“La tan mentada diversificación de la matriz productiva del agro, de la que mucho se habla y poco se logra, tuvo una interesante respuesta en Mendoza a principios de este mes, en el seminario internacional de cerezas frescas. Los números expuestos generaron entusiasmo y dejaron una pregunta: ¿Puede la cereza temprana convertirse en la nueva vedette mendocina?
Los datos son contundentes: las variedades tempranas en Mendoza son las primeras de Argentina y se encuentran entre las primeras de todo el Hemisferio Sur. “Se llega a los mercados limpios, con buena demanda y casi sin competidores”, señalan los referentes del sector.
La provincia tiene 700 hectáreas dedicadas al cultivo de cerezos y es líder en la producción nacional, aportando 4.300 toneladas al año. En total, en Argentina se cultivan más de 2.200 hectáreas de cerezos y el 50% de su producción se exporta a 33 países, con China, Estados Unidos y la Unión Europea como principales destinos.
El cultivo de cereza, según explican los referentes, ya no puede pensarse sin un paquete tecnológico que lo sostenga. “Requiere de una inversión importante para poder lograr la calidad que exige el mundo”. Por lo tanto, para tener una oportunidad y que crezca, es necesario desterrar la antigua manera de hacer fruticultura. Explican que es necesario adoptar tecnología moderna que proteja contra las inclemencias climáticas y garantice la calidad del producto. El riego, la defensa contra heladas, lluvias y la selección de variedades adecuadas son esenciales para alcanzar el pleno potencial del cultivo en un plazo de 4 a 7 años.
Un estudio del IDR sostiene que una unidad productiva de cereza como mínimo tiene que contar con 8 hectáreas. Desde el sector, entienden que sería interesante que un productor que tiene viñedos diversifique con 10 hectáreas. Los números indican que es una opción atractiva para aquellos productores que actualmente se enfocan en otras frutas o viñedos. La inversión en tecnología agrícola puede acelerar la recuperación y, a largo plazo, ofrecer ganancias significativas.
Mendoza tiene la oportunidad natural de disponer de agua y tierras para desarrollar diferentes actividades. Da la sensación de que hay opciones a la hora de generar rentabilidad en zonas como el oasis norte o la zona este.