En tiempo electoral, Rodolfo Suárez continuó en la semana con la reiteración de un reclamo lógico a la Nación, como es el del bajo porcentaje de recursos que recibe Mendoza con respecto a otras provincias, más la demanda que presentará ante la Justicia Federal por la medida del Banco Central que restringe la compra de dólares de las provincias a valor oficial para hacer frente a compromisos contraídos.
En el primero de los casos, se trata de una postura reiterada del gobierno mendocino, que, de algún modo, considera que lo que existe por parte de la Nación es una suerte de “castigo” a Mendoza por cuestiones estrictamente políticas. Como una discriminación. Son planteos que ya se hacían en tiempos de pandemia, cuando la relación con la Nación era bastante fluida en lo que tenía que ver con la administración de la cuarentena.
En lo referente a los dólares para afrontar deudas contraídas, el malestar es compartido con otros gobiernos provinciales, como el de Córdoba, nada menos, que también se presentará ante la Justicia para protestar y que ya ha señalado, a través del gobernador Schiaretti, que se trata de un liso y llano avasallamiento a las potestades de las provincias. Aunque es imposible no encontrar explicación de la medida, o bien justificar sus argumentos, si se observa la históricamente penosa situación de la Argentina en materia de reservas.
De todos modos, convengamos que mendocinos y cordobeses tienen sus razones para sospechar. Especialmente por el lado de la provincia mediterránea. El peronismo allí gobernante, desde hace décadas a través del eje De la Sota-Schiaretti, se encuentra expectante del intento de un sector de Juntos por el Cambio por incorporarlo a ese conglomerado opositor, básicamente por el arrastre de la figura de Schiaretti. Es una posibilidad que para nada comparten en el ala dura de Pro y, de algún modo, en el radicalismo de nuestra provincia, que está más expectante por el cruce entre macristas y radicales para la conformación de las fórmulas presidenciales.
Justamente, la llegada a nuestra provincia de Patricia Bullrich, una de las exponentes del sector de los llamados halcones de Juntos por el Cambio, aparece como un nuevo paso en el intento de los duros del macrismo por cerrar las puertas de la principal coalición opositora a todo aquel que provenga de otra identificación que no sea la fundacional del espacio. “El aperturista es Horacio (Rodríguez Larreta). Que se vayan con él”, se animan a decir cada día con más insistencia. Recordemos que el jefe de Gobierno porteño también estuvo recientemente en nuestra provincia, pero fundamentalmente lo hizo para cerrar la puerta, al menos por el momento, a su vínculo con Omar De Marchi, que fue su armador electoral en las provincias. Luego el lujanino decidió dar el salto y formar su propia coalición en esta provincia, con lo cual crujió bastante la coalición a nivel nacional.
Difícilmente haya algún tipo de pronunciamiento de la precandidata presidencial Bullrich si es que ya se hubiese decidido por Suárez para completar su fórmula hacia las PASO de agosto. Mendoza se encuentra a una semana de las primarias provinciales y, como ya se ha dejado trascender desde la usina radical local, la prioridad son esas elecciones, en las que la figura excluyente del oficialismo es Alfredo Cornejo. Lo que menos pretenden en el oficialismo provincial es generar algún tipo de confusión en el electorado. Dividamos los tantos, parecen decir: elecciones nacionales por un lado y provinciales por otro.
Pero que Suárez está incluido en el listado de posibles precandidatos a vice de la ex ministra de Seguridad de Macri no quedan dudas, porque así lo aseguró la propia aspirante presidencial en recientes declaraciones periodísticas. Hay conjeturas, claro que sí: una eventual postulación del radical bonaerense Maxi Abad podría potenciar las posibilidades de Juntos por el Cambio en un territorio clave para las aspiraciones de cualquier sector que pretende gobernar el país.
La visita de Patricia Bullrich también será el marco elegido por dirigentes demócratas frentistas, es decir, lo que no están en sintonía con la conducción del PD, para dar el salto formal hacia las filas de Pro, dejando atrás su militancia demócrata. El adiós a las filas en las que se formaron como dirigentes o militantes. El PD sabe mucho de eso.
Se trata de un sector de los demócratas que siempre apostó en el plano local por la conducción política de Cornejo y Suárez y que no logró imponerse en el ámbito de su partido a los lineamientos fijados por los dirigentes Carlos Balter y Gabriel Llano. Es justo reconocer que las diferencias demócratas primero con Cornejo y ahora con Suárez están bastante en sintonía con los planteos sobre la construcción de poder que provienen de De Marchi y que de algún modo argumentaron su ruptura y la constitución de La Unión Mendocina.
También debe recordarse que actualmente los demócratas son de algún modo parte del nuevo armado hecho por De Marchi a nivel local, mientras que en el plano nacional mantendrían su vínculo con Javier Milei, al que no dudaron en darle cobertura partidaria cuando el libertario aún no tenía personería partidaria en muchos lugares, incluyendo a nuestra provincia.
Por lo tanto, no tenía mucho sentido la permanencia de disidentes en la casa de los demócratas. Además, este nuevo éxodo de alguna manera le permite al Pro local cubrir lugares vacíos que dejó gran parte de la dirigencia que optó por peregrinar hacia el nuevo armado de De Marchi.
