La génesis de nuestra nacionalidad, alumbrada por los acontecimientos y la vida de las personas que protagonizaron aquellos inicios, encuentra en este mes de junio de 2021 el bicentenario del fallecimiento de Martín Miguel de Güemes, quien fuera General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú, Gobernador de la Provincia de Salta y llevara adelante, en conjunto con los gauchos y el pueblo Salteño, Jujeño y Tarijeño (Hoy Bolivia), el desarrollo integral del plan continental que permitió al Padre de la Patria concretar la campaña libertadora.
Más allá de los libros y documentos que reflejan la historia de un país e incluso más allá de los historiadores y la transmisión de esos conocimientos, la cultura popular se forma y se nutre de distintas expresiones y tal vez, una de las más auténticas, la constituyen los poemas más precisamente cuando estos se conjugan armoniosamente con la música y llegan a todos los hogares y a todas las mujeres y hombres conformando el saber popular. Así y a modo de certera síntesis, refleja la figura del héroe salteño y nacional uno de los versos de la Zamba del Gaucho Guerrero: “En tiempos en que la patria necesitaba valientes el gaucho Martín se puso a pelear entrevera’o con su gente.”
De sus orígenes resulta necesario destacar que su padre, Gabriel de Güemes y Montero, era español y había nacido en el siglo XVIII en la Región de Cantabria más precisamente en la recientemente creada provincia de Santander. Gabriel de Güemes, fue funcionario de la corona española y designado por Carlos III con el empleo de Tesorero oficial real de las cajas de Salta cuando formaba parte de la intendencia de Salta del Tucumán, allí se casó con una mujer criolla, la joven jujeña María Magdalena Goyechea. Los Güemes Goyechea tuvieron 8 hijos siendo el segundo de ellos Martín Miguel que nació en la ciudad de Salta en el año 1875.
Bien podría sostenerse que en la génesis misma de la historia de nuestra nación existieron hombres y mujeres dotados de fervor, ideales y valor, cuya máxima virtud fue la entrega al servicio de la patria naciente de todo su ser, sus bienes y hasta lo más preciado: su vida misma. Sin lugar a dudas Güemes fue uno de ellos, pero además fue un hombre público y resulta justo decirlo que fue amado por sus gauchos y el pueblo norteño pero también objeto de odio en otros connacionales producto de sus decisiones duras y extremas.
Un punto importante que me parece necesario destacar en el modo en que Güemes lideró la guerra gaucha fue la participación y entrega hacia la causa de la independencia de más de 5000 gauchos salteños, jujeños y tarijeños que conformaron su ejército, y que fueran bautizados en 12 de Septiembre de 1815 por un bando dictado de puño y letra en su carácter de gobernador como “División infernal de gauchos de línea”.
Debido a que los infernales de Güemes frustraban todo intento de invasión española por el norte y sucesivamente vencían a fuerza de lanzas y ataques sorpresivos a través de la guerra gaucha a las experimentadas tropas reales, en muchas oportunidades los españoles intentaron sobornar al patriota norteño. Así hacia finales del año 1816 el capitán español Pedro Antonio de Olañeta envía una carta a Güemes en la que le refiere que encontrándose con mayores fuerzas las tropas españolas y a los fines de conseguir que el caudillo salteño deponga su actitud y la lucha contra los realistas le ofrecía a modo de soborno protección para él y su familia.
Ante ello y con la firmeza y patriotismo que lo caracterizaba Güemes le respondió: “Diré a Ud. que desde ahora y para siempre renuncio y detesto ese decantado bien que desea proporcionarme. No quiero favores con perjuicio de mi país: éste ha de ser libre a pesar del mundo entero… Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. Con éstos únicamente espero a Ud., a su ejército y a cuantos mande de España”.
Pero no sólo fueron hombres los que conformaron y ayudaron a los infernales de Güemes, sino que fue trascendente y notable para la época la participación de la mujer en la guerra gaucha, tal vez algunos de sus los nombres resulten desconocidos al lector, Juana Moro de López, Candelaria Pacheco de Melo, Macacha Güemes (hermana del prócer), María Petrona Arias, Gertudris Medeiros de Cornejo, Martina Silva de Gurruchaga, todas guiadas por la viva imagen patriota que representaron María Remedios Del Valle la consagrada por Belgrano como la Madre de la Patria y Juana Azurduy y Padilla.
Estas abnegadas patriotas no dudaron a la hora de acompañar a sus esposos e hijos a conformar las fuerzas de Güemes y a combatir entre sus huestes, existen numerosos documentos que dan cuenta de su valor y entrega y asimismo de los vejámenes y torturas que sufrieron durante las siete invasiones realistas a Jujuy y Salta.
Martín Miguel de Güemes al igual que Manuel Belgrano siempre tuvieron especial consideración respecto de la mujer patriota, digno reconocimiento que contrasta con algunas páginas de nuestra historia que ocultaron la participación en los orígenes de nuestra patria de la mujer. Nuevamente el saber popular queda reflejado en los versos de la canción Juana Azurduy: “el español no pasará, con mujeres tendrá que pelear”. Aquellas patriotas junto a los gauchos infernales, con su entrega y sacrificio, escribieron las páginas más gloriosas de la guerra de la independencia.
Cabe preguntarse ¿cómo veían sus contemporáneos a Güemes?. Puede decirse que fue idolatrado y protegido por sus gauchos, como así también reconocido por San Martin, Belgrano y Pueyrredón, pero a la par fue atacado abiertamente por españoles y muchos criollos incluso salteños. La respuesta entonces a esta pregunta puede encontrarse a través de una sentencia preclara del Padre de la Patria Don José de San Martin: “Los hombres juzgan del presente según sus intereses y del pasado según verdadera justicia” (párrafo de la carta del Libertador al General José María Paz, Puerto de Montevideo, 14 de abril de 1829).
Uno de los aspectos que más resalta en la figura de Güemes fue su agitada y corta vida. Sólo vivió 36 años y al igual que todo ser humano, su vida estuvo llena de luces y sombras, aciertos y errores, pero su figura conforma uno de los arquetipos de los fundadores de nuestra nacionalidad, y compartió con la gran mayoría de ellos, el mismo destino, pese a haber nacido en hogares acaudalados, murieron pobres.
A raíz de una emboscada en Salta favorecida por la traición de algunos criollos que brindaron la información y el momento necesario para que los españoles pudieran abatirlo, Martin Miguel de Güemes murió un 17 de Junio de 1821. Un poco más de un mes más tarde, el 28 de julio de 1821, el General José de San Martín proclamaba la independencia del Perú desde un balcón en Lima.
Güemes había cumplido acabadamente con su misión en el plan continental del Libertador.
Al igual que el soldado desconocido de la independencia cuyos restos descansan junto al Libertador General San Martín, Martín Miguel de Güemes, le dio todo a su patria y nada pidió a cambio.