Se sabe que los referentes de la industria del vino conocen los pasillos del Congreso y que el poder de lobby de la industria es interesante. Por lo que, si las reuniones que están pidiendo y tienen previstas para la semana que viene terminan naufragando, varios ya se apuran a trabajar en conjunto con los legisladores para que las retenciones del 8% vuelvan a cero.
Una estimación del Observatorio Vitivinícola Argentino muestra que “entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023 -últimos 12 meses-, la vitivinicultura argentina exportó vinos (fraccionados, a granel y espumantes), mosto y uvas en fresco y pasas por un total de 918,12 millones de dólares. Por lo que, si en los próximos 12 meses la vitivinicultura tiene que empezar a pagar un 8% de derechos de exportación y mantiene un nivel similar de facturación, es decir dólares que ingresan, por exportaciones que los últimos 12 meses, el impacto estimado para el sector es de 73,45 millones de dólares”.
La situación es apremiante, datos de MRT indican que las principales 10 exportadoras del país, entre enero y noviembre, tienen caídas en promedio del 20% en volumen. Muchos aseguran que por debajo de 40 dólares la caja de 12 botellas (9litros)FOB es muy difícil vender. No somos competitivos.
En la industria sostienen que el combo: devolución, retenciones, falta de acuerdos bilaterales y suba de impuestos va a dejar a febrero de 2024 al sector en una condición peor a la que se encuentra actualmente. Es decir, se suman al reclamo de los industriales que entienden que se están abriendo las fronteras demasiado rápido y los productores argentinos no son competitivos por el esquema de impuestos internos y costos.
La última semana del año terminará siendo clave. Varios están apostando a poder tener una reunión sectorial con Fernando Vilella, el secretario de Bioeconomía, a fin de mostrarle los números reales de la vitivinicultura. En tanto, desde la provincia Vargas Arizu, está trabajando en una reunion con el ministro de producción de San Juan, para llevar a Nación una agenda común en el tema retenciones.
Como ya se ha advertido, con un verano con alta inflación, salarios deprimidos y conflictividad social, el sector tendrá grandes desafíos. Entre ellos el financiamiento para cosecha y acarreo que será un tema que álgido.