Dentro de pocos años se cumplirán dos siglos de ejercicio efectivo de soberanía británica sobre las Islas Malvinas excepto los dos meses y medio de abril, mayo y junio de 1982, cuando las tropas argentinas ocuparon el archipiélago. Es posible que una mañana durante el breve período que resta para ese bicentenario, los argentinos nos despertemos alarmado, sorprendidos e indignados porque los medios orales y escritos de todo el mundo informan que “la Corona británica ha anunciado oficialmente que acaba de conceder la independencia de las Falklands Islands” de manera similar a lo que ya ha hecho con pequeñísimas islas angloparlantes del Caribe. De ocurrir algo así, seguramente de los 54 países que integran la Comunidad Británica de Naciones entre ellos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, y Singapur, la mayoría reconocerá a la nueva Nación. Otros países colonialistas además del Reino Unido como Francia, Holanda, Dinamarca y EEUU, que tienen similares situaciones a nuestras Malvinas, seguramente apoyarían tarde o temprano “la independencia” de nuestras Islas Malvinas. Ello ocurriría cuando concertadamente con la Corona, las autoridades de la Asamblea Legislativa malvinense declaren su “independencia” del Reino Unido sin perder su condición de miembros de la Comunidad británica. No hay duda que la mayoría de los países latinoamericanos, no reconocerían “a la nueva nación”, pero a mi juicio en esas circunstancias, el proceso independentista de nuestras Malvinas sería irreversible.
Un influyente empresario rural isleño, que exporta lana al Reino Unido y que ha sido reelegido varias veces legislador, Ian Jansen, ha recorrido en años recientes numerosos países del Caribe anglófono efectuando conferencias académicas en la Universidad del Caribe, destacando que los kelpers siguen con mucho interés los procesos de “independencia concertada” del Reino Unido. Otros kelpers de notoria ascendencia entre los isleños, como Tim Miller (supermercadista), Jan Cheek (legisladora), Nancy Jennings (empresaria, chilena de nacimiento), Mike Summers (principal accionista de la pesquera Falkland Islands Development Company (FIDC), Hamish Wylie, Andrea Clausen y Steve Den de la citada pesquera y Margaret Williams (Operadora Turística), efectúan viajes a diversos países con similares objetivos a los de Jansen incluyendo además permanentes visitas a Londres para entrevistarse con las autoridades coloniales de turno incluyendo al primer ministro, a la monarca británica, al periodismo y ámbitos académicos.
Una negociación diplomática seria y profesional recorre necesariamente tres instancias. Ciertamente insumen mucho tiempo, a veces años. 1) Acercamiento, 2) Diálogo y 3) Negociación. Es imprescindible incorporar a la mesa negociadora a todos los involucrados, en este caso al Reino Unido, Argentina y a los isleños. Quizá incluir también a dos países neutrales, sin voz ni voto, que actúen como garantes de paz.
En las últimas seis décadas la reina Isabel II ha “concedido graciosamente” la independencia a territorios que caben varias veces en la provincia de Tucumán, por ejemplo San Cristóbal y Nieves: 84 veces, San Vicente Granadinas: 58 veces, Santa Lucía: 37 veces entre otras. Independencias concedidas de manera concertada con las autoridades locales de sus colonias.
No es agrediendo de palabra a los isleños que se avanza hacia un acuerdo. Hace falta iniciativa, imaginación, creatividad, mucha paciencia, diplomacia profesional y tiempo para lograr el clima ideal que permita recrear la confianza mutua. Sólo así, Argentina podría llegar a un acuerdo con aprobación legislativa, realista y satisfactorio resguardando sus intereses, cuyos beneficios favorecerían a nuestros nietos y bisnietos. Desde 1982 todos los gobiernos argentinos fracasaron en sus estrategias diplomáticas. Después de 38 años los nulos resultados concretos obtenidos lo demuestran. Comencemos entonces con el primer paso: inauguremos una “Casa Argentina” en las Malvinas para poder “acercarnos y dialogar”. Una oficina argentina en las islas tendría el mismo valor jurídico que la existente en Taipei, Taiwán que promueve negocios, no obstante que no reconocemos a esa isla como nación independiente.
Es un deber honrar a nuestros valientes soldados argentinos impedir que el actual “status quo” de las Islas Malvinas, que es el mismo desde la finalización de la guerra de 1982, siga prolongándose indefinidamente porque un eventual desenlace similar al de las ex colonias caribeñas citadas sería gravísimo. Ellos dieron su vida o sufrieron lesiones gravísimas de las que jamás se podrán reponer. Seguramente nadie asumiría responsabilidad política de semejante fracaso diplomático. Juzgará entonces la Historia.
*El autor es Ex ministro plenipotenciario.