Con la atención puesta en el Congreso Nacional, los gobernadores a los que el presidente Milei le pidió a Cornejo liderar parecen haber tomado un descanso con motivo del difícil trance del veto a la reforma de la movilidad jubilatoria aprobada por iniciativa opositora.
Queda claro que en este caso no se trató del Pacto de Mayo, sino de un tema siempre sensible para la ciudadanía: el régimen jubilatorio. Demasiado complejo para un sistema desfinanciado y una clase pasiva mayoritariamente mal paga.
Una voz importante es la de Lisandro Nieri, posiblemente el legislador más cercano al gobernador Cornejo. Consideró en declaraciones que hizo en los medios que el oficialismo y sus aliados hicieron una muestra de poder, perdiéndose, según su criterio, una oportunidad para consensuar una legislación que él y muchos de sus pares consideraban justa.
Nieri opina que el rechazo a la ley consensuada en el Congreso arroja “imprevisibilidad” a raíz de los juicios que podrían generarse con el tiempo de parte de beneficiarios que se sientan perjudicados por la decisión del actual gobierno.
El diputado mendocino dijo estar convencido de que la ley aprobada y luego vetada era fiscalmente viable, como ya ocurrió en instancias anteriores. De todos modos, en línea con lo que piensa el gobernador Cornejo, el diputado Nieri elogió y definió como “un crecimiento extraordinario, que se hablara profundamente en el recinto de sesiones cuánto costaría al fisco la reforma discutida”. Entiende que es un avance que la dirigencia priorice si se genera o no déficit. Una forma de criticar al Ejecutivo, pero, a la vez, mantenerse en línea con el precepto libertario de equilibrio, algo que también pregona el gobernador mendocino.
De todos modos, es pertinente ver por dónde va la opinión de la gente. Coincidentemente, una reciente encuesta de la consultora Martha Reale, que hace un monitoreo mensual del humor social en el país, determinó que hay casi un 68% de rechazo al veto presidencial de la reforma jubilatoria, “lo que representa una severa amenaza para el gobierno de cara a un potencial segundo veto relacionado con el financiamiento de las universidades públicas”, explica la consultora mendocina. Para tener en cuenta.
Volviendo a las estrategias legislativas elegidas para esta oportunidad, un detalle no menor es que cuatro diputados radicales que apoyaron el veto no responden a ningún gobernador, ya que la UCR es oposición en sus provincias: Misiones, Tucumán, Córdoba y Neuquén. Y el quinto que apoyó los intereses presidenciales pertenece a una provincia gobernada por un radical, pero él no es de la UCR; Federico Tournier es un dirigente liberal correntino que integra la coalición gobernante, liderada por el radical Gustavo Valdés (un armado bastante similar a la versión inicial de Cambia Mendoza). Por lo tanto, no se vio la influencia de ningún jefe provincial de la UCR en esta circunstancia.
¿Casualidad o estrategia puntual? Es muy probable que la decisión adoptada por esos cinco diputados a favor del oficialismo haya diluido cualquier iniciativa de los gobernadores, incluyendo a Cornejo, para operar a favor de las minoritarias huestes de Milei en el Congreso. En todo caso, no hacía falta variar una postura inicial en un tema de tanta sensibilidad social como es todo lo atinente a los ingresos y asistencia social a los jubilados que menos ganan.
Lo que es indudable es que esa ayuda del que podríamos denominar “grupo de los cinco”, a los que también se debe sumar a los tres peronistas que responden al gobernador Jaldo, de Tucumán, le permitió al oficialismo libertario superar por varios votos lo necesario para evitar que la oposición pudiese insistir con dos tercios de los presentes contra el veto presidencial. Nieri y los demás no serán incluidos entre los “87 héroes” que según Milei derrotaron a los “degenerados fiscales”. Seguramente él y los demás radicales que votaron a favor del proyecto del Congreso sabrán que cualquier circunstancia puede llevarlos a ser en cuestión de horas otra vez dirigentes políticos bendecidos por el humor cambiante del presidente de la Nación.
Mientras tanto, en el plano local el gobierno de Cornejo afronta y comparte con la Nación medidas que van en sintonía con los preceptos libertarios a los que la administración local suele apoyar. Y éste es el aspecto más saliente.
En el caso puntual de Impsa, el Gobernador celebró junto con funcionarios de la Nación que hasta aquí llegaron que ya sean cuatro los oferentes interesados en quedarse con la compañía. Todo en línea con la decisión de la Provincia de poner en venta las acciones en su poder desde el rescate compartido con la Nación en el año 2021.
Cornejo aprovechó dicha visita realizada en el marco de las negociaciones para criticar a la oposición local, que le pone trabas en la Legislatura a la intención de viabilizar la transferencia de acciones en poder de la Provincia. El Gobernador dijo entender la posición siempre estatista del peronismo, aunque esta vez los acusó de intentar fomentar fracasadas políticas “soviéticas” (parecido a Milei, sin duda). Pero dijo no entender por qué parte del resto de la oposición, liberal en la económico, pone condicionamientos. Tal vez Cornejo deba entender que hay cierta animosidad hacia él por parte de esperados aliados puede ser elevada.
La oposición “amigable” y dialoguista que Milei encuentra en macristas y algunos radicales en el Congreso no es tan simpática con Cornejo en la Legislatura mendocina, tal vez en base a la fuerte rivalidad, y también enemistad, existente de parte del demarchismo, que sigue vigente y va buscando reabrir caminos que lo conduzcan a buen puerto en las elecciones del año próximo.
También el oficialismo local se puede mostrar satisfecho por los respaldos al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), una iniciativa del gobierno nacional que requirió de la adhesión de las provincias y que tiene su extensión a los ámbitos municipales. En Mendoza se supo en la semana que tanto la Ciudad de Mendoza como los departamentos de Luján de Cuyo y Santa Rosa aprobaron ordenanzas de adhesión. Desde lo ideológico, el dato más significativo fue el del departamento del Este, porque es conducido por una intendenta justicialista, Flor Destéfanis, y los concejales de ese partido respaldaron con su voto la iniciativa.
No deja de ser un interesante posicionamiento de la jefa departamental, que suele destacarse en un justicialismo provincial golpeado por sucesivas derrotas y necesitado de un liderazgo renovado y con ideas que lo proyecte en el terreno electoral.
Como ya se señalado en oportunidades anteriores, en el PJ provincial se habla de la necesidad de sellar una unidad partidaria a la que muchos consideran imperiosa para dejar atrás la actual opacidad.
Claro, la aventura no es fácil. El primer objetivo son las legislativas de medio término. Al día de hoy, el PJ es una tercera opción detrás del oficialismo cornejista y lo que se pueda estructurar como continuidad de La Unión Mendocina o bien como una nueva fuerza provincial liderada por el Pro de De Marchi y el joven Pradines. Y, como también hemos dicho en otra oportunidad, se debe contemplar lo que pueda estructurar el espacio libertario, lo que dependerá de la evaluación que haga la ciudadanía de la gestión de Milei como también del armado que seguramente intentará La Libertad Avanza, teniendo en cuenta que la hermana del Presidente, Karina Milei, pretende que el sello libertario compita, de ser posible, en todas las jurisdicciones. Aunque pensar en cuatro opciones con ambiciones competitivas en esta provincia parece demasiado a tantos meses de la competencia.