En el balotaje del 11 de noviembre de 2023 votaron 25.092.104 personas. Milei obtuvo 14.466.472 (55.7%) y Massa 11.516.142 (44.3%).
Una diferencia menor a los 3.000.000 de votos. En términos globales, si 1.500.000 (5.8%) electores hubieran cambiado su voto de Milei a Massa, el ganador hubiera sido Massa.
En otras palabras, 1.500.000 (5.8%) electores decidieron la elección a favor de Milei. O, resolvieron que perdiera Massa.
La pregunta que surge es: “¿Massa teniendo capacidad de persuadir a más de 11 millones de electores, no puedo persuadir a un millón y medio más?”
Si observamos dos provincias que tenían claros antecedentes de “predominar una fuertes oposición al kirchnerismo” en la elección general del 22 de octubre de 2023, como lo son Córdoba (Juntos por el cambio 22.6% + La libertad avanza 33.6% - Total 56.2% contra 13.4% de Unión por la patria) y Mendoza (Juntos por el cambio 25.8% + La libertad avanza 44.4% - Total 70.2% contra 24.0% de Unión por la patria), la ventaja que obtuvo Milei en ambas fue de 1.528.703 votos.
Estas dos provincias, por sus antecedente opositores al kirchnerismo, habrían sido un excelente “espacio de prueba” para una investigación de “diseño experimental” de la campaña de Unión por la patria, tomando como “espacio de control” la elección general del 22 de octubre de 2023.
Si, en las investigaciones, hubiéramos utilizado estas dos provincias como “espacio de prueba” nos habría advertido de los efectos de la campaña de Unión por la patria, sobre los grupos opositores al kirchnerismo.
La campaña de Massa en ningún momento se planteó como una opción al kirchnerismo. De esa manera, advertir sobre el peligro que representaba Milei, no fue suficiente. Su asociación –en la representación de los electores- con el kirchnerismo mantuvo a Milei como preferible.
Se puede decir que todo es fácil el día después. Pero es válido si lo que tratamos es de aprender.
Cuando contamos con colectivos de comportamientos conocidos, el utilizarlos como “espacios de prueba”, aporta datos importantes al planificador de campañas.
Nos queda claro, ahora en el día después, que hay otras alternativas en la investigación, más allá de la intención global de voto y la capacidad predictiva de los resultados.