A pesar de la pandemia, que hizo que faltaran los coloridos eventos que mueven a miles de mendocinos y turistas cada año, y de la inocultable y muy preocupante división del sector empresario vitivinícola, la disposición para buscar alternativas y lograr mantener vivo el espíritu festivo puso a Mendoza una vez más en la cartelera nacional e internacional. Por ello, adquiere gran valor la decisión política de tener fiesta en medio de un contexto que llevó a muchas otras provincias a suspender sus eventos tradicionales.
Transformar a la Vendimia en un espectáculo puramente audiovisual merece elogios. Como señaló recientemente el gobernador de la Provincia, en un mundo con nuevas reglas por efecto de la pandemia de coronavirus se buscó en la adversidad tener una gran oportunidad para llevar la fiesta máxima de los mendocinos al mundo a través de una película. Es decir, se apostó a una producción de gran nivel que selló el espíritu del quehacer hacedor local.
Esta vez no se trató de una televisación en vivo que trasciende fronteras desde el emblemático Frank Romero Day, sino que se apostó por el enorme desafío de reflejar durante una hora la historia de Mendoza a través de la faz emprendedora que siempre caracterizó a los mendocinos. En los departamentos también hubo iniciativas previas para mantener en alto la imagen festiva.
Lo que año tras año se refleja en los distintos cuadros actorales sobre un majestuoso escenario, esta vez fue volcado a la filmación estrenada anoche. De ese modo, cada zona de la geografía provincial tuvo su correspondiente espacio. Y se muestra cómo desde cada rincón y altitud de la provincia se aporta para que viñedos y bodegas mantengan en alto el bien ganado prestigio de los vinos argentinos.
Con las previsiones protocolares que exige la emergencia sanitaria, actores y técnicos elaboraron desde diversos escenarios naturales las imágenes y los relatos que cuentan cómo es la vitivinicultura nuestra.
Por otra parte, hay que señalar el carácter convocante que tiene esta especial Fiesta de la Vendimia, La división en capítulos del film dio paso a la participación de los destacados directores que tuvo la celebración en los años anteriores. Un desafío muy bien superado por estos profesionales que supieron trasladar su talento para interpretar el sentir mendocino del escenario a la pantalla. El compromiso para que Mendoza tuviera algún tipo de Vendimia fue tremendo, muy elogiable.
Es que la Mendoza del esfuerzo productivo no podía dejar de rendir tributo a sus hacedores. Nunca está de más recordar que nuestra industria agraria en general es producto exclusivo de la mano del hombre. El buen aprovechamiento del agua que baja de las cumbres andinas permitió darle forma a los oasis en los que se asientan la vitivinicultura y las demás labores del campo. Con una módica superficie irrigada y cultivada ganada a nuestra geografía desértica, los mendocinos logramos poner a la provincia entre las más prósperas de la Argentina y a nuestra industria madre en los mejores mercados del mundo.
La industria emblemática de Mendoza, la vitivinicultura, es también su principal industria cultural; de eso da cuenta la Fiesta Nacional de la Vendimia que muestra a Mendoza en su esencia, en su historia, tal como somos, tal como nos imaginamos y tal como queremos ser. Ese es el particular espíritu que rodea a la provincia en estos días donde la fiesta y el trabajo se hacen una sola cosa.