Desde que Mauricio Macri dejó el poder en diciembre de 2019, el oficialismo mendocino se sacó la mochila de tener que dar explicaciones por las medidas adoptadas por un gobierno del que era parte, aunque no tuviera peso en la toma de decisiones. Tal vez por ese relajamiento, no vio venir el martes el impacto en la provincia de la estrategia legislativa nacional de Juntos por el Cambio, donde ahora sí tiene voz y voto.
En el trayecto final de una campaña electoral que lo anticipa victorioso, pasó por alto que la sesión que sus diputados planeaban dejar sin quórum incluía un proyecto sensible para Mendoza: la jubilación anticipada de obreros de viña. Los mismos que faltaron la habían apoyado en la comisión. Así, el plan para demostrar al kirchnerismo su debilidad pos PASO se volvió en contra de sus ejecutores. A veces, los triunfos nublan la visión.
La presencia en el recinto de Claudia Najul y Federico Zamarbide dejó más en evidencia el error de cálculo de Alfredo Cornejo. Al fin de cuentas es el principal candidato de la boleta de Cambia Mendoza y de haber dado el presente no hubiera modificado el resultado: la sesión igual se caía.
La decisión le valió un mal momento a Rodolfo Suárez, que tuvo que dar explicaciones el jueves pasado cuando inauguraba una escuela en Tunuyán y lo abordaron viñateros. Apurado por las circunstancias, el Gobernador aseguró que iba a interceder para asegurar la aprobación del proyecto.
El mismo jueves por la noche, intercambió mensajes de Whatsapp con Mario Negri, jefe del bloque de Juntos por el Cambio y sindicado como el autor intelectual del faltazo. El diputado cordobés le garantizó que en la próxima sesión darán su apoyo.
Algo similar le ocurrió a Cornejo el viernes en San Rafael, cuando llegó con Patricia Bullrich al Centro Andaluz para un acto político. Abordado por un grupo, el diputado se comprometió a que el beneficio será aprobado.
El problema que tiene ahora el oficialismo provincial es que no hay fecha para esa sesión, que depende de una convocatoria del kirchnerismo.
Así, casi sin querer, el Frente de Todos pudo solazarse con la incomodidad de sus rivales y tuvo un respiro después de semanas complejas tras la dura derrota y la posterior crisis política en el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
De hecho, Anabel Fernández Sagasti abandonó el bajo perfil que había adoptado para fustigar a sus rivales. Por primera vez en casi dos años, no era ella quien debían dar explicaciones por un desatino nacional.
Para aprovechar el momento, la senadora kirchnerista apuntó que la ausencia de los opositores en realidad se debió a que se niegan a aprobar la ley de etiquetado de productos dañinos para la salud, el otro proyecto que se iba a votar. Acusó presión de las empresas que se verían perjudicadas.
Nada mejor que el fantasma de una conspiración con intereses económicos de por medio para atacar a un rival directo. Un viejo recurso de la política, usado de uno y otro lado de la grieta, que suena siempre verosimil.
Suárez, el abanderado
Hace unos días, llegó a manos de la mesa chica radical la primera encuesta luego de las primarias. Y el resultado, dicen, es alentador para ellos: Cambia Mendoza creció dos puntos y el peronismo se mantuvo en el mismo porcentaje. Los que pelean por el tercer lugar, el Partido Verde y el FIT, también subieron levemente, manteniendo el “empate técnico” de hace un mes, pero lejos del umbral para acceder a una banca.
El Gobernador está decidido a ser la cara de la campaña oficialista. Su hiperactividad en las últimas dos semanas lo confirma: una veintena de tuits y una docena de actividades en su agenda oficial dan testimonio del cambio de rol. Hubo anuncios, inauguraciones y reclamos a la Nación.
Suárez se sacó el corset que le habían puesto antes de las PASO, cuando se vio obligado a mantener un perfil extremadamente bajo. Nadie quería correr el riesgo de que la Justicia terminara objetando su candidatura a senador suplente, tal como pedía el frente Vamos Mendocinos.
Con el fallo de la Corte Suprema a su favor, el mandatario salió a jugar. En definitiva, lo que se pone en juego en parte es el apoyo o rechazo a su gestión. En el radicalismo creen que la evaluación va más allá del presente y lo que se plebiscita es el modelo que inició Cornejo en 2015, continúa Suárez desde 2019 y tiene como apoyo territorial clave a los intendentes.
Dentro de la alianza gobernante provincial hoy conviven dos estilos, que tienen relación con lo que ocurre a nivel nacional en Juntos por el Cambio. Dos imágenes de las últimas semanas lo demuestran.
El 23 de setiembre, en Buenos Aires, Suárez se fotografió con Horacio Rodríguez Larreta, referente del Pro. Se sabe que el alcalde porteño quiere ser candidato a presidente y cree que para llegar a la Rosada su discurso debe prescindir de la grieta.
No quiere ganar con el 51%, como Mauricio Macri en 2015, sino garantizarse una base sólida para gobernar. Ese argumento lo hace suyo el gobernador mendocino, que dice siempre priorizar el diálogo. Ambos son “palomas” en la interna de ese frente.
Otra vertiente de la alianza la expresa Patricia Bullrich, que también quiere ser candidata en 2023 y se paseó desde el viernes por Mendoza junto a Cornejo. La presidenta del Pro y su par de la UCR coinciden en el estilo confrontativo y en el eje de sus discursos, no sólo en la crítica al kirchnerismo. Ambos son “halcones”.
Esas diferencias no impiden que Suárez se saque una foto con Bullrich, como el sábado en la Fiesta de la Ganadería, ni que Cornejo mantenga una comunicación fluida con Larreta. De hecho, el jefe de gobierno porteño seguramente vendrá pronto a apoyarlo, como también Martín Lousteau.
Una tercera pata de Cambia Mendoza en el esquema nacional la expresa Omar de Marchi, que juega a diferenciarse y siempre amaga con la ruptura. El diputado es el único que aún responde al ex presidente Macri, con quien se mostró hace dos semanas. Ambos también son halcones, pero aparentemente de otro tipo.
La reconversión peronista
El Frente de Todos empezó tímidamente a mover su maquinaria hace una semana. Hubo recorridas y sobre todo visitas a unidades básicas para intentar contener a los heridos que dejaron las colectoras y los molestos porque no están del todo conformes con el estilo K.
“Hay 200 militantes del Gran Mendoza que no se movieron en las PASO porque no se sienten identificados”, admitió uno de los referentes del PJ. Los militantes de los que habla son punteros que no trabajaron.
La encuesta radical que los muestra estables fue tomada como una buena noticia: “Al menos no caímos después de la crisis de gabinete”, se conformaron.
El sábado, en su paso por Junín, Fernández Sagasti usó una palabra que se verá reflejada mucho en los spots que se empezarán a ver esta semana: empatía. Ya no serán los “buenos acuerdos” con la Nación el eje, sino los problemas cotidianos que afectan a los mendocinos. “Somos la oposición al Gobierno provincial y lo vamos a demostrar en la campaña”, advierten.
La candidata a senadora no fue a la Fiesta de la Ganadería molesta por el trato: la invitación fue a través de un mensaje de Whatsapp. A Adolfo Bermejo, candidato a diputado nacional en primer término, ni lo invitaron. “Es una fiesta radical, si asistíamos en bloque no iba a haber buen clima. Invitan a Bullrich y no al ministro de Agricultura (Julián Domínguez)”, recriminó un dirigente del Gran Mendoza.
Por eso optaron por mandar a un pequeño grupo en representación del Frente de Todos: Lucas Ilardo, Patricia Fadel, Germán Gómez y Jorge Tanús. La infantería peronista, casi una fuerza de choque. Y cumplieron su cometido: desde Alvear, Ilardo salió a fustigar la foto de Cornejo revolviendo la mega paella radical que se hizo allí el viernes a la noche. No es tiempo de ostentar lo que a muchos les falta.
*Se puede seguir al autor en Twitter @marcelozentil