Mendoza, una provincia donde los malos la pagan

La compra de una estancia en nuestra provincia fue clave para desentramar la llamada “ruta del dinero K”, que concluyó esta semana con las condenas de Báez y sus secuaces.

Mendoza, una provincia donde los malos la pagan

La compra de una estancia en Mendoza por parte de Leonardo Fariña como testaferro de Lázaro Báez fue la punta del iceberg de todo el escándalo que se desencadenó hasta llegar a la condena del empresario K y toda su banda de secuaces incluyendo a sus hijos.

Las declaraciones desde Mendoza de Laura Muñoz, ex esposa de Alejandro Vandenbroele denunciando la red mafiosa organizada por Amado Boudou y su armada Brancaleone de tránsfugas marplatenses para quedarse con la maquinita de fabricar billetes, fue el hilo de la madeja que llevó hasta la condena del exvicepresidente y sus compañeros de delito.

Ambos delincuentes, Lázaro Báez y Amado Boudou, lo son no porque lo digamos nosotros, sino porque la justicia así lo estableció con condenas firmes en los dos casos.

Puede ser una casualidad, pero hay quienes creen que Mendoza es un sitio ideal para desnudar negociados porque la propia naturaleza institucional, política y cultural de la provincia es poco propensa a que en su medio geográfico y social se desarrollen delitos que en otros lados pasan como más desapercibidos.

Caso Leonardo Fariña.
Terrenos sobre la Ruta 94, cerca del kilometro 30, en la zona de Los Chacayes atribuidos al empresario Fariña.
Caso Leonardo Fariña. Terrenos sobre la Ruta 94, cerca del kilometro 30, en la zona de Los Chacayes atribuidos al empresario Fariña.

Cuando ocurrió el affaire de la plata dulce durante la dictadura militar aun estando en la conducción Videla y Martínez de Hoz, muchas empresas que especularon con la deuda externa pudieron zafar incluso de pagar sus compromisos, pero otras, en particular la de Greco en Mendoza cayó sepultada porque se descubrió cabalmente el modo en que triangulaba las deudas entre sus empresas. Todos fueron presos. Y eso que estamos hablando de tiempos de un gobierno golpista.

Mucho tiempo después, otro “conquistador” pretendió enamorar a Mendoza para luego estafarla. El legendario Raúl Moneta, ya con un imperio financiero y mediático nacional, intentó desde nuestra provincia constituir un nuevo centro de poder al servicio del menemismo y de sí mismo. Y fue desde Mendoza donde se destruyó ese imperio. Nada de lo que intentó, ni financiera ni mediáticamente pudo prender en la cultura de nuestra provincia. Quebró todo lo que tocó y anduvo seis meses huyendo de la justicia.

Dejamos a los lectores que agreguen más ejemplos porque son muchos y todos obedecen a una constante: las grandes concentraciones provinciales o nacionales que intentan aprovecharse de Mendoza para desde aquí hallar una base de sustentación de sus negocios, se encuentran con una estructura institucional no perfecta pero sí lo suficientemente transparente como para que todos sus desaguisados queden al desnudo al poco tiempo.

Además, culturalmente, Mendoza no simpatiza con la concentración económica en sí misma. Acá cuesta mucho crear grandes emprendimientos, salvo mediante la integración de componentes más pequeños, y aun así es muy difícil. Eso a veces es un obstáculo para adaptarse a la globalización pero también es el indicador de un determinado tipo de democracia económica a la que hay que respetar para realizar emprendimientos en la provincia. Y los que vienen como avasallando son los primeros que terminan destrozados por ese modo de ser.

En fin, les avisamos a todos los delincuentes de mayor o de menor envergadura que cuando vengan a Mendoza tengan mucho cuidado, porque por estos pagos no nos gustan los malos. Acá el que las hace las paga.

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