El último día del año, indefectiblemente, nos invita a hacer un balance. Si pensamos en el agro, podríamos decir que ha sido un año signado por los accidentes climáticos, con las heladas a la cabeza. Es cierto, desde la primera semana de noviembre en adelante, no se ha hablado de otra cosa. Sin embargo, transitamos 10 meses anteriores a las heladas y hay varios problemas que tenemos de arrastre y sin resolver.
Insumos: el año comenzó con una valija que venía del 2021, la crisis del vidrio. Si bien se ha podido mejorar la situación, lo cierto es que muchas bodegas y aceiteras que se quejan los precios, del abastecimiento y de las botellas especiales, que terminaron por desaparecer.
Logística: la falta de buques, contenedores y los altos costos que dejó la pandemia siguen afectando muy seriamente a las exportaciones de las economías regionales de nuestro país. Es que, a los problemas locales, como la lejanía al puerto, el envío casi exclusivo en camiones -con costo altísimos-, entre otros, las navieras post-pandemia decidieron armar su propia estrategia para el Cono Sur y con ello Argentina quedó relegada y “subirse a un buque”, sumó varios dólares de costos a los exportadores.
Poder adquisitivo: si tomamos como regla que el 75% de los vinos que se producen en el país se venden Argentina, y que muchas bodegas que antes exportaban hoy están teniendo una presencia agresiva en el mercado doméstico, la caída del poder adquisitivo del año, evidentemente ha ido limando las mejoras.
Entonces para el año que viene resta empezar a analizar, con falta de materia prima, inflación y escasez de algunos productos, cuánto se puede trasladar al consumidor a precio y cuánto de ello se terminará convalidando. No hay dudas de que, tras la cosecha en marzo, el 2023 planteará dudas sobre cómo se comportará el consumidor.
Un párrafo aparte merece la sanción del proyecto de Ley de Tolerancia 0, que se encamina a ser ley en senadores. ¿Cuánto afectará el consumo? Probablemente, con el correr de los meses, la Provincia de Buenos Aires, donde ya se aprobó, dará alguna referencia del posible impacto.
Como para cerrar, aun cuando el calendario marque un cambio de año, lo cierto es que los problemas de este año seguirán el que viene. En un escenario complejo, no se ven soluciones al menos en el corto plazo.