La presencia estratégica de China en la región mostró su relevancia con la denuncia del Pentágono de que tiene una estación de inteligencia en Cuba. Un funcionario no identificado dijo en Washington a un grupo de periodistas que China planea establecer una base para espionaje en la isla, frente a las costas estadounidenses, escalando la presencia iniciada cuatro años atrás. Beijing y La Habana rechazaron la información y la Casa Blanca dijo que era inexacta. Pero ahora, el funcionario mencionado sostuvo que, tras asumir en enero de 2021, fue informado sobre estas actividades, que incluían instalaciones de recolección de inteligencia en Cuba. Oficialmente, el gobierno cubano sostuvo que “continúa la especulación calumniosa, evidentemente promovida por ciertos medios de prensa para causar daño y alarma, sin observar patrones mínimos de comunicación y sin aportar dato o evidencia para respaldar la que difunden”.
El 9 de junio, el vocero de la cancillería china, Wang Wenbin, dijo que “desconocía la situación” antes de criticar la política estadounidense en sobre Cuba. Agregó que “como todos sabemos, difundir rumores y calumnias es una táctica habitual de Estados Unidos, e interferir gratuitamente en los asuntos internos de otros países es su patente”. Cabe señalar que esta controversia tiene lugar en momentos de tensión entre Washington y Beijing en distintos ámbitos: el tecnológico, el comercio bilateral, la posición estadounidense sobre Taiwán y Hong Kong, y el incidente de enero y febrero de 2023 sobre el globo chino que sobrevoló territorio de los Estados Unidos. Una base en Cuba a 150 kilómetros del extremo sur de Florida incrementaría la capacidad china de obtener información, además de los satélites.
Al mismo tiempo, China intensifica su acción diplomática para neutralizar la presencia de Taiwán en la región, que se evidencia en la cantidad de países que lo reconocen como estado independiente. Un ejemplo reciente de ello es la inauguración en Honduras de la embajada china, tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas en marzo, entre Tegucigalpa y Beijing. Cabe señalar que la región del mundo donde Taiwán es más reconocida como país independiente es América Latina y el Caribe. Es así como tienen embajada en Taipei y no en Beijing, Belice, Guatemala, Haití, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas. Es decir, son siete sobre trece países que mantienen embajada en Taiwán y no en China. Los otros son Suazilandia, Islas Marshall, Nauru, Palaos y Tuvalu. A ellos se agrega el Vaticano, que tiene conflictos con China en lo diplomático por la persecución a la minoría católica que existe en la potencia asiática.
Aunque se trata de países de poca envergadura diplomática y poblacional para los cuales el vínculo con Taiwán tiene importancia económica, para la diplomacia china, llevarlos a optar por Beijing es importante. Cabe señalar que la decisión hondureña se adoptó con la llegada al poder de la presidenta Xiomara Castro, que mantiene buenas relaciones con Cuba y Venezuela. Se trata de un limitado éxito diplomático de Beijing, cuando su relación económica con la región alcanza una dimensión que preocupa a Estados Unidos.
La realidad es que China está pasando a ocupar el rol que tenía Rusia hasta la invasión a Ucrania como soporte internacional de los enemigos de Washington en la región. Venezuela, Nicaragua y Cuba ahora tienen a China como soporte económico y un aliado diplomático. En el campo militar no hay presencia de Beijing en ejercicios e intercambios, como sí los había con Moscú. Pero esta sustitución no atempera los temores de Estados Unidos respecto a las injerencias extrarregionales en América Latina. Por el contrario, que sea Beijing y no Moscú el aliado internacional de sus enemigos regionales exacerba las preocupaciones, dado el rol global de China.
La visita que realizó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyden, a la región, se inscribió en la alianza entre Washington y Bruselas para contener la influencia china en América Latina y el Caribe. La funcionaria alemana visitó México, Brasil, Argentina y Chile. Planteó una propuesta de inversiones para la región cercana a los 10.000 millones de dólares. Pero esta cifra parece exigua. Cabe señalar que la central nuclear que la potencia asiática construirá en Argentina, por sí sola tiene un costo de 8.400 millones de dólares. Reactivar el acuerdo Unión Europea-Mercosur fue otro de los objetivos de la visita, pero no se lograron avances sustanciales.
En conclusión: la denuncia del Pentágono de que China tendría una base de inteligencia en Cuba eleva la tensión entre Washington y Beijing en la región; el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Honduras muestra la importancia que tiene para Beijing interrumpir los nexos que mantiene Taiwán con siete países de la región; por último, ha sustituido a Rusia como aliado regional de los enemigos de Estados Unidos y la Unión Europea poco puede hacer para compensar esta influencia.
* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.