Un compromiso justiciero del Perito Moreno a través de su Libro Viaje a la Patagonia Austral, con los naturales patagónicos. Porque, uno de los sentimientos fundamentales del libro es el de la verdad.
Sobre una realidad patagónica poco conocida cuando se lo publicó (1879), que la describe “con los colores más sombríos”, desacreditada por los malones, raptos y robos.
El “hallazgo” se convierte en el carburante del libro. Lo que pasó es algo que él nunca habría imaginado que iba a suceder: había experimentado en su primer viaje un sentimiento de vergüenza que no se le borró jamás. Había descubierto que, “El indio puro no es el malvado que asola las fronteras, muchas veces impulsado por terceros que se llaman cristianos”, que, “su mayor deseo es aprender todo lo que, compatible con su carácter, puede enseñarle el europeo, si con su familia llega a conseguir algunas comodidades, no vuelve jamás a la vida nómada”.
Creyó ver cómo se abría la rendija de la historia, de la necesidad -¿o el deber?- de penetrar por esa, abrirse paso como única perspectiva de revertir esa imagen errónea de la Patagonia, y evitar la violación de derechos y derramamiento de sangre. De derechos y sangre del indígena inocente.
No obstante, que el fenómeno histórico que narra Moreno en su diario de viaje haya quedado ya en el pasado, a modo de profético aviso, ¡hoy hace la diferencia con el del falsario mapuche que “okupa” tierras en Mascardi y Foyel!
En efecto, el sufrimiento, padecimiento, de las familias abrumadas en el Foyel, cautivas de una comunidad que se dice “mapuche”, provoca horror, compasión y disgusto. Porque el desafío, y no cualquier desafío, en defensa de su seguridad personal y propiedad, ante la actitud complaciente del gobierno nacional, es optar por la resistencia. ¿Y qué otra cosa les queda por hacer? ¿Qué es lo que hace tragedia a la tragedia, pues crea un conflicto en el que los estancieros de hoy (¡ayer colonos!) se enfrenten a usurpadores (¡ayer malones!), que los superan en número y crueldad?
A veces he tenido que oír cómo lo critican al perito Moreno, con una frase que a mí me suena inadecuada: enemigo declarado del “salvaje”. ¡Bah! Quienes lo dicen e ingenuamente repiten, no han leído su diario de “Viaje a la…”.
Creo, y parafraseo a Mario Vargas Llosa, que una obra como esa puede funcionar como un elemento preventivo, cada vez es más necesaria su lectura, debido a lo difícil de diferenciar a las verdades de las mentiras, porque las “fake news” hoy día, pues, tienen una vigencia y muchas veces una difusión que no tienen las verdades.
Permítaseme, por último, señalar que es tan peligroso pensar el futuro de la patria sin tener presente el medio ambiente, la innovación, la igualdad, la sustentabilidad, como lo es también, concebirla demasiado lejos del pasado.
*El autor es Abogado.