El Poder Judicial transfirió al Archivo General de Mendoza el archivo histórico de la Junta Electoral, conjunto que da cuenta de la vida de los partidos políticos entre 1931 y 1973. A estos documentos se suman otros relativos a indultos, régimen penitenciario, estadísticas de juzgados y expedientes que se conservaban en la ex Bodega Giol.
La serie electoral contiene actas originales y copias de las convenciones partidarias, estatutos, declaraciones de principios, y plataformas electorales según distrito, así como boletas, fajas y registros de afiliados, y fundamentalmente, presentaciones de los apoderados legales que agitaron las aguas en una época de fractura del orden institucional, estado de sitio, comicios fraudulentos y violencia política.
Da inicio a la serie el llamado a elecciones nacionales un 8 de noviembre de 1931. Para entonces, el “demonio” era el lencinismo, que era una fuerza de carácter federal, desligada del radicalismo personalista a nivel nacional. Las actas dan cuenta de los esfuerzos del abogado Aníbal Cabrera por reconstruir la fuerza del radicalismo en momentos de desorientación política. Reunidos los radicales en el Salón Blanco de la ciudad tuvieron su convención realizada bajo la estricta fiscalización de la policía, el plan era que los líderes de las distintas facciones radicales declinaran de toda expectativa a ocupar un cargo directivo y participaran como simples soldados de la reorganización. La idea era cancelar la experiencia pasada para así poder concentrarse en el presente.
En paralelo, la convención lencinista realizaba su reunión refundacional en el Teatro Independencia. Los lencinistas propugnaban reformas institucionales y que se continuaran las obras ya comenzadas, como la estratégica línea ferroviaria a Pie de Palo, en Caucete, San Juan. También reclamaban asistencia del Estado a pequeños agricultores y de la necesidad de un amplio programa de desarrollo y de reforma constitucional que incluía el derecho al sufragio de las mujeres.
El asesinato de Carlos W. Lencinas no había sido esclarecido, el interventor José María Rosa había clausurado los periódicos lencinistas como el diario La Palabra y reimplantado la pena de muerte. Además, el interventor había llevado adelante una persecución judicial contra los máximos dirigentes del radicalismo. Es entonces que el fraude electoral hace su ingreso en la escena, con maniobras de apariencia legal se manipularon los padrones y se rechazó la personería jurídica de la principal agrupación política, la Unión Cívica Radical Lencinista (UCRL).
Los comicios del 2 abril de 1933 se celebraron durante el gobierno de Ricardo Videla. El triunfante Partido Demócrata Nacional (PDN) incluyó referentes del Partido Liberal y la provincia vivió un clima de normalización institucional. Entre las leyes importantes del período están la de enjuiciamiento de magistrados y la reforma electoral.
El lencinismo se debate entre la abstención o jugarse por obtener la mejor chance electoral. Los impulsos separatistas afloran, es expulsado de las filas lencinistas al presidente de la Convención José H. Lencinas, por su excesivo personalismo. Es un sector desorientado que necesita un sostén, lo que sólo puede dárselo una fuerza nacional, apuntado por dos intervenciones nacionales, y al que le han impuesto nuevas reglas de juego.
La Junta Electoral no autorizaría agrupaciones personalistas, pero luego de la expulsión de los hermanos José H. Lencinas y Rafael Néstor Lencinas, sí se autorizó, por vía de los apoderados Alberto Chacón y Virgilio Sguazzini. Los abogados solicitaron la personería partidaria elevando una síntesis de la disputa interna, y si bien primero la Junta rechazó el pedido, luego reconoció la sigla UCRLencinista. La Junta argumentó que no se trataba de personalismo sino de rendir un homenaje a dos políticos ya desaparecidos.
Para los comicios del 4 de marzo de 1934, José H. Lencinas agrupó al lencinismo que luego de varios intentos logra ser reconocido con personería jurídica con el nombre de UCR Federalista cuyo comité central se ubicaba en la casa de la familia Lencinas, en 25 de mayo 756. La campaña se centró en un emblema con forma de corazón conteniendo las siglas, pero fue desautorizado su empleo en la boleta por la Junta a pocos días de las elecciones. La apelación al corazón de Carlos W. Lencinas tenía un sustento fáctico: el corazón de la víctima permanecía como prueba judicial en la averiguación de su homicidio. Un dato fundamental: si las dos facciones radicales lencinistas se hubiesen presentado unidas, hubiesen alcanzado al PDN.
Viene Justo
La revolución de septiembre se va quedando sin sustento político y ningún agrupamiento tenía respaldo electoral suficiente para imponer una fórmula presidencial, por lo que surgen conversaciones entre radicales antipersonalistas y el PDN. La síntesis es la candidatura de Agustín P. Justo. Tras dos comicios fraudulentos se convoca a las elecciones del 1 de marzo de 1936, a nivel nacional triunfa Justo y en Mendoza el Partido Demócrata Nacional que había tejido lazos con la UCR Antipersonalista. No se aceptó la participación del Partido Comunista al estar prohibidas las ideas comunistas en la provincia.
El lencinismo nuevamente se debate entre ir por la anulación de las elecciones o, tejer acuerdos y jugarlas. Rafael N. Lencinas mociona pedir a Justo la intervención de la provincia con una estrategia electoral, que no es aceptada y termina siendo expulsado de las filas de la UCR Federalista. Por entonces tiene lugar uno de los discursos políticos más notables de la época que es el que pronunció Alejandro Mathus Hoyos en la Cámara de Diputados sobre “La restauración oligárquica de 1930″.
Con motivo de la visita de Justo a Mendoza, el gobernador decretó el indulto a Vicente López Lapido, dirigente lencinista que permanecía en prisión desde 1931. La solicitud de indulto fue avalada por muchísimos ciudadanos de General Alvear, por el periodismo local y nacional y por casi todo el arco político. Este indulto significó el reconocimiento del error judicial, producto de la animosidad política y de la “pérdida de templanza” en los hombres que habían llegado al poder con el golpe de Uriburu.
Un último dato curioso: Justo estrenó el ramal y la llegada a la estación Punta de Rieles desde el Pie de Palo, obra de Ferrocarriles del Estado que comunicaba varias comunidades de Lavalle y que los lencinistas consideraban estratégica para la soberanía nacional.
* La autora es licenciada en Comunicación Social.