Mirar hacia el mar siempre invita a proyectarnos más allá de lo inmediato y de lo que nos resulta cotidiano. A quienes vivimos tierra adentro, a muchos kilómetros de la costa atlántica, nos convoca además a asumir que ese espacio marítimo, desconocido e ignorado, es parte de un territorio que todos los argentinos y argentinas compartimos. En estos tiempos en los que arrecia la crisis política, económica y social no resulta ocioso mirar hacia el mar. Los momentos de crisis suelen estar acompañados de la pérdida de visión estratégica. Por eso, sin perder la atención sobre los problemas de la coyuntura creo que es necesario levantar la mirada para visualizar oportunidades en campos estratégicos como el propuesto en esta nota.
El vicealmirante Segundo Storni, en los albores del siglo XX, afirmó que “El mar será para la Nación, el vehículo y sostén de su fortuna y su gloria”. Storni aportó una mirada geopolítica desde el Atlántico Sur e identificó a los intereses argentinos en el mar, legado que ha sido revalorizado en las últimas décadas a punto tal que en 2003 se estableció por ley al 16 de julio, día de su nacimiento, como “Día de los Intereses Argentinos en el Mar”.
Una semblanza sobre Storni publicada por la Armada Argentina destaca que “A principios del siglo pasado, Storni observó los puntos marítimos estratégicos que se mantienen hasta hoy en plena vigencia: las Islas Malvinas, la Antártida Argentina, el Mar Territorial, las pesquerías y la plataforma continental, enfatizando en el desarrollo de la Defensa Nacional, el Derecho del Mar, la explotación sustentable de los recursos naturales, la industria naval y la Marina Mercante nacional”. Es importante enfatizar la vigencia de esa perspectiva geopolítica que visualiza la existencia de un “trípode estratégico” de la Argentina austral integrado por tres componentes: Malvinas, Antártida y Atlántico Sur. Esta perspectiva fue impulsada fuertemente desde la Iniciativa Pampa Azul.
Debe tenerse en cuenta que no solo la Argentina ha valorado como un área clave al Atlántico Sur. Distintas potencias han puesto especial atención allí al momento de elaborar sus estrategias de influencia global, como es el caso de Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia. Asimismo, Estados Unidos ha definido a China como amenaza principal a su hegemonía y visualiza al Atlántico Sur como uno de los escenarios de su competencia estratégica con la potencia asiática.
Para Argentina, los pasos bioceánicos y las vías marítimas de comunicación tanto comerciales como de tránsito militar, la proyección y proximidad a la Antártida, las riquezas naturales del mar, del lecho y del subsuelo submarino, la enorme riqueza biológica, el turismo y la investigación científica en áreas y ambientes marinos, etc., marcan la relevancia del área. Frente a esta realidad es necesario otorgar alta prioridad a la definición de las políticas marítimas y oceánicas, alinearlas estrictamente con nuestros intereses nacionales y sostener que la soberanía nacional sobre esa parte del territorio argentino no resulta compatible con la presencia colonial ni con la injerencia de ninguna potencia extranjera.
La consistencia y continuidad de las políticas marítimas y oceánicas es fundamental para consolidar nuestra posición soberana y para la plena incorporación del mar argentino al proceso de desarrollo nacional. El Plan Estratégico Territorial (PET) afirma que “El Mar Argentino constituye, sin dudas, en términos de desarrollo, una de las grandes potencialidades del Estado argentino para el transcurso del presente siglo XXI (…) este segundo centenario nos enfrenta a la necesidad de consolidar la soberanía argentina en la región marítima, contemplando tanto los aspectos productivos –la pesca y la explotación de hidrocarburos-, como la protección de los recursos (…)”.
Hablar de Pampa Azul implica dar cuenta de esa rica pampa marítima que puede parangonarse con la pampa continental, poseedoras ambas de riquezas naturales, de producciones primarias y asiento de actividades industriales. En nuestro espacio marítimo se pueden desarrollar esas mismas actividades, con las lógicas y necesarias adaptaciones al hábitat marítimo: aprovechar recursos (pesqueros, hidrocarburíferos, minerales), “cultivar” sus riquezas mediante el aprovechamiento y protección del recurso pesquero y de conservación de la biodiversidad, e industrializar a sus productos.
En materia de investigación, la Iniciativa Pampa Azul ha promovido con resultados tangibles el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación productiva en el Atlántico Sur, aportando al desarrollo de una cultura del mar en la sociedad argentina. La iniciativa ha integrado las capacidades científico-tecnológicas de distintos ministerios y organismos del estado nacional y de provincias atlánticas con el fin de fomentar la explotación sustentable de los recursos marinos y de fortalecer el crecimiento de las industrias vinculadas al mar. Preocupa la parálisis a la que ha sometido el gobierno libertario a esa iniciativa interministerial, a la que parece haber dejado sin efecto junto con la eliminación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que la coordinaba.
Es urgente la necesidad de retomar esta iniciativa en un contexto geopolítico de creciente relevancia del Atlántico Sur y del mar argentino.
* El autor fue secretario de Estado de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.