Carlos Saúl Menem supo tener una relación ambigua pero intensa con la provincia de Mendoza ya desde los años 80 en que formó parte de la dirigencia renovadora peronista, esa nueva generación que al calor del clima democrático alfonsinista venía a reformar las viejas prácticas caudillistas del justicialismo.
Pero a diferencia de sus principales referentes, Cafiero, Grosso, De la Sota, o José Bordón desde Mendoza, el riojano fue el más heterodoxo de todos los renovadores. Mientras el resto se dedicaba a intentar construir un peronismo moderno con nuevas caras y nuevos métodos, Menem tomaba en apariencia las mismas banderas pero su práctica de construcción política era la vieja y tradicional, convocando a su alrededor a todos aquellos dirigentes cuestionados por la renovación. Que a la postre le permitirían ganar poco tiempo después la interna que lo impuso como candidato presidencial del peronismo.
En 1987, a través de su gran operador político, Eduardo Bauzá, participó en la pelea por la gobernación mendocina en alianza con Bordón y sus equipos, pero desde un lugar más bien marginal.
En cambio en 1989, cuando se lanzó a la campaña presidencial contra Cafiero, el peronismo mendocino lo acompañó en la elección, habiendo sido muy importante ese apoyo para el ajustado triunfo nacional que logró.
Fue por eso que apenas asumió convocó al entonces gobernador Bordón a que formara parte de su gabinete como ministro de Obras Públicas. Pero no le ofreció el ministerio sino apenas la silla de ministro porque al resto de los integrantes del área quiso ponerlos él, loteando entre sus distintos sectores internos ese superministerio. Por eso y por otros motivos, Bordón no aceptó la propuesta y desde entonces la rivalidad entre ambos fue creciendo cada vez más.
Cuando empezó el tiempo de las privatizaciones, Menem convocó como los arquitectos de las mismas a dos mendocinos tan famosos como cuestionados, a José Luis Manzano y Roberto Dromi, que llegaron a la cima del poder menemista al nivel de Domingo Cavallo. Desde siempre lo acompañó el citado Eduardo Bauzá, y también cumplió tareas como ministro de Trabajo otro mendocino, Rodolfo “Chango” Díaz.
El tema de las regalías petroleras y las privatizaciones llevó a tires y aflojes entre la provincia y el menemismo sobre el monto de las compensaciones que se debían recibir, pero acá económicamente se pudo llegar a un acuerdo razonable. Mientras que políticamente las relaciones seguían tensas.
Todo estalló cuando Menem intentó la reforma de la constitución nacional para hacerse reelegir. Allí su principal opositor fue el entonces senador Bordón, quien también aspiraba a la presidencia. Ello llevó a la ruptura en el peronismo mendocino, donde un sector apoyó a Bordón y otro a Menem, imponiéndose finalmente este último. Desde ese momento el riojano emprendería la conquista de una provincia que hasta ese momento le había sido no enemiga pero sí esquiva.
Fue cuando la influencia de Menem en Mendoza tuvo un capítulo político económico cultural con la llegada a la provincia de un banquero muy pegado al entonces presidente, Raúl Moneta, quien se introdujo con un espectáculo muy grande que quería competir con la Vendimia, llamado “Argentina en Mendoza”, donde gauchos, caballos y vírgenes acercaban la cultura porteña pero al estilo menemista a la vendimia mendocina.
Moneta quiso aprovechar su relación política con el menemismo para convertirse en el hombre fuerte de la provincia de Mendoza, buscando dominar su poder financiero quedándose con los privatizados bancos provinciales y haciendo alianzas para ser el dueño principal de los medios de comunicación mendocinos. Fue una especie de Cristóbal López del menemismo que a la postre fracasó porque Mendoza no soportó ese cúmulo de ambiciones tan poco transparentes y tan excesivas en todo sentido. Podría decirse que fue en Mendoza donde su imperio nacional comenzó a desplomarse a medida que el menemismo iniciaba su ocaso.
El gobernador Arturo Lafalla combatió contra Moneta y tuvo con Menem una actitud distante, con lo cual el riojano poco a poco perdía protagonismo en la provincia donde supo tener gran influencia, tanto por los que los enfrentaron y por los que lo apoyaron, como por los avances que sobre ella intentó.