El abordaje de la Ley Bases y el paquete fiscal hizo que toda la política del país mirara en la semana únicamente hacia el Congreso. Al margen de que ahora hace falta una nueva revisión de la cámara de origen, Diputados, la sola aprobación bicameral, al obtenerse la media sanción del Senado, le dio a esa larguísima sesión una trascendencia especial.
En coincidencia con sus primeros seis meses de gestión la administración de Milei obtuvo la aprobación de su primera ley, que constituye, por otra parte, su real plan de acción, incluyendo las funciones legislativas que le fueron otorgadas.
Horas antes del gran debate, desde las provincias renació el empuje más fuerte al plan de gobierno nacional. A través de un comunicado, los gobernadores que se siguen definiendo como de Juntos por el Cambio (lo muestran con sello y membrete) fueron contundentes en su reclamo: “Cualquier dilación en el trámite legislativo puede afectar no sólo a las finanzas nacionales, sino también a las provinciales”. Consideraron una vez más, con total razón, que la ley Bases aprobada permite “darle las herramientas al gobierno nacional para avanzar con las transformaciones que votó mayoritariamente la sociedad argentina”. “No hay más tiempo que perder. La mayoría de las provincias ha manifestado su apoyo a los instrumentos requeridos por el presidente de la Nación”, remarcaron radicales e integrantes de Pro, incluyendo al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri.
Los jefes provinciales hicieron una lectura política clara: “Necesitamos dar una señal clara a los mercados, al mundo y los argentinos de que nuestro país avanza hacia el equilibrio fiscal, apuesta a la inversión privada y moderniza su sistema laboral”.
Con su enfática manifestación previa al debate en el Senado, los gobernadores ratificaron el respaldo que dieron a la legislación sustancial que necesita el gobierno de Milei y que se viene tramitando desde la asunción del Presidente, con las lógicas y necesarias reformas que se hicieron en estos seis meses.
También es destacable el respaldo inquebrantable a pesar de las distintas situaciones, muchas de ellas de gran tirantez, que se registraron en el primer semestre en cuanto a la relación puntual entre gobernadores y el jefe del Ejecutivo nacional. No es el caso de Mendoza, ya que Cornejo ha sabido mantener un vínculo equilibrado pese a la existencia de diferencias.
Fue otra demostración de la necesidad que tienen los jefes políticos provinciales de respaldarse mutuamente para no quedar aislados entre la frialdad presidencial y la estrategia de quiebre que surge de la mayoría de los gobernadores peronistas, con Axel Kicillof a la cabeza. Esto, a pesar de que un puñado de gobernantes del peronismo no kirchnerista, o no alineado a él, como el tucumano Jaldo, el catamarqueño Jalil y el salteño Sáenz, expresaron públicamente su apoyo a la Nación y el deseo de que los senadores que representan a sus provincias así lo expresaran con sus votos.
Es en este aspecto donde se debe reconocer la experiencia y manejo político de Alfredo Cornejo, que no ha podido ganar un lugar de alta consideración pública en el escenario nacional, hay que reconocerlo, pero que como adicto a la política hace valer su trayectoria a la hora de la necesaria toma de decisiones trascendentes. Muchos atribuyen a su experiencia la oportunidad de aparición del citado comunicado a favor del proyecto del Gobierno.
De todos modos, la eliminación de Ganancias y Bienes Personales del texto del paquete fiscal, que salió del Senado en nueva revisión a Diputados, ya generó, además de una ingrata sorpresa, una cuota alta de preocupación entre los jefes provinciales. Son recursos con los que cuentan las provincias y una de las promesas del nuevo gobierno nacional para contar con el respaldo a la ley Bases. Al respecto, el gobierno de Cornejo ya salió a decir que la picardía senatorial le anticipa a Mendoza una pérdida de 25 mil millones de pesos sólo por la eliminación de Ganancias. Es un monto importante.
A no dudarlo, desde el gobierno nacional, que acusó el impacto por la quita operada en el Senado, seguramente van a recurrir nuevamente a la capacidad operativa de los gobernadores aliados para asegurar que Diputados insista con lo que se aprobó en primera instancia. Deberían quedar los impuestos coparticipables que Milei acepta mantener por una cuestión de equilibrio político, no tanto por convencimiento.
Mientras tanto, en el plano local Cornejo puede mostrar bastante controlados los objetivos inmediatos de su gobierno. En la semana logró que la Legislatura completara la aprobación de la adenda con la Nación por el uso de los recursos originariamente destinados a Portezuelo del Viento, aporte con el que sorprendió en su mensaje del 1 de mayo. Ahora espera el gobierno que el presidente Milei firme, y así formalice, lo previamente acordado por el Gobernador con los ministros Guillermo Francos y Luis Caputo.
La ventaja obtenida en la votación de los senadores provinciales fue considerable y tampoco pasa inadvertido el voto dividido de la oposición, tanto del justicialismo como de La Unión Mendocina. Esto se da mayormente por influencia, en algunos casos, de quienes representan al sur provincial, en donde hay una postura generalizada a favor del uso de los recursos en esa parte de la provincia por haber sido Portezuelo del Viento el destino original de los mismos. Una posición muy discutible, como ya se ha dicho varias veces, entre otras razones porque el resarcimiento de la Nación a Mendoza fue por el efecto adverso para la economía mendocina de la promoción industrial en provincias vecinas, que afectó en general a todas las regiones.
Lo cierto es que ya con respaldo asegurado para reacomodar el destino de los recursos para infraestructura, se consolida la intención del gobierno provincial de asegurar obras que muestren avances y toma de mano de obra. Para ello, como ya se indicó antes, Cornejo se sumó a los gobernadores provinciales que acordaron con la Nación, a través del súper ministro Francos, la reanudación de obras públicas pendientes o inconclusas. En el caso de Mendoza todas muy necesarias.
Queda claro que por el momento no hay motivos para que Cornejo y el resto de los gobernadores que buscan mantener vivo a Juntos por el Cambio den un paso en falso con respecto a la relación con la Nación. Están atados a lo que pueda llevar a cabo la administración del libertario, principalmente porque la casi totalidad de las encuestas sugiere que el respaldo de los argentinos se mantiene inamovible.
Como es lógico suponer, cada mandatario provincial está, a su vez, supeditado en parte a cómo el espacio libertario pueda avanzar en cada uno de los distritos electorales del país, en especial pensando en el armado de las legislativas. En el caso de Cornejo, vale reiterarlo, se sabe que su inquietud pasa por determinar el nivel de perfeccionamiento de sus colaboradores como para armar una lista de diputados nacionales capaz de competir con posibilidades de triunfo.
Con una oposición debilitada, en el caso del peronismo, y desconcertante en cuanto al rumbo que tomará, en el caso de La Unión Mendocina, el radicalismo y los aliados que le quedan en Cambia Mendoza no deberían tener que llegar a pensar en una alianza electoral con el oficialismo nacional para no sufrir sobresaltos. Nada está dicho.
Pero hay algo muy evidente: la gente optó el año pasado por un cambio que no repara tanto en el tipo de políticas a implementar sino en quiénes las llevan a cabo. Así fue como la mayor parte de la ciudadanía encontró en Milei algo diferente a la dirigencia que durante décadas llevó a la Argentina a su actual decadencia. Es la primera vez, como bien dice el Presidente de la Nación, que la mayoría de los argentinos votó sabiendo que se aproximaba un plan de ajuste. Es lo que se debe respetar mientras la gente se sienta identificada y vea luz en el horizonte.