Sin los estilos confrontativos en general empleados por los mandatarios de Brasil y Estados Unidos, Jair Bolsonaro y Donald Trump, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, tuvo un tono moderado y propositivo al hablar ante la 75 edición de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Siempre son trascendentales estas reuniones internacionales de los Estados miembros y, en esta ocasión, lo fue aún más por el grado de crisis mundial que sufre la humanidad por la extensión y circulación de la pandemia del Covid-19.
“Hoy vivimos una crisis sanitaria de dimensiones planetarias que nos invitan a un nuevo comienzo. El Papa Francisco nos interpela a todos, especialmente a los líderes reunidos en esta ocasión, a pensar en cómo salir mejores y no peores de esta crisis”, señaló el presidente Alberto Fernández.
Siguiendo razonamientos que también ha empleado el Pontífice, Fernández enfatizó en la necesidad de ser arquitectos de una nueva casa.
A todas luces, y con prescindencia de la valoración que se haga de su gobierno, un nivel de retórica más auspicioso que el exhibido por Donald Trump para la misma ocasión.
El habitante principal de la Casa Blanca acentuó más la rivalidad con el gigante asiático al acusar a China de “infectar el mundo” y dejar abiertas las tensiones internacionales, cuando en todos los escenarios lo que más se aguarda, tal vez con una ingenua aceptación de la realidad, es que se puedan superar entre todos los gravísimos problemas que ya sufren las economías y la vida de los pueblos por la crisis sanitaria.
En tanto, el hombre que gobierna el quinto país más grande del mundo, eligió también la vía confrontativa en su alocución, al acusar a la prensa brasileña de politizar el acuerdo sanitario, “diseminando el pánico entre la población”.
Retomando el análisis del discurso ante el foro mundial, nuestro mandatario dejó sentado, y deberá demostrarse en la práctica, que la administración que encabeza afirmará el eje de la solidaridad fuera de las fronteras.
“No es tiempo de globalizar la indiferencia” (…) y sí de tender puentes entre personas, naciones y regiones", remarcó.
En este flanco, se aguarda que la diplomacia encuentre una mejor relación con algunos países de la región, especialmente con Brasil.
En este aspecto, hay que advertir que el mensaje presidencial no contuvo referencia alguna al proceso de integración del Mercosur y su peso político.
El argumento de la salvaguarda de la vida y la atención de los más vulnerables, estuvo presente en el mensaje, no obstante que el reproche opositor era y es no haber empleado la misma energía para avanzar en paralelo con la reactivación económica.
En materia de nuestras reivindicaciones de las Islas Malvinas, no evitó criticar al Reino Unido, acentuando la línea dura que el país mantendrá con la nación europea por ese territorio usurpado.
También instó a luchar contra el terrorismo y exigió que Irán coopere con la Justicia local para esclarecer el atentado a la mutual AMIA.
Tras valorizar el arreglo con los acreedores privados, dejó en claro que las negociaciones con el FMI se concretarán sin poner en riesgo la reactivación de la Argentina.