A través de estas notas semanales, he insistido de manera reiterada en algunos errores que escuchamos en boca de periodistas, de funcionarios y de gente que incurre en ellos, sin que nadie les advierta acerca de su equivocación.
En primer lugar, voy a referirme al verbo “prever”: diariamente, al oír las noticias por diferentes medios, podemos oír los pronósticos tanto meteorológicos como económicos. El verbo usado para indicar los cambios climáticos y las novedades financieras es, por lo general, “prever”. El valor significativo de este vocablo es muy claro: por un lado, tenemos el prefijo “pre-”, que da idea de anticipación; por el otro, el verbo “ver”, que todos conjugamos sin problemas. Así, digo “yo veo, vos ves, él o ella ve, nosotros vemos, ustedes y ellos ven”. En ninguna de las personas, se observa la duplicación de la vocal “e”. Pues bien, si le antepongo el prefijo, no tengo que pensar en duplicar esa vocal: entonces, “yo preveo, vos prevés, él/ella prevé, nosotros prevemos, ustedes y ellos prevén”. Fuera, por lo tanto, expresiones como *Se preveen para hoy fuertes tormentas o *Se prevee para el mes de enero un fuerte ajuste de precios. ¡Ah! Sí debemos acordarnos de tildar aquellas formas conjugadas que, al añadir el prefijo, se hicieron voces agudas: “prevés”, “prevé” y “prevén”.
¿Por qué el hablante siente que debe duplicar la “e”? Por un entrecruzamiento fonético-semántico con un verbo similar, “proveer”, que significa “aprovisionar” y que siempre ha duplicado la vocal “e”, salvo en la primera persona del singular: “yo proveo, vos proveés, él/ella provee, nosotros proveemos, ustedes y ellos proveen”. Caprichos de la evolución de las palabras, dado que los dos verbos, “prever” y “proveer” derivan del verbo latino “videre”: en el primer caso, significa “ver por anticipado”, en el segundo, al significar el verbo “proveer”, aprovisionar, se produce un entrecruzamiento semántico puesto que, quien se surte de provisiones, lo hace porque prevé, esto es, porque ve con anticipación y le gana a cualquier situación adversa en el futuro.
¿Y qué pasa cuando debo pensar en el participio de cada uno de estos verbos tan parecidos? El resultado no es igual: para “prever”, el único participio es “previsto”, con su forma femenina “prevista” y sus plurales respectivos, “previstos y previstas”: “El espectáculo previsto para la noche está condicionado por el tiempo”, “La inflación prevista es muy grande” y “Los gastos previstos son excesivos”. En cambio, el verbo “proveer” posee doble participio: “provisto” y “proveído”. Ambos pueden usarse para los tiempos verbales compuestos: “El gobernador ha provisto al personal de nuevos uniformes”. “Les había provisto a sus hijos de todo lo necesario”. “Ha proveído a la escuela de excelente material didáctico”. “¿Les habrá proveído de alimentos suficientes para esta larga estadía”
Por otro lado, “proveído” y “provisto” también pueden ser usados, indistintamente, en la formación de la voz pasiva perifrástica, que se compone con el verbo ser y participio. Por ejemplo: “El material de construcción para las nuevas aulas fue provisto por una comisión cooperadora”. “La peatonal será provista de nuevas luminarias”. “Antes de la competencia, todos los participantes fueron proveídos de uniformes reglamentarios”.
Además, es importante señalar que “proveído” es también un sustantivo que se refiere, en Derecho, a un fallo, sentencia o a una resolución judicial interlocutoria o de trámite: “El juzgado ha dejado para su lectura el texto del proveído”.
En nuestro español de hoy, todavía hay quienes confunden el género de la palabra “agua”, como también de “área”, “arpa”, “aula”, “águila” o “hacha”. La confusión viene engendrada porque, cuando debemos anteponerles a cualquiera de estos sustantivos el artículo en singular, elegimos “el”; decimos, pues, “el agua, el aula, el área, el arpa, el águila y el hacha”. Pero no lo hacemos porque estos términos sean masculinos, sino por razones de eufonía (buen sonido). Si tengo que colocarles un adjetivo, diré “agua fría”, “área renovada”, “aula nueva”, “arpa pequeña”, “águila negra” y “hacha filosa”. También, en plural conservaremos el género femenino: “las aguas”, “las áreas”, “las aulas”, “las arpas”, “las águilas” y “las hachas”.
¿Por qué sucede esto? Para evitar el choque desagradable entre el artículo “la” y la primera sílaba tónica de estos sustantivos femeninos. Si la sílaba tónica no fuera la primera, ese choque no se produciría: “la arena”, “la harina”, “la almohada”.
Sin embargo, hay una consideración que deberemos tomar en cuenta: si debemos anteponer un demostrativo a aquellos sustantivos femeninos con primera sílaba “a-” o “ha-” tónicas, ese demostrativo será “esta, esa, aquella”: “esta agua”, “esa aula, “aquella área”, “esa águila”, “aquella arpa” y “esa hacha”. Escuchamos, muchas veces, al periodista que lee una noticia, decir erróneamente *Ese agua contaminada se derramó en aquel área, cuando lo correcto es “Esa agua contaminada se derramó en aquella área”.
Hay algunas palabras que nos plantean problemas en cuanto a la colocación de la sílaba tónica: ¿vídeo o video?; ¿ícono o icono?; ¿élite o elite?
De ‘vídeo’ recordamos que así se pronunciaba en el paradigma latino del verbo “videre” y, como tal, se utiliza en España; en América, en cambio, usamos el vocablo como grave. Las dos pronunciaciones son válidas. Recordemos, además, que ‘video-’, como elemento compositivo, no se tilda y se funde con una palabra base, esto es, no se separa con guion: “videoconferencia”, “videojuego”.
En cuanto a ‘icono’ como palabra grave está próxima a su etimología y es muy usada en España; en cambio, en América, se prefiere la forma esdrújula ‘ícono’. Nuevamente, ambas pronunciaciones son válidas.
Y para la voz francesa ‘élite’, lengua en que se pronuncia [elít] o su adaptación al español como forma grave, ‘elite’, diremos que la forma como voz esdrújula es la preferida en la conversación, pues el usuario ha interpretado erróneamente la tilde francesa y acentúa el vocablo sobre la “e” inicial. Tanto la escritura como su pronunciación como esdrújula están validadas como correctas.