Todo suma para jugar en la liga nacional

Si la pandemia se mantiene durante el tiempo electoral, el cuidado de la salud de los mendocinos será la mayor carta electoral del oficialismo local. El dilema del kirchnerismo local es si habrá primarias para definir diferencias o si, como muchos suponen, todo se definirá en Buenos Aires.

Todo suma para jugar en la liga nacional
Ilustración: Gabriel Fernandez

Nuevos avales políticos en un año electoral nunca son despreciables. Es lo que debe estar considerando Alfredo Cornejo luego de los elogios hacia él vertidos por Miguel Pichetto, que llegó a Mendoza para busca reagrupar a los peronistas ortodoxos y, de paso, potenciar al mendocino como referente de Juntos por el Cambio.

Cornejo ya había considerado correcta la incorporación del dirigente peronista a la fórmula presidencial, en 2019. En aquella oportunidad recordaba públicamente que la necesidad de ampliar la coalición gobernante había sido un planteo de la UCR que aprobó la convención partidaria. Claro, no se hizo con la celeridad que los tiempos macristas exigían, o que el macrismo de paladar negro no supo o no quiso ver.

En ese momento, en el que las tendencias ya se mostraban adversas para una posible reelección de Macri, el mendocino opinaba que un eventual segundo mandato de Juntos por el Cambio requeriría “un alto nivel de consenso” para salir adelante con medidas que intentaran convencer nuevamente a gran parte del electorado que tuvo Cambiemos, que se mostraba molesto por la falta de resultados económicos. Los resultados electorales le dieron la razón al mendocino. Hacía falta mucho más que un Pichetto…

Ahora, Cornejo va sumando adhesiones por afuera de su partido, que preside y del que requiere un apoyo explícito que todavía no reúne del todo. Nadie es profeta en su… propio partido. En ese sentido, Pichetto, con sobrada experiencia en ver surgir a distintos referentes partidarios, opina que el mendocino está en condiciones de lograr un buen espaldarazo nacional si gana con buen margen de ventaja las elecciones legislativas en esta provincia y logra la siempre cotizada banca de senador. Un sitial en el que, en caso de llegar a él, tendrá tiempo para decidir si al cabo de dos años (tendría mandato por seis) opta por dar pelea por la candidatura presidencial de Cambiemos desde la UCR o si, respondiendo al anhelo de muchos de sus fieles seguidores locales, busca volver a la gobernación de Mendoza. En lo que coinciden todos es en que ya hay indicios claros de que será candidato.

Y también está definido que la principal referente del kirchnerismo local, Anabel Fernández Sagasti, buscará su reelección. Como a Cornejo, varias veces se la vio muy seguido recorriendo departamentos; con distintos motivos esas apariciones muchas veces son demostrativas de que el tiempo electoral se aproxima.

A propósito de las listas del Frente de Todos en nuestra provincia, detrás del marco de unidad que busca mostrar la actual conducción partidaria hay alguna discusión en virtud de las pretensiones de varios que no quieren quedarse afuera de la oferta electoral. Aseguran que persiste el tironeo con algunos intendentes con pretensiones de anotarse en las listas nacionales. Hay curiosidad por ver cómo se manifiestan eventuales diferencias entre la conducción provincial del PJ y los Félix, referentes en el sur provincial.

El dilema en el kirchnerismo es si habrá internas (primarias) para definir estas supuestas diferencias difíciles de conciliar o si, como muchos suponen, todo se podría definir en Buenos Aires. Con esta última opción crecerían las chances de José Luis Ramón de acordar un lugar que le dé posibilidades de reelección en Diputados.

Una elección clave

La disputa electoral de este año es muy importante para el equilibrio de fuerzas en el Congreso. Por ello no es tan trascendente que la oposición mayoritaria, la de Juntos por el Cambio, se detenga en discusiones sobre posibles liderazgos. Esa mirada sí será valedera cuando ya se tenga que pensar en las elecciones presidenciales de 2023.

La clave para la oposición debería basarse en el apoyo a la fuerza mejor posicionada en cada provincia o distrito. O por lo menos dilucidar en primarias las candidaturas para el armado de las listas para la elección legislativa de octubre. Juntos por el Cambio tiene mayor preponderancia en Mendoza (radicalismo) y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Pro). Acompañan Jujuy y Corrientes.

Ese armado opositor es clave para que el Congreso pueda seguir cumpliendo el rol de moderador de las decisiones del Ejecutivo, que se respalda en una mayoría que se sustenta en la cantidad de provincias que gobierna. Los temas institucionales, como la crónica fijación que tiene el kirchnerismo con la justicia, son los que mayor gravitación tienen en cuanto a la vigencia del sistema republicano. De ahí la gravitación de un parlamento capaz de neutralizar la voracidad oficialista.

El oficialismo sigue apostando a una mejora en la economía, básicamente en el bolsillo de la gente, y en que se revierta la actual escasez de vacunas contra el coronavirus.

Es por ello que los planteos que se hacen sobre la conveniencia o no de una tercera vía (opción) electoral tienen asidero. Está claro que, principalmente a nivel nacional, políticamente hay un cotejo de dos espacios bien definidos. Y ante ese escenario, otras ofertas que se le hagan al electorado corren con mucha desventaja con respecto a las dos principales, pero terminan influyendo en el resultado general a favor de alguna de esas opciones.

A modo de autocrítica, el ex candidato a vicepresidente de Macri considera que una falencia que tuvo el gobierno anterior fue no haber podido (o querido) llegar a un acuerdo tanto con el sector de Espert como con el de Gómez Centurión. Los que lograron ambos eran votos para Juntos por el Cambio, en uno de los casos con una mirada mucho más liberal y muy crítica de lo hecho por el macrismo, pero coincidente al fin en líneas generales. Eso es lo que considera Pichetto que no debe volver a suceder en esta nueva oportunidad. Es lo que lo lleva a sugerir como poco viable la apertura que hizo el Partido Demócrata al retirarse de Cambia Mendoza, buscando ahora ser prenda de unión de fuerzas liberales para plantear una tercera vía con alguna chance electoral este año.

Vale refrescar que las diferencias existentes entre una parte de la dirigencia del Partido Demócrata, a cargo de la conducción, y la coalición oficialista local se remontan a los cruces que desde el PD tuvieron con Cornejo durante el gobierno de éste en lo que se refiere a temas meramente institucionales. Esa situación tuvo una tregua merced a la gestión de Rodolfo Suárez, siendo aún candidato, para que el antiguo partido conservador se mantuviese dentro de la coalición. Pero el argumento para que se llegase a la ruptura, por ahora definitiva, fue una suerte de ninguneo también por parte de la actual gestión.

En el gobierno de Suárez no tomaron con mucha preocupación esta decisión de los demócratas. En general, las encuestas que se manejan en esta provincia dan cuenta de que el nivel de aceptación de la gente a la gestión sigue teniendo porcentajes elevados. Lo mismo que la percepción sobre las administraciones municipales afines. Y es justo resaltar que los intendentes del PJ también lideran las encuestas en sus departamentos.

En este momento el Ejecutivo local sigue enfocado en el tema sanitario. Como desde hace un año, cuando el gobierno de Fernández ordenó la puesta en marcha de la cuarentena. No deja de preocupar que falten vacunas, más allá de que la llegada de las mismas es responsabilidad de la Nación. Pero con los altibajos de ese proceso, no es descabellado pensar que la acechanza de la pandemia se mantenga durante el tiempo electoral. Por eso el cuidado de la salud de los mendocinos seguirá siendo la mayor carta de presentación electoral del oficialismo local.

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