La segunda vuelta de la elección presidencial guatemalteca mostró un resultado previsible con el triunfo del candidato “anti sistema” Bernardo Arévalo, con el 58% de los votos. Se presentó como el candidato contra la política tradicional guatemalteca, acusada fuertemente de corrupción -incluso por el gobierno estadounidense- y dominada por el centroderecha. Arévalo, aunque es hijo de un presidente, se plantea como una profunda renovación política, con una ideología de corte socialdemócrata. La candidata derrotada, Sandra Torres, es la viuda de un ex presidente. Inicialmente como una candidata socialdemócrata, terminó siendo de centroderecha con posiciones firmes en materia de seguridad. Por el contrario, la preocupación por el cambio que este triunfo significa no se da sólo en el ámbito político, sino también en el empresario. Este temor se extiende al presidente Alejandro Giammattei, quien permitió el triunfo de Arévalo -el oficialismo había cuestionado judicialmente su candidatura-, presionado por el Departamento de Estado y la OEA. Guatemala es el país de América Central con mayor población y el que tiene el porcentaje de indígenas más alto, aunque ello no se refleje electoralmente. La gobernabilidad del próximo presidente no será fácil, con un sistema político y económico que aunque derrotado, mantendrá el poder por lo menos inicialmente. Cabe señalar que el país integra el llamado “Triángulo Norte” de América Central junto con El Salvador y Honduras, y preocupa a Washington por razones de proximidad.
En la primera vuelta de la elección presidencial ecuatoriana se dio el triunfo previsible de Luisa González y el imprevisto segundo lugar de Daniel Noboa, quienes pasaron a segunda vuelta. La primera representó al ex presidente Rafael Correa de orientación populista, quien gobernó el país casi una década. Condenado judicialmente, se encuentra exiliado en Bélgica, desde donde apoyó la campaña de González, quien obtuvo el 33,3%. El segundo lugar lo obtuvo un joven empresario del sector bananero de cuarenta años, Daniel Noboa, sin antecedentes políticos, aunque su padre se presentó varias veces como candidato a presidente. Puede ser considerado de centroderecha y de ideas económicas neoliberales. Obtuvo el 23,6%, aunque las encuestas le adjudicaban un porcentaje menor y sostenían que no podía llegar a la segunda vuelta. El principal problema en el país es la inseguridad, representada por el crimen organizado y los carteles de la droga. En los últimos tres años, los homicidios se han multiplicado por cuatro. En las cárceles, en lo que va del año han muerto más de cuatrocientos reclusos en los enfrentamientos entre las bandas del crimen organizado, que como en otros países latinoamericanos dominan el sistema penitenciario. Los dos candidatos vinculados al tema de la seguridad quedaron relegados: un empresario y ex integrante de la Legión Extranjera francesa, Jan Topic, identificado con posiciones de derecha y mano dura respecto al crimen, y Christian Zurita, un periodista que tomó la candidatura de su colega Fernando Villavicencio, asesinado durante la campaña. Se presume que los votantes de estos últimos dos candidatos se inclinarían por Noboa. La segunda vuelta se realizará el 15 de octubre, pero se mantiene la situación que llevó a la renuncia al actual presidente Guillermo Lasso: ninguna fuerza tiene mayoría en el Congreso.
Junto con la elección ecuatoriana se realizó un plebiscito sobre la extracción de petróleo en el Parque Nacional Yasuní, reserva de especies naturales en el corazón del Amazonia. La opción por el Sí, contraria a la explotación, ganó por el 59%, mientras que el No obtuvo el 41%. Pero el presidente Lasso ha manifestado que postergará la suspensión, argumentando que en la localidad específica donde se encuentra el yacimiento se impuso el No.
Entre el 22 y 23 de agosto se realizó la XIX Cumbre del Grupo BRICS, que representa a las potencias emergentes y que en alguna medida es visto como una contraparte del G7, que reúne a las economías desarrolladas. En 2023 el PBI de los BRICS -integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- alcanzó el 31% a nivel mundial, mientras que el G7 tiene el 30%. En cuanto a la población mundial, los BRICS representan el 40%. En lo político, sostiene un orden mundial multipolar.
Pero un tema central fue la posibilidad de ampliación del grupo. Más de cuarenta países han manifestado su interés de sumarse a él. De ellos, más de la mitad, veintitrés, han pedido formalmente ser admitidos. De América Latina lo hicieron Argentina, Bolivia, Cuba, Honduras y Venezuela. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, participó en forma virtual, por temor a sufrir una captura internacional por las denuncias de violaciones a los derechos humanos en la guerra de Ucrania, la que podría tener efecto si viajara a Sudáfrica, sede de la Cumbre.
Finalmente, el 26 de agosto se anunció que la Argentina, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos se incorporarán al grupo a partir del 1 de enero de 2024. La presión conjunta de China, India y Brasil quebró la resistencia de Sudáfrica, quien se oponía a esta expansión del grupo.
* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.