Este último tiempo y con el acontecer del empoderamiento de los funcionarios, estamos asistiendo a la conversión sistemática de los municipios en feudos, haciendo de los intendentes, secretarios y acólitos aquella versión de señores feudales, que tanto hemos visto en películas.
Digo esto porque nunca antes la intromisión y el despojo de la propiedad privada con prepotencia y sin justificación, apelando a expropiaciones, decretos, inspecciones, sellados, invocando básicamente el bien común han estado tan a la orden como ahora.
No está bien fundado sino que solo sirve para cumplir los caprichos para sus obras o intereses, que en la mayoría de los casos son gastos y no inversiones.
Mejoran o rehacen calles, plazas, etc., obras colosales, gastos muchas veces inútiles, y complican el tránsito que era fluido, ejemplo, carril Godoy Cruz, avenida San Martín, cruza calles elevados, etc. Quizá con una pequeña inversión se cumplía el objetivo.
Generan demandas contra la Municipalidad, por daños y perjuicios, justificados por cierto, que definitivamente pagaremos los mismos contribuyentes… (deberían hacerse responsables los funcionarios con sus bienes por los errores).
Sacan barreras que usaban los vecinos para protegerse de la inseguridad, por el simple hecho de imponer autoridad, o autoritarismo.
Podría dar muchos más casos en distintos municipios. Los tengo documentados.
Nunca más alejado de los propios contribuyentes estos funcionarios, mediocres por cierto, que también se amparan en los Concejos Deliberantes, que acatan por su propio beneficio.
Hay más injusticias, solo que la gente sumisa ve que nadie los defiende, y ya no reclama, la realidad los ha sobrepasado, al igual que la desesperanza.
No solo ya no hay justicia en la justicia, sino qué hay un descreimiento total en que algo se resuelva justamente.
Creo estamos retornando a la antigüedad, sería el medioevo, pero no es tan bueno, solo falta el derecho de pernada.