Finalmente se terminó de debatir el proyecto de ley de tolerancia cero y la industria del vino poco pudo hacer ante los argumentos que se expresaron a favor de prohibir el consumo de alcohol al volante. La votación en el Senado fue rotunda: 48 a favor y 9 en contra.
Pero, al margen de lo que significará esta ley en términos de consumo, resta plantearse hacia adelante si este no será el puntapié inicial para demonizar al alcohol y en este caso al vino, en su forma de consumo responsable.
Es conocido que comer saludable es un valor muy importante para las nuevas generaciones. Los menores de 40 años están muy atentos a esto. Sus dietas y patrones de consumo consciente están marcando el día a día de sus agendas y, con ello, también sus decisiones de compra. Lo que adquieren, y lo que no, está supeditado a esta dieta. Y en ese eje se mueven las demandas de los consumidores.
Parte de ese movimiento hace que crezca el consumo de vinos naturales, orgánicos, de baja graduación, entre otros. Por lo tanto, es necesario trabajar sobre los atributos del vino que lo hacen, tal cual lo describen estudios científicos, saludable y con mejores cualidades que cualquier otra bebida con alcohol.
Vino, riesgo de cáncer
Vale la pena retomar el caso de la Unión Europea. En 2022, el Parlamento Europeo descartó que las botellas de vino lleven en su etiqueta la advertencia sobre un hipotético riesgo de cáncer por 381 votos a favor y 276 en contra, aunque esto dejó una puerta abierta. Es que varios parlamentarios europeos piensan que “el vino y la cerveza son equiparables con el tabaco y debe advertirse al consumidor sobre esto”.
Por lo tanto, si bien la ley de etiquetado frontal en Argentina excluyó al vino, ¿está la bebida exenta de un futuro embate? La respuesta es no. Pero además del marketing sobre salud y vino, es posible preguntarse cuánta información brindamos en las etiquetas a los consumidores de vino. Creo que muy pocas personas tienen la idea exacta de cuántas calorías tiene una copa de vino, quizás para los consumidores de vino más jóvenes esa sea una información importante. O quizás las historias de la contraetiqueta ya no sean relevantes y sea necesario plantear ese espacio de comunicación sobre otros temas que sí interesen a los consumidores.
La sanción de tolerancia cero deja un aprendizaje fuerte. Es tiempo de actuar ahora antes de que las amenazas sean imposibles de parar.
