Al norte de Europa, fronterizos con Rusia, hay 3 pequeñas repúblicas denominadas Estados Bálticos: Lituania, Estonia y Letonia.
Cada uno de estos países, se independizaron de Rusia desde hace más de 20 años. Tienen una especie de héroe nacional, que no fue un destacado militar, ni un científico relevante, ni un escritor consagrado.
En el caso de Estonia fue un ajedrecista. Se llamó Paul Keres, que llegó a ser el segundo jugador del mundo.
En el caso de Letonia, un país de casi 3 millones de habitantes y cuya capital es Riga, la figura nacional es un bailarín de ballet. Se llama Mikjail Barishnikov y nació en enero de 1948.
Tenía 26 años y ya mucho prestigio, cuando estando de gira en Canadá y su país sometido al dominio de la Unión Soviética, decidió desertar.
Solicitó la ciudadanía norteamericana y no sólo le fue concedida, sino que lo designaron simultáneamente director del American Ballet Teatre, uno de los 2 más importantes de los Estados Unidos.
Se lo considera a juicio de los críticos entre los tres más grandes bailarines de todos los tiempos, junto a Nijinsky y Nureyev.
Actuó en varias películas. La más conocida se llamó “Sol de Medianoche” y tuvo el rol protagónico.
Estuvo 2 veces en nuestro país actuando. Tenía la primera vez 30 años y regresó diez años después.
Un gran dolor impregnó toda su vida. Tenía 12 años y una relación muy estrecha con su madre.Ella se suicidó, sin que el pudiera saber el motivo y sin dejar siquiera una línea.
El niño chispeante y alegre que era, se volvió por años triste, taciturno y fácilmente irritable.
De muy baja estatura, su éxito con las mujeres es proverbial.
Manifiesta que no cree en los papeles y por ello nunca se casó, aun cuando es padre de 4 hijos.
Su hija mayor nació de su relación con la conocida actriz Jessica Lange.
Contaba el bailarín argentino Julio Bocca, esta anécdota, que reiteraré con sus propias palabras:
-”Mi primer encuentro con Mikjail fue en los estudios del American Ballet Theatre. Luego de un viaje de 12 horas desde Buenos Aires llegué hasta el famoso teatro, en Nueva York.
Se abrió una puerta y apareció él (que entonces dirigía el citado instituto). Entonces me dijo:”
-”Buenas tardes. Cambiate y vamos a una clase”.
-”Creo que nunca hice una prueba tan nervioso, sobre todo porque venía de mi primera operación de rodilla.
Al día siguiente firmé contrato, como primer bailarín de esa compañía, una de las mejores del mundo. Tenía 19 años”.
Y agregaba Julio Bocca:
-”Baryshnikov siempre fue muy callado y tímido. Entre otras anécdotas con él, recuerdo una gala a beneficio del ballet Kirov.
Me pidió que llevara, como si fuera un bolso más, un cuadro, que terminó siendo una valiosísima obra de un pintor español. ¡Suerte que no le pasó nada!.
Además de ser un gran bailarín, con mucha personalidad, creo que Baryshnikov le dio un giro importante al ballet, sobre todo hacia la posibilidad de verlo más como un show y no sólo para pocos”.
Tenía 27 años cuando se mudó a los EE.UU. Son muchos más, los que vivió en este país, que le dio fama, dinero y tranquilidad.
En su paso por Buenos Aires el artista mostró su sencillez y su grandeza. Reflejó con su presencia cuán importante es la disciplina. Y qué alcance tiene una formación de vida en los primeros años.
Se expresó espontáneo y libre de todo divismo.
Y hoy quise traer esta figura mundial de la danza. Ya, con sus 75 años, no baila.
Como el milagro del arte desconoce el tiempo, él actualmente enseña.
Mikjail Barishnikov como todos los grandes del arte derribó fronteras.
Y cierro esta nota con un aforismo referido a su natural modestia y su rechazo a la soberbia.
“Cuando al gran artista la luz lo encandila, se empequeñece”.