El 10 de julio de 2024 el Perú y Argentina conmemoraron 202 años del establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales. Estas destacan por su fluidez y buen nivel: el Perú y Argentina mantienen una Asociación Estratégica que abarca diversos ámbitos de relacionamiento como la coordinación y cooperación en temas de seguridad y defensa, en la lucha contra el uso indebido y tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, mecanismos de consulta en temas multilaterales y comisiones mixtas de cooperación técnica, científica y tecnológica y en temas de cultura y educación, entre otros.
Los vínculos entre ambos pueblos se ven fortalecidos por la presencia de 350.000 compatriotas peruanos en Argentina y de más de 30.000 argentinos en el Perú. Destaca en particular el aporte de aquellos connacionales que han hecho de Cuyo su hogar (estimados en más de 30.000) y que constituyen nuestros mejores representantes de la vocación emprendedora, diversidad cultural y riqueza gastronómica que distingue al país. Asimismo, el pueblo argentino valora altamente el histórico e invariable apoyo del Perú a los legítimos derechos de soberanía que le asisten a Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, en las diferentes instancias en las que el tema es abordado, recordando especialmente el valioso apoyo brindado en 1982.
Los lazos históricos entre ambos países son aún más profundos y representan un nexo inquebrantable de unión. El 8 de septiembre de 1820, luego del épico cruce de los Andes y de librar batallas heroicas en su patria argentina y en suelos chilenos, el General Don José de San Martín y la expedición libertadora que lideró compuesta por tropas peruanas, rioplatenses y chilenas, desembarcaron en la bahía de Paracas para luego tomar posición en la ciudad de Pisco, a unos 250 kilómetros al sur de Lima. Antes de emprender la marcha, el Libertador le recordó a sus tropas que el propósito de este emprendimiento no era uno de conquista sino de lograr la libertad de un pueblo hermano y amigo. Luego de una compleja sucesión de enfrentamientos bélicos, entre finales de junio e inicios de julio de 2021 el Virrey José de la Serna y el ejército realista se reposicionaron fuera de Lima. Tras la firma del Acta de Independencia por los notables de la ciudad, el 28 de julio de 1821, desde la Plaza Mayor de Lima, el Libertador proclamó la Independencia del Perú.
El valor simbólico de estos acontecimientos históricos trasciende su relevancia estratégica. La llegada del Ejército Libertador dio inicio a una nueva etapa en la gesta de la independencia del Perú, último y mayor bastión virreinal en el continente de la restaurada monarquía borbónica. Despertó pasiones independistas en una nación de grandes próceres rebeldes como José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II; pero que permanecía aún afectada por profundas complejidades sociales y económicas. De esta manera, patriotas y republicanos peruanos sumarían sus filas al ejército unido en la gran conflagración continental librada en nombre del anhelado orden liberal americano, en contraposición al absolutismo monárquico del viejo mundo.
El legado de la lucha conjunta de las tropas continentales, a las que se adhirieron soldados de la Gran Colombia tras la entrevista de San Martín y Bolívar en Guayaquil, constituye un hito histórico que sobrepasa en dimensión a toda vinculación de otra índole. Le seguirían años marcados por un conflicto complejo librado en las serranías y que no vería su fin hasta los triunfos del Ejército Unido Libertador en las batallas de Junín (6 de agosto de 1824) y Ayacucho (9 de diciembre de 1824), cuyos bicentenarios conmemoraremos este año.
El fin del dominio español daría paso al complejo proceso de construcción de las repúblicas sudamericanas pero las semillas de hermandad sembradas entre nuestros pueblos en la epopeya de la emancipación nos permiten seguir cosechando estos estrechos lazos de unión en nuestras relaciones contemporáneas.
* El autor es Cónsul General del Perú en Mendoza, San Juan y San Luis.