Los desafíos de la globalización pos-covid

El mundo no es complejo, complejo es entender la intrincada red de interrelaciones sistemáticas que hacen al mundo otro, diferente de aquel que conocimos hasta ahora.

Los desafíos de la globalización pos-covid
El mundo intenta retomar su vida en un contexto de pandemia. AP

El mundo pos-covid se caracteriza por su creciente complejidad e incertidumbre, pero no se ha analizado bien esta relación.

¿El mundo es más complejo, o hemos perdido las certezas? Cambió lo global, su dinámica, que impactó sobre todo. Pero no cambió nuestra percepción y comprensión del mundo. Rutinariamente vinculamos el orden temporal de eventos con relaciones causales. Pero ¿como entender el sentido de un mundo donde las cosas no siguen un orden, ni ritmo “normales”? Es difícil percibir eventos inesperados o desconocidos, advertir su trayectoria, o prever sus consecuencias. Para enfrentar esos impactos se requiere “pensar la complejidad”.

No fuimos preparados para comprender problemas en contextos complejos. La visión holística, -ignorada por la educación basada en disciplinas y especialidades-, permite entender relaciones espacio-temporales entre objetos, procesos y personas diversos.

La prospectiva aporta alternativas de anticipación, apoyada en múltiples conocimientos; y visualiza interrelaciones sistémicas, lo que proporciona un punto de vista más comprensivo y abierto.

Se requiere pensamiento crítico y crear entornos de colaboración sinérgica para construir nuevos paradigmas; lo multidisciplinario facilita comprender las interrelaciones de la infraestructura tecnológica, con disciplinas académicas, instituciones, sociedades y Estados en función de la aceleración del conocimiento.

La comprensión emergente de los diversos sistemas tecno-humanos implica un revisión profunda de nuestro sistema mental.

El mundo eco-socio-económico-político actual, conforma un sistema global adaptativo que genera conductas y comportamientos que no pueden entenderse de modo aislado.

Este nuevo sistema eco-cognitivo emergente de la interacción entre sistemas difusos, requiere mayor conciencia de lo global sobre lo local y viceversa.

Estas redes de «co-ocurrencia» facilitan una visualización gráfica de las relaciones actuales y potenciales entre objetos, situaciones y conceptos, sin las limitaciones de tiempo y espacio y así, vincular cuestiones del pasado con el presente o proyectar futuros a partir de información actual.

El aprendizaje formal o informal, es una función social. La neurociencia, muestra que modifica la estructura física del cerebro (neuroplasticidad) y su organización funcional.

Cerebro que aprende se modifica y ese cerebro, modificado, aprende de otro modo, en un círculo virtuoso y dialógico en constante evolución.

El paso a la sociedad del conocimiento se centra en aplicar datos e información para producir nuevos conocimientos.

La cognición es una capacidad individual, pero colectivamente es una propiedad emergente de los sistemas tecno-humanos.

Hoy, las redes, la inteligencia artificial, la ciencia de datos, las realidades: virtual, aumentada, y sus interrelaciones transforman nuestra forma de entender y explicar el mundo.

Mientras nuestras decisiones están predeterminadas por un pensamiento rutinario y giran en torno a un menú bastante limitado de opciones, casi siempre lineales: causa-efecto.

En un contexto de sistemas complejos hay que considerar posibles relaciones con otros problemas u oportunidades de campos muy diferenciados, tanto como las consecuencias no deseadas, y los riesgos implícitos.

En particular la política cuyo objetivo central es obtener el poder y conservarlo, sin atender problemáticas de medio o largo plazo.

La pandemia incremento la fragilidad de muchos Estados, lo que hace que la burocracia administrativa sólo se active por ciclos de alta inestabilidad política, económica y social.

Países, corporaciones, gobiernos y personas actúan dentro de sistemas socio-económicos y ambientales, que se superponen, oponen, retroalimentan con dinámicas cambiantes.

Por ello se hace imprescindible comprender las fuerzas actuantes en el sistema global, mapeando éstas y sus relaciones locales e individuales, esto es conocer la globalización pos-covid, la tecno-estructura y los actores sociales.

Globalmente, carecemos de los instrumentos necesarios para conocer, analizar y actuar colectivamente frente a las amenazas ambientales, a la sostenibilidad y aún a la supervivencia como especie.

Nacionalmente no advertimos la necesidad de articular el conocimiento científico con las políticas públicas en un marco que exige apoyar la toma de decisiones a través de la prospectiva estratégica,

Esto es válido no solo para los países, también instituciones, corporaciones, organizaciones de la sociedad requieren reformular su forma de pensar y conocer para enfrentar este nuevo panorama.

La estrategia para afrontar la incertidumbre actual, requiere entender la complejidad y para ello debe ser necesariamente, multidisciplinaria, pluridimensional, intersistémica y multiescalar.

Comprender el mundo requiere un pensamiento complejo, donde participen científicos (ciencias “duras” y “blandas”), dirigentes políticos, empresariales, sociales, instituciones, organizaciones sociales para pensar alternativas frente a nuevos problemas.

Entendemos que transformar las soluciones reactivas por este nuevo tipo de estrategia, a las puertas de las próximas elecciones, no es posible; seamos conscientes que ninguna autoridad política puede imponerla por sí, nuestra responsabilidad es que se respete el derecho de entre todos construir nuestro futuro.

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