La buena relación política de varios meses por el abordaje de la pandemia parece haberse roto definitivamente en la escena nacional. El fuerte manotazo del Gobierno a la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires derivó en el enojo de Rodríguez Larreta, que, fiel a su estilo, se sigue reuniendo con Fernández y Kicillof para intercambiar datos y discutir estrategias de aislamientos o flexibilizaciones, pero nada más que para eso. Ya no hay ni anuncio del Presidente cuando vence una etapa de “cuarentena” y llega otra. En este caso solo la voz de una locutora explicó brevemente cómo sigue la estrategia de acuerdo al avance de la emergencia sanitaria. Además, con su habitual serenidad, el jefe porteño sigue haciendo mención al disgusto que le generó dicha quita y a la esperanza de que la Corte se expida ante el planteo de inconstitucionalidad que presentó.
Pero aquella ruptura no alcanza a Mendoza. Comentábamos la semana pasada que Suárez sólo había tomado nota del choque político que produjo el recorte a Rodríguez Larreta para ayudar a Kicillof a serenar a su policía. El Gobernador estuvo política y sentimentalmente del lado de su colega porteño, pero públicamente su silencio fue prudente. Era lo conveniente desde el punto de vista institucional, en especial porque la intención oficial es seguir sacando cuentas para lograr entendimientos con la Casa Rosada en materia de envíos y deudas. Las necesidades derivadas de la caída económica en este año anormal probablemente continúen.
Además, el nuevo decreto presidencial mantuvo en la misma condición a nuestra provincia. Un buen gesto si se tiene en cuenta que Mendoza está ubicada en estos momentos entre las zonas del país con mayor nivel de contagios. Era lo que esperaban por aquí. Entonces, “todo bien” por ahora con el residente en Olivos.
En ese escenario, y con todas las facultades en sus manos, Suárez tomó la decisión de continuar sin cambios, salvo con las 37 horas previstas para que “nadie se mueva” durante el siempre concurrido Día de la Primavera.
La idea es tener desde esta tarde mucho control en las calles y espacios públicos y turísticos en general. Entienden en el Gobierno que “no es tanto” el tiempo en el cual los mendocinos tendrán que aferrarse otra vez a la llamada Fase 1, como cuando arrancó la cuarentena y todavía no había casos en la provincia. Medio domingo y sólo el lunes, que deberá ser considerado casi como un feriado en Mendoza. Luego seguirá la modalidad de no influir mucho sobre las actividades económicas, algo que siempre buscó dejar a salvo Suárez.
Piden las autoridades esfuerzo y comprensión de la gente para que la llegada de la primavera no tiente demasiado a los jóvenes, fundamentalmente, a realizar juntadas que casi siempre derivan en multiplicación de casos. Fue por ello que también se determinó que los espacios públicos, parques, plazas, etc., debían estar despejados desde ayer, sábado, a primera hora. Por otra parte, con la Fase 1 de mañana hay un gesto gubernamental hacia los integrantes del sistema de salud de la provincia (es el Día de la Sanidad), que vienen soportando toda la presión de la pandemia en hospitales y clínicas desde que el Covid 19 comenzó a descargar su furia en Mendoza. Un día de descanso, aunque más que nada simbólico, porque el trabajo es mucho en este momento.
A diferencia del decreto nacional que prolongó el aislamiento social hasta el 11 de octubre, la medida dispuesta por el gobierno de Mendoza no tiene fecha límite. Desde el martes siguen las disposiciones que rigen hasta hoy a las 16. Dicen los colaboradores de Suárez que éste prefiere seguir con el monitoreo día a día para aprovechar que nuestra provincia no haya vuelto a aislamiento. Se mantiene bajo la modalidad del distanciamiento, lo que les asegura a las autoridades locales la responsabilidad en la administración de las etapas de esta eterna “cuarentena”.
Por eso a partir del martes no habrá cambios en lo que se viene aplicando. Según el Gobierno, tanto el comercio como la industria respetaron los distintos protocolos y prácticamente no hubo quejas provenientes de esos sectores de la economía ni de los consumidores. “Se cuidan, defienden sus intereses, es lógico”, explican los funcionarios a cargo del monitoreo de la situación. Sí habría acuerdo para que algunos departamentos, no del Gran Mendoza, extendieran relativamente los horarios de cierre de comercios, pero siempre con directivas y control de los respectivos intendentes.
En el justicialismo hay quienes consideran que, además de la necesidad de aquietar los ánimos primaverales, también hay en esta decisión “de cierre” por la llegada de la primavera un gesto hacia las autoridades nacionales, que más de una vez sugirieron que nuestra provincia endureciera los permisos en virtud del crecimiento de casos. En el gobierno local, obviamente, tienen otra mirada de la cosa y sostienen, en cambio, que cuando desde la Nación ya no hablan tanto de encierros y apelan a la conciencia de la gente, están acercándose a la modalidad que desde hace ya más de dos meses se viene implementando en Mendoza.
Sosteniendo la reforma
En el Gobierno no cae la expectativa por la reforma constitucional que impulsa; todo lo contrario. Destacan que hay mucho apoyo de diversos sectores de la comunidad al proyecto que fue enviado a la Legislatura. “Es bueno tener una masa crítica alrededor de la política, para que la idea sea entendida y, si es pertinente, mejorada”, sostienen en el Ministerio de Gobierno. Los funcionarios de Suárez no dudan de que la de la reforma será una de las fuertes discusiones de la pos pandemia, si bien no existe un manual que diga cuál es el momento justo para abordar una modificación trascendente de la Constitución, como se plantea en el proyecto.
Con respecto a la respuesta del peronismo, dicen en el oficialismo que esperan una postura concreta a nivel partidario, porque hasta el momento todas las opiniones vertidas fueron a título personal por parte de dirigentes o legisladores. Estiman, no obstante, que la tradicional actitud reformista del PJ contribuirá con el marco para el debate y eventual aprobación de la ley que establezca la necesidad de reforma.
Sólo trascendidos, señalan que en el justicialismo hay una postura favorable al debate de la reforma, pero que existirían matices que se propondrían revisar o debatir. Por ejemplo, por qué no hablar de la posibilidad de reelección del gobernador, dejar de lado la idea de segunda vuelta electoral y exigir los votos de dos tercios de miembros legislativos para aprobar designaciones en cargos que exigen acuerdo parlamentario. Claro, si este último planteo fuese por el caso de la doctora Teresa Day, habría que reclamar lo mismo para que el Senado de la Nación no pueda remover a simple mayoría a jueces que no le convienen al poder de turno.
Se cumplen hoy seis meses de cuarentena en el país. Comenzó con el arranque del otoño, atravesó el invierno y ahora le da la bienvenida a la primavera. Y muy pocos dudan de que el coronavirus no nos acompañe en el cálido verano mendocino. Como hemos señalado más de una vez, un escenario nunca imaginado para un nuevo gobierno.
Tal vez por ello la pandemia y sus efectos siguen siendo prioritarios para la gestión de Suárez. Es lo lógico. Cualquier colapso en el sistema de salud puede echar por tierra con su estrategia de apostar a la cuarentena flexibilizada y a la buena voluntad de la ciudadanía y desdibujar una gestión forzada a surfear en la emergencia.