Las declaraciones de la recién asumida ministra de Economía de la Nación en el sentido que existe una colisión de derechos entre los viajes al exterior y la generación de empleo no dejan de sorprenderme por la liviandad de las mismas.
Según sus dichos los viajes al exterior de personas que se lo han ganado legítimamente perjudica la generación de empleos por cuanto los dólares de los viajeros al no retornar a nuestro país afecta las reservas de la Nación, impidiendo la generación de empleo.
Al respecto, sobre estas opiniones expreso:
1) La flamante ministra comenzó su gestión pretendiendo hacer declaraciones grandilocuentes a las que siempre nos han tenido acostumbrados los que han pasado por dicha cartera. “El que apuesta al dólar pierde” decía Sigault en las postrimerías de la dictadura militar; “Tenemos que tener un dólar recontra alto”, dijo Di Tella en la época menemista, por citar algunos ejemplos.
2) Entiendo que en lugar de estas declaraciones, la señora ministra debe hacer un diagnóstico y pronóstico de la grave situación socio-económica que afecta a la casi totalidad de la sociedad argentina;
3) Los viajes al exterior se encuentran protegidos por el art. 14 de la Constitución Nacional en cuanto todos los habitantes son libres de circular dentro y fuera del país.
4) Más preocupante, en cambio, son los frecuentes viajes al exterior de funcionarios del Poder Ejecutivo, legisladores sean nacionales, provinciales e incluso municipales en primera clase de las líneas aéreas y en hoteles de cinco estrellas, y lo más grave en la mayoría de los casos, sin causa justificada.
La señora ministra debe enviar un proyecto de ley al Congreso para suprimir parcialmente los viajes al exterior, salvo causales muy justificadas de gobierno. En iguales circunstancias las Legislaturas provinciales deben realizar lo mismo;
5) Fundamento tal opinión que la Nación tiene en la mayoría de los Estados extranjeros, embajadores y cónsules que suplen perfectamente a los aspirantes a conocer la Torre Eiffel; el Coliseo romano o el Alcázar de Toledo; o ampliar su conocimiento del mundo, todo pagado por los sufridos contribuyentes;
6) El presidente Arturo Illia jamás viajó al exterior. En cambio, en dos años y medio de ejemplar y progresista gestión recorrió palmo a palmo la geografía argentina. Los tiempos no cambian. Los que cambian son las personas que nos gobiernan y que sus viajes frecuentes fuera del país es una de las causas del excesivo gasto público que hoy padecemos todos los argentinos.
Por todo ello, las juveniles expresiones de la ministra ya son una anécdota. Lo que debe preocuparse es solucionar la delicada situación, mediante el Consejo Económico-Social donde se encuentren el gobierno y la oposición, los sindicatos, las entidades empresarias y las universidades para lograr coincidencias mínimas y de este modo paliar las estadísticas de vergüenza que hoy tiene nuestro país y que no nació para estas tristes situaciones. Nació para cosas superiores, pero que en los planos inclinados de los actuales funcionarios se prioriza el bienestar personal, en detrimento de la mayoría de los habitantes que sufren las consecuencias de erráticas políticas socio-económicas.