Milei en la ONU, pura ideología y nula política exterior

El presidente Milei señaló en la ONU que la Argentina abandonó la neutralidad. Lo que no explicó es en cual guerra hemos abandonado la neutralidad ni sabemos cuales son los zurdos que vamos a combatir.

Milei en la ONU, pura ideología y nula política exterior
El presidente Javier Milei, al exponer por primera vez en la 79° Cumbre de la ONU en Nueva York. (AP / Seth Wenig)

La política exterior de un estado es la más importante de las acciones que debe encarar un gobierno y su objetivo más importante es servir al interés nacional. En los primeros tiempos de nuestro proceso de independencia la prioridad era evitar alianzas que fortalecieran la posibilidad de la monarquía hispana de reconquistar los dominios americanos y el reconocimiento como estado independiente.

Con la unidad nacional lograda luego de Pavón en la presidencia de Mitre su canciller fijó el alcance y los objetivos de la política exterior argentina conocida como doctrina Elizalde: insertar a la Argentina en el mundo y en especial con los países que exportaban tecnologías y capitales como asimismo la promoción de inmigración europea. Había que dotar de infraestructura a un territorio que no podía producir por falta de ella y poblarlo.

La Argentina por origen, creencias, ideas, tradiciones, vínculos familiares, ubicación geográfica es un país occidental. Pero que tiene que estar consciente de las realidades del mundo. Tenemos a la demografía que nos señala que en poco tiempo Europa sólo significara el 6% de la población total del planeta, mientras Asia y África acrecientan su porcentaje, a lo que se agrega el crecimiento de sus economías, en especial China, la India, Indonesia, Vietnam.

La política exterior de un país debería ser lo más cercano a una política de estado que trascienda gobiernos que se renuevan cada cuatro años. Menos que discrecionalmente se exprese en clave de profetas y redentores por un presidente que sigue demostrando un profundo desconocimiento del mundo, ya que nunca se interesó en conocerlo ni en establecer vínculos.

Hay que reconocer que hubo otros ejemplos de sobreactuaciones de dirigentes argentinos que han pretendido dar lecciones a los que han sido exitosos, todavía esta fresca la memoria de Cristina divagando en foros internacionales o el papelón de Néstor Kirchner en la cumbre de Mar del Plata y en Colombia haciendo seguidismo de Hugo Chávez.

En realidad, su discurso en el que vuelve con la tontería que nuestro país hace ciento veinte años va al socialismo, está plagado de los lugares comunes que ciertos sectores de los Estados Unidos han divulgado y con los que han infectado al partido republicano de racismo, aislacionismo, nostalgias de un mundo perdido como los vemos también en Europa y que llevaron por ejemplo al desastre al Reino Unido con el brexit. Esta confusión es fomentada y aprovechada por Putin en sus ataques a Occidente y que incluso ha influido en nuestra región con puebladas como las que soportó Chile en el gobierno de Piñera.

La ONU no es un gobierno mundial, no fija políticas obligatorias para los estados, no es responsable de calamidades diversas que afectan al mundo y sin duda necesita cambios porque no refleja las relaciones de poder actuales, como lo vemos en el Consejo de Seguridad.

El presidente se contradice, por un lado proclama el alineamiento con Occidente pero su discurso coincide con los dichos de los que enfrentan los valores occidentales. Ha coincidido con Nicaragua, Rusia, Iran, Venezuela en el repudio a una agenda liberal que sin obligar a nadie ni lesionar ninguna soberanía territorial plantea objetivos para 2045 con problemas que el señor Milei cree inexistentes como el cambio climático y la necesidad de acelerar la transición energética o la situación de las mujeres en países teocráticos.

Preocupa su desdén hacia los que saben de política internacional como los desplantes sufridos por el embajador en las Naciones Unidas un diplomático respetado de larga trayectoria mientras se rodea de inexpertos, como su embajador en Estados Unidos o sienta a su lado a su hermana, en lo que parece una nueva diarquía como la que gobernó hasta 2010.

En su gira sigue negándose a contestar preguntas del periodismo, en este caso internacional, y de concurrir a foros donde no se limitan a escuchar peroratas, sino que hacen preguntas incisivas como ya sucedió en Berlín.

Parece que no puede salir de un libreto lleno de consignas, slogans, prejuicios y prevenciones. Mientras sigue hablando de zurdos y de lucha contra el comunismo, muestra más tendencias autocráticas y coincidiendo cada vez más con las posiciones de los Kirchner en su concepción del mundo y su relación con el mismo, tal vez con la excepción de la política con Israel.

Ha señalado que la Argentina ha abandonado la neutralidad, lo que no ha explicado es en cual guerra hemos abandonado la neutralidad ni sabemos cuales son los zurdos que vamos a combatir.

Cabe agregar que programas que nos daban relevancia en el orden internacional como nuestro desarrollo nuclear están en suspenso como también la promoción de nuestras industrias culturales que no solo nos dan prestigio sino que también son altamente rentables para nuestra balanza de pagos.

Todo muy confuso, muy contradictorio, muy preocupante.

* El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia y miembro del Instituto Argentino de Historia Militar.

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