Ante la sequía que está viviendo Mendoza, comenzando desde los bajos caudales en ríos y arroyos, sumado a los algos prácticamente vacíos, como el caso de Agua del Toro del sur mendocino, y la casi nula acumulación de nieve, siendo la más baja de los últimos 20 años; no podemos hacer omisión a que dicha situación comienza desde el cambio climático, al cambio radical que ha vivido Mendoza en los últimos años con inviernos menos crudos, y veranos más intensos.
Pero si hay que hacer hincapié en que la previsión de dichos sucesos es de conocimiento mundial, y que se ha ido agravando año tras año y donde desde mi posición de oposición en la Legislatura de la Provincia de Mendoza desde el año 2017, he notado un absoluto silencio e inexistente plan de acción de mitigación o previsión de esta sequía por parte del Poder Ejecutivo y obviamente encabezado por la gestión de Irrigación actual.
Como miembro de la Legislatura de Mendoza, y en rol de oposición, para realizar un estricto control de los actos de gobierno y de los diferentes poderes, hemos notado que en el transcurrir de estos últimos 4 años no ha existido un solo plan o proyecto de DGI para preveer esta actual situación.
A pesar de las sequías y niveles hidrícos catastróficos, no vimos que se presentara la tan necesaria Emergencia Hídrica, la cual desde mi banca solicite formalmente por el proyecto 76757 que se declarase la misma a fin de poder establecer las prioridades y presupuestos necesarios que dicha emergencia demanda; dicho proyecto paso sin pena ni gloria por parte de un oficialismo que dijo que “siempre vivimos en emergencia, por ello no la declaran” a pesar de que dicha afirmación no garantiza el sustento legal que permitiría realizar las acciones necesarias.
También así remarcar el severo incumplimiento que sostiene Irrigación la constitución provincial, la cual previendo la importancia del recurso hídrico para la provincia, establece la obligatoriedad de entregar a la Legislatura y la comisión correspondiente los Balances Hídricos anuales. Dicho instrumento no ha sido presentado ante la casa de las leyes por más de 6 años, siendo así que le costó un juicio político e inmediata destitución al ex Superintendente Frigerio, pareciera que Marinelli corre con mejor suerte.
Ante falta de información es imposible que hayan generado propuestas o las que se hayan generado puedan tener un impacto real, ya que el desconocimiento actual de la “oferta y demanda” que posee Mendoza en materia hídrica es un secreto de estado. De misma manera hemos visto que los actos útiles que se hayan realizado han sido pocos y casi ninguno, con un porcentaje de impermeabilización de cauces y canales muy bajo, y con una cantidad de reservorios de recurso muy bajo.
Por esto, ¿Qué proponemos?, principalmente que Mendoza no “malgaste” mil millones de dólares que pretende para Portezuelo del Viento, y que destine dicho monto a diversos proyectos que vayan desde la eficiencia del uso del recurso hídrico en el agro, en la industria y por consiguiente también que persiga mejorar la distribución del recurso para el consumo humano, que no es menor, ya que actualmente el 70% de las cañerías rotas hacen que se produzcan pérdidas que llevan a utilizar más del doble del recurso por ciudadano, más del doble de energía para su distribución, y así también el gasto de potabilizar excedentes que van directo al suelo y perdiéndose debido a las roturas.
Mendoza tiene mucho por hacer, no solo por el agua si no por todos los bienes comunes y la protección de los mismos; pero la posibilidad de hoy comenzar el cambio es una voluntad política, pensar en que va a suceder con nuestro recurso mirando hacia dentro de 10 años. Mendoza necesita ser eficiente desde el consumo humano, con una distribución correcta, la mejora del riego en el agro con la correspondiente impermeabilización para su distribución; y por sobre todo, obras actuales, no un elefante blanco de 1mil millones de USD pensado hace 40 años, que hoy realmente los aforos de ríos indican no podrá ser llenado.