La estrategia de Lula para encauzar la crisis venezolana no está logrando resultados. El presidente brasileño sufrió una derrota cuando tanto Nicolás Maduro como la líder opositora Corina Machado, rechazaron en forma terminante -pese a su antagonismo- la propuesta de realizar nuevas elecciones para superar la crisis abierta por la realizada el 28 de julio. La propuesta también incluía la formación de un gobierno de coalición y que fueran presentadas las actas de los comicios cuestionados.
Pero el viernes 16 de agosto el presidente mexicano Andrés López Obrador, en una de sus conferencias de prensa “mañaneras”, pidió esperar la decisión de la Justicia venezolana sobre la reelección de Maduro, que ha sido reconocida por el Consejo Nacional Electoral venezolano. Fundó su posición en el respeto de la autodeterminación y la no injerencia en los asuntos internos de otros países que rigen la histórica política exterior mexicana, que es denominada “Doctrina Estrada” y que lleva casi un siglo vigente.
Fuentes del Palacio del Planalto en la capital brasileña habían informado sobre una inminente comunicación telefónica entre Lula, López Obrador y el presidente colombiano Gustavo Petro, de la que surgiría un borrador a ser presentado al gobierno venezolano. Se mencionó incluso la posibilidad de una reunión a distancia entre los tres presidentes. Se trataría de la segunda reunión telefónica de los tres presidentes mencionados, iniciada el 1° de agosto, cuatro días después de los cuestionados comicios venezolanos.
El rechazo mexicano dejó la propuesta de Lula solamente con el apoyo de Petro y ésta perdió fuerza. Probablemente la próxima presidente mexicana, Claudia Sheimbaum, mantendrá la posición de López Obrador. Lula y Petro conversaron entre ellos el 14 de agosto, sin que se emitiera posteriormente ningún comunicado oficial. Al mismo tiempo el presidente brasileño calificó al gobierno bolivariano de “desagradable y autoritario, aunque no sea una dictadura”, tomando distancia del mismo.
Cabe señalar que faltan menos de dos meses para los comicios en miles de alcaldías brasileñas, la principal de las cuales es la de San Pablo por su población. La situación no facilita la campaña de Lula. Detrás de estas elecciones de medio mandato ha reaparecido la pugna entre el presidente en ejercicio y el ex presidente y líder de la derecha radical brasileña, Jair Bolsonaro, la figura más importante de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que se ha embanderado enfáticamente con la oposición venezolana y volvió a hacerlo en la reunión de la agrupación que tuvo lugar en México. El candidato bolsonarista a la intendencia de San Pablo, Ricardo Nunes, acusó a su adversario, Guilherme Boulos, respaldado por Lula, de ser un “émulo del dictador Maduro”. Según Nunes, su rival, por su condición de “Lulista-chavista”, hará una “pésima intendencia”, amenazando además a “la libertad y la propiedad de los vecinos”.
Por su parte, la oposición venezolana el 17 de agosto realizó una protesta a nivel global contra la dictadura de Maduro. Los opositores venezolanos -cada vez con más exiliados-, se manifestaron en trescientas ciudades por lo que consideran el fraude cometido en la última elección. Maduro intentó replicar dentro del país y a través del canal de televisión estatal VTV, con los actos realizados en la mayoría de las regiones del país donde se portaban símbolos del oficialismo, como las imágenes de Maduro y Chávez.
Manifestantes oficialistas conduciendo motos amenazaron a los opositores. Maduro, en su discurso, pidió un “gran debate” sobre las líneas principales de acción de gobierno rumbo al 2031, cuando finalizaría su eventual y controvertido nuevo mandato.
En el acto opositor realizado en Caracas, que se replicó simultáneamente en distintas capitales del mundo, tras dos semanas de no aparecer en público y manteniendo por razones de seguridad un paradero incierto, reapareció Machado. En su “camión de campaña” -el que fue secuestrado por la policía tras el acto- fue ovacionada por decenas de miles de manifestantes que respaldaron el llamado a continuar la protesta. Ella estuvo acompañada por varios dirigentes importantes, como Delsa Solórzano, Biagio Pilieri y César Pérez Vivas.
Fuera de Venezuela, la manifestación más multitudinaria tuvo lugar en Madrid, donde aproximadamente veinte mil manifestantes se concentraron en la Puerta del Sol. La manifestación se extendió a otras treinta ciudades españolas. En Buenos Aires la manifestación reunió a miles de personas en el parque de Palermo. También hubo manifestaciones del mismo tipo en Ciudad de México y Bogotá, y también en Roma, Londres y Bruselas, donde miles de manifestantes protestaron contra el fraude de Maduro.
Pero la crisis continúa y no se resuelve. El Máximo Tribunal de Justicia venezolano, con el voto unánime de sus integrantes, declaró que la elección del 28 de julio es válida y en consecuencia Maduro será el presidente el próximo periodo. La reacción generalizada en Occidente fue adversa. Pero la experiencia muestra que ello no es decisivo para resolver la crisis venezolana.
* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.