El cierre de año llega con la certeza del inmenso desafío que -al comenzar 2025- tendrán los oficialismos nacional y provincial. Los gobiernos de Javier Milei y Alfredo Cornejo, empezarán a delinear estrategias para un nuevo turno electoral en que se juegan el inestable vínculo que los sostuvo en este año; pero también, la respectiva posibilidad de mantener sus caudales electorales.
Sin precisiones sobre el cronograma, ni el futuro de las PASO, mucho menos posibles alianzas, las especulaciones oscilan entre el acuerdo total sin matices o el rancho aparte que permita preservar identidades. Dos opciones para las que abundan tanto adherentes como detractores, pero cuya definición quedará a expensas de lo que el Presidente y el gobernador definan.
Petri empuja, Mechi pega
En Mendoza se da una situación muy particular. El cornejismo argumenta que coincide en los grandes trazos del mileísmo, y que muchas de sus acciones fueron implementadas en la Provincia desde 2015. Sin embargo, si bien la Nación ve a Cornejo como un aliado de la oposición dialoguista, desconfían de su gambeta al servicio de la casta.
Como contraparte, desde aquí se le reclama a la Casa Rosada mayores gestos a la hora de la gestión, pero también más comprensión de la cuestión federal, lo que incluye reproches sobre la institucionalidad ante los desbordes y exabruptos al que sus funcionarios son propensos. Las coincidencias son grandes -dicen-; pero también, profundas las diferencias.
Para mayor complejidad, un radical de peso -pero no cornejista como Luis Petri- es una de las figuras del gabinete nacional. Una especie de converso que a todas luces agita un acuerdo entre Cambia Mendoza y La Libertad Avanza, pero que otros libertarios mendocinos rechazan de plano.
Allí se enrola la diáspora demarchista, pero también el PD y su áspera diputada nacional, Mercedes Llano. No es el caso del ahora jefe de los libertarios locales, Facundo Correa Llano quien parece dispuesto a ser el puente capaz de hacer coincidir tantos intereses, incluso contrapuestos.
Seguramente, el papel del ministro de Defensa puede ser decisivo en el armado, pues él tiene la mira puesta en su anunciada pelea por la Gobernación en 2027. Un acuerdo (y mucho más un triunfo) le permitiría solidificar esas chances; una competencia por andariveles separados torna dificultosa esa construcción. Aunque en política no hay imposibles. Ni siquiera, una eventual candidatura a diputado nacional.
Y si bien el rechazo a los gansos y al demarchismo también se impone desde Casa de Gobierno, es posible que si cuaja un acuerdo sea de arriba hacia abajo y no a la inversa. En esa lógica, el desdoblamiento de las elecciones nacionales de las provinciales puede ser un reaseguro para el respaldo al modelo libertario y circunscribir las diferencias al plano local. Esa será otra de las opciones, de las tantas variantes que se ensayarán en los próximos meses.
La encrucijada de los Macri
El panorama nacional también acarrea dificultades que incrementaron la tensión en las últimas semanas tras el ultimátum de Milei a su socio no reconocido: el Pro. El Presidente aseguró que no quiere estafas electorales y que si prospera un acuerdo entre macristas y libertarios deberá replicarse en todo el país y no sólo en algunos distritos. Una amenaza destinada a marcar la cancha de lo que más interesa a Mauricio Macri, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde las Fuerzas del Cielo no hacen más que desmarcarse de la gestión de Jorge Macri y hasta se ilusionan con disputarle la jefatura de Gobierno. El confirmado desdoblamiento es una señal desesperada que aleja ese acuerdo.
Un pacto entre ambas expresiones de la derecha aumentaría las probabilidades de una coalición nacional potente, pero también podría ser un corset que complique a Cornejo en Mendoza.
La derrota en la última interna del sector del Pro de la vicegobernadora Hebe Casado, dejó el partido en manos de Gabriel Pradines, otro demarchista refractario al gobernador quien no dudará en dejarlo al margen. Y para mayor adversidad, Casado -alineada con otra mileísta conversa, Patricia Bullrich- evalúa salir del macrismo si no se aclara el rumbo partidario.
Con el ex presidente a la cabeza, el Pro de clara inspiración liberal, ha cedido posiciones al torbellino libertario, pero también la convicción de las decisiones y -como señala Durán Barba- la “bandera del cambio” que Milei le arrebató sin pedir permiso.
Por el contrario, la retórica tajante, las posturas extremas y un discurso violento como el que propone el Presidente, pero también sus populares influencers como el Gordo Dan (“el brazo armado” del mandatario), no sólo sintonizan con un sector de la sociedad que estaba adormecido, sino que además dejan al macrismo en el espectro de la tibieza que el oficialismo tanto detesta.
Para más problemas, el sector del Pro que se enroló detrás de Horacio Rodríguez Larreta, sigue diferenciándose de los amarillos mileístas y hasta amenazan romper por este cambio de orientación, pero también en honor a la moderación perdida.
Así y bajo el influjo del asesor Santiago Caputo, los radicalizados vienen ganando la pulseada bajo el paraguas de la venia presidencial, aislando a Victoria Villarruel y forzando a macristas, pero también a radicales a fijar posicionamientos que no dejan de producir heridos.
El rechazo cornejista a la reciente expulsión de los tres diputados nacionales radicales que votaron a favor del veto a la movilidad jubilatoria y el financiamiento universitario va en esa dirección: profesión de fe al modelo Milei, con quien se reunieron esta semana hasta Julio Cobos, Pamela Verasay y Lisandro Nieri. Un cónclave que tensó aún más la interna UCR, en especial con Martín Lousteau; como en el Pro, el debate es entre acompañar -con límites- la cosmovisión libertaria sin llegar a ser cómplices de lo que algunos definen, directamente, como un “autoritarismo de mercado”.
Por lo pronto, liberales, libertarios, radicales y radicalizados procuran administrar las distancias y mantener con vida esa tenue llama capaz de contener al desorientado populismo. Tantos soplidos simultáneos podrían no hacer más que apagarla.
* El autor es periodista y profesor universitario.