “COVID-19”.

Se incluye, además, la palabra “ayudamemoria”, que puede escribirse también en dos voces: “ayuda memoria”. La información es que se trata de un calco del francés “aide-mémoire”. El término incorporado puede usarse como masculino o como femenino y significa “apunte o imagen que sirve de ayudar para recordar datos”.

Nos sorprende encontrar “nescafé”, como sustantivo común, equivalente a “café soluble”. En el origen del término, se consigna que proviene de la marca registrada “Nescafé”. Recordamos que el conferirle a un producto determinado, arquetipo de una marca, el carácter de sustantivo común no es una novedad; constituye uno de los casos de metonimia, reconocible por ser la marca de un objeto en lugar del objeto en sí, como en el caso de “alfajores de maicena” (de la marca registrada “Maizena”, para la fécula de maíz), en “curitas en el botiquín” (para los apósitos y parches, con marca registrada) , “birome” (para los bolígrafos, con la marca registrada por sus creadores Biró y Meyne).

En algunos casos, lo que se ha incorporado no ha sido una palabra nueva sino una acepción reciente, para una voz que ya figuraba: tal es el caso de “hilo”, cuyo undécimo valor es el que se considera una innovación: “En foros de internet o redes sociales, cadena de mensajes publicados sobre un manuscrito”.

Precisamente, esto es lo que ha sucedido con el término “confinamiento”, consagrado como “palabra del año 2020”. No constituye una novedad la designación de un vocablo como el más representativo de un determinado año: esta es la octava oportunidad en que la RAE, fusionada con la Fundéu, realizó su elección; en este caso, lo hizo de entre un total de doscientos cincuenta vocablos. Para arribar a ese resultado, no se valoraron opiniones personales sino que se tomaron en cuenta las búsquedas más frecuentes en el Diccionario de la lengua española, las consultas recibidas en los servicios de la RAE y las voces que, según los corpus de la Academia, presentaron un uso abundante. También se consideraron las tendencias de preguntas y comentarios de los seguidores de la Academia en las principales redes sociales.

Los términos ganadores en los años previos habían sido en 2013, “escrache”; en 2014, “selfi”; en 2015, “refugiado”; en 2016, “populismo”; en 2017, “aporofobia”; en 2018, “microplástico” y en 2019, “emoji”.

En el caso de “confinamiento”, no es que el vocablo no figurara en el diccionario académico; sí estaba registrado, pero la información que se consignaba y que continúa en vigencia es la siguiente: en cuanto a su etimología, se lo vincula al verbo “confinar” y al sustantivo “confín”, relacionados ambos con el latín “confinium” = “límite, frontera, término”. El diccionario trae como equivalente a “confinamiento” el sustantivo “confinación”. Volviendo a la “palabra del año 2020”, ella ya registraba las acepciones “acción y efecto de confinar”, por un lado, y en Derecho, “pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio”. El verbo “confinar” podía aludir a “desterrar a alguien, señalándole una residencia obligatoria” y “recluir algo o a alguien dentro de límites”. La acepción incorporada, esto es, la novedad, nos dice: “Aislamiento temporal y generalmente impuesto a una población, una persona o un grupo, por razones de salud o de seguridad”. El ejemplo consignado es “El Gobierno decretó un confinamiento de un mes”.

La edición del tricentenario, que es la que se encuentra en la red, no incluía el término opuesto a “confinamiento”, el sustantivo “desconfinamiento”; ahora lo encontramos registrado y definido como “levantamiento de las medidas impuestas en un confinamiento”.

Un término que figura como sustantivo es “desescalada”, definido como “descenso o disminución graduales en la extensión, intensidad o magnitud de una situación crítica o de las medidas para combatirla”. En cambio, no está incluido el verbo “desescalar”, que todos entendemos y usamos en este marco de enfermedad mundial, pero que no ha sido aún incorporado.

Al comenzar la pesadilla de la pandemia, muchos nos sorprendimos con el uso otorgado al vocablo “cuarentena” pues lo asociábamos, erróneamente, al número cuarenta. Sin embargo, bajo la entrada adjetiva de “cuarenteno, cuarentena”, encontramos consignada una séptima acepción, con valor sustantivo, con el significado de “aislamiento preventivo a que se somete, durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales”. En relación con este valor significativo, hallamos tres verbos: “cuarentenar”, “cuarentenear” y “encuarentenar”. Los dos primeros figuran con el mismo significado: “Pasar un período de cuarentena”, como en “Es más llevadero cuarentenear con alguien”; también, “poner algo o a alguien en cuarentena”: “Tendremos que cuarentenear el ganado”. “Las autoridades cuarentenearon el crucero”.

En cuanto a “encuarentenar”, se le asigna el último valor de los dados para los verbos detallados: “Poner a algo o a alguien aislamiento preventivo por razones sanitarias”: “Si alguien se infecta, habrá que encuarentenar a toda la colonia”. “Me encuarentené por precaución”.

Como es dable advertir, la lengua, dinamismo en acción, no se sustrae a los cambios culturales impuestos por la evolución de los hechos y constituye un instrumento de expresión puesto al servicio de la comunidad.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.

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