Morir a la sombra oscura de Erdogán

Fethullah Gülen fue uno de los críticos a los ataques que ordena Erdogán contra los kurdos en el sur de Turquía y en el norte de Irak y Siria. Eso fue parte del enfrentamiento que lo condenó al exilio. Su muerte el domingo pasado pasó casi desapercibida, sin embargo, fue uno de los hombres más influyentes y poderosos del mundo.

Morir a la sombra oscura de Erdogán
El clérigo turco Fethullah Gulen, recientemente fallecido, feroz crítico del autoritarismo del presidente Erdogán y por eso condenado al exilio por el dictador.

Morir a la sombra de Erdogán. Eso le ocurre a muchos turcos, iraquíes y sirios de la etnia kurda, en las aldeas donde caen las bombas turcas, o en Pensilvania, donde Fethullah Gülen murió en el exilio al que lo condenó el sultánico presidente de Turquía.

Esta semana, noticias provenientes de Oriente Medio empezaban diciendo que bombardeos en aldeas dejaron una docena de muertos, entre ellos dos niños, mientras el gobierno del país atacante hablaba de golpes contra bases terroristas. En el último año, toda información que comenzara de ese modo tenía que ver con Israel y con sus víctimas civiles en Gaza. Pero esta vez no fueron bombas israelíes sino turcas, lanzadas por orden de Recep Erdogán contra poblados de las regiones kurdas de Irak y Siria.

Esta respuesta a un atentado terrorista que dejó cinco muertos en la Industria Aeroespacial de Turquía que se encuentra en Ankara, recordó el silencio global que siempre acompaña las masacres en ciudades y aldeas de población musulmana cuando las producen ejércitos árabes y de estados centroasiáticos. Irán bombardea aldeas donde hay separatistas en Sistán y Baluchistán. Antes, Hafez el Assad bombardeó la ciudad siria de Hama para sofocar una rebelión islamista, y antes el rey Hussein masacró palestinos en los campos de refugiados de Jordania en el “setiembre negro” de 1970, y podrían agregarse muchos ejemplos más de ataques de fuerzas musulmanas como los que hoy realiza Israel en Gaza y Beirut, y también, una vez más, el presidente turco en las aldeas y ciudades kurdas en Irak y Siria.

Fethullah Gülen fue uno de los críticos a los ataques que ordena Erdogán contra los kurdos en el sur de Turquía y en el norte de Irak y Siria. Eso fue parte del enfrentamiento que lo condenó al exilio.

Su muerte el domingo pasado pasó casi desapercibida, sin embargo, fue uno de los hombres más influyentes y poderosos del mundo.

Güllen creó el movimiento Hizmet, que en turco significa servicio y se dedicó a la asistencia social y a los socorros mutuos. A renglón seguido creó una red de escuelas y universidades, así como bancos y hospitales. También logró gravitar sobre la opinión pública turca a través de su poderoso diario Zaman (que significa Tiempo) y fue crítico de los gobiernos ataturkistas, promoviendo el islamismo moderado contra el secularismo corrompido y autoritario en el que había devenido la república creada por Kemal Atatürk en 1923.

Al modo de las antiguas logias masónicas, Güllen creó una red de vínculos para escalar en el poder. Promovía reemplazar el secularismo atatürkista por un islamismo que no creara teocracias sino una democracia conservadora y basada en los valores del Islam.

El instrumento más brillante en su estrategia fueron las escuelas privadas altamente capacitadas para brindar una educación de excelencia, logrando que sus ex alumnos se conviertan en la elite intelectual, empresaria y financiera de Turquía.

El islamismo moderado turco, cuya figura máxima, después del ex primer ministro Necmettin Erbakán, era Fethullah Güllen, y que para describirse ideológicamente se comparaba con los partidos demócratas cristianos de Europa, fue la vía de acercamiento entre Hizmet y el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).

A esa fuerza política la lideraban Abdullá Gül y Recep Erdogán, dos economistas que lograron sus primeros cargos como candidatos del Refah Partisi (Partido del Bienestar) también islamista moderado.

Cuando Erdogán era alcalde de Estambul su gestión recibió el apoyo de Güllen. El por entonces poderoso clérigo apoyó también a Gül en el camino que lo llevó, junto con Erdogán, a la cima del Estado turco.

Pero cuando Erdogán reemplazó a Abdulá Gül en la presidencia, comenzó el proceso de sultanización que lo alejó del ala moderada del AKP y también de Güllen y del Hizmet.

Desde las páginas de Zaman, Gülen comenzó a criticar la deriva hiper-personalista y la ruptura llegó en el 2014, cuando Hizmet denunció casos de corrupción en el gobierno del cual Erdogán era primer ministro.

A partir de entonces, la ira de Erdogán se ensañó contra la gigantesca estructura de bancos, hospitales, escuelas y universidades que se multiplicaron a la sombre del Hizmet.

La mitad de los turcos, incluyendo muchos de los que votan a Erdogán, dudan que sea cierto que Fethullah Güllen estuvo detrás del Ombes Temmuz (quince de julio): el levantamiento militar golpista del año 2016 que Erdogán logró aplastar y tomó como excusa para lanzar una inmensa cacería de brujas contra sus detractores, empezando por Güllen.

Por eso terminó exiliado en Estados Unidos el clérigo que llegó a ser el hombre más poderoso de Turquía y uno de los más influyentes del mundo. Su error fue haber empoderado al líder del AKP que se convirtió en un déspota sultánico y acabó desterrándolo.

* El autor es politólogo y periodista.

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