Mudos en medio de la tormenta

Pasaron tres días desde unas elecciones primarias cuyo resultado nadie previó y ninguna autoridad del Poder Ejecutivo, ni las votadas para ejercer el cargo, ni las que estas eligieron para gestionar, emiten sonido.

Mudos en medio de la tormenta
Alberto Fernández, Cristina Kirchner ni Sergio Massa han hablado sobre la devaluación y la crisis post electoral.

Aún hay lugar para las sorpresas. En un país que parece un eterno deja vú, donde la historia se repite casi invariablemente, estamos ante una novedad: de pronto, todos se volvieron  mudos.

De pronto nadie habla. Pasaron tres días desde unas elecciones primarias cuyo resultado nadie previó (otra sorpresa) y ninguna autoridad del Poder Ejecutivo, ni las votadas para ejercer el cargo, ni las que estas eligieron para gestionar, emiten sonido. No hay declaraciones, ni entrevistas con los medios, ni cadena nacional, ni tuits, mucho menos medidas. Nada.

Mientras la economía del país se sume en una incertidumbre bastante parecida a una anarquía sin precios (o frenéticas remarcaciones, que es lo mismo), con venta por cupos de productos de primera necesidad, con negocios que prefirieron esconder productos (cuando no cerrar para no vender), con exportaciones e importaciones casi cortadas, con la mayor devaluación del peso en casi cuatro años (o sin moneda, digamos), con el dólar blue volando…

Tampoco levantan la voz quienes, en otras circunstancias (o con otros gobiernos), suelen agitarse ante el mínimo movimiento de alguna variable.

Hasta ahora los únicos que han emitido sonido son los artistas, desde el actor norteamericano Alec Baldwin (insólito) hasta nuestros Lali Espósito, Luciana Zalazar y Gonzalo Heredia. Opiniones muy respetables, claro, pero apenas opiniones.

¿El presidente Alberto Fernández? ¿La vicepresidenta Cristina Kirchner?¿El ministro de Economía (candidato) Sergio Massa? Ninguno parece tener algo para decir. Cada uno encerrado en sus propios dilemas o, quizás, en el mismo: ¿Cómo mantener el poder?

Las recientes elecciones PASO dejaron un dato: la frustración y el hartazgo de la sociedad ahora se cuentan en votos. Con seguridad los 7,1 millones que recibió Javier Milei a los que se podría sumar el más de 1,1 millón que votó en blanco. Quizás los más de 15 millones (43%) del padrón que resolvieron no concurrir a las urnas, votar en blanco, anular el voto o ponerlo en alguna de las fuerzas que quedaron en el camino.

Un panorama impensado cuando los argentinos nos ilusionamos con que la democracia terminaría con todos nuestros males. Siquiera podíamos imaginar que, con la acumulación de fracasos y crisis, cuarenta años después nos encontraría preguntándonos si hay alguien en el puesto de comando.

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