Mucho ruido ha hecho entre nosotros la propuesta de reforma judicial del Presidente Fernandez. Demasiado, una nueva grieta y van….
Contra qué se protesta con tanta firmeza.
No es mi intención en esta nota analizar su contenido, por su complejidad y porque en realidad no es eso lo que se está discutiendo en los medios, en la calle. Aquellos muchos que de distinta forma y con todo derecho protestan (en una democracia es esencial que los disconformes se expresen), haciendo oír su voz airadamente en contra de la misma, en realidad no discuten su contenido. Simplemente dan por sentado que es una maniobra del oficialismo para conseguir impunidad para los varios integrantes del gobierno de Cristina Kirchner y de ella misma, sometidos a proceso. Por eso protestan, contra lo que entienden es una maniobra destinada a lograr impunidad para esos sospechados de graves hechos de corrupción.
Insensatez de analizar intenciones
De ninguna manera es sensato analizar las intenciones de las propuestas sin tener en cuenta su contenido. Lamentablemente esto es lo que está ocurriendo.
Periodistas insospechados de complacientes con el kirchnerismo o el peronismo, como es el caso de Alconada Mon, en recientes y difundidos libros han descripto en detalle la corrupción generalizada que campea en Comodoro Py, y su largo devenir, algo muy lejano para los mendocinos. No hay quien insinúe o intente una defensa de los famosos 12 jueces, y aún del mal funcionamiento de la justicia federal. ¿Cómo negarse a una reforma?
Lo mal que estamos
Seguramente muchos de los que hoy protestan contra la reforma en realidad coinciden en su necesidad, pero claro está, desarrollada por los que a ellos les parecen “buenos, democráticos, republicanos”. Exactamente lo contrario de lo que piensan los que impulsan esta reforma.
Así de mal estamos, necesitamos reformar ese sistema y no se puede ni siquiera insinuar un proyecto, sin que esto se transforme en otro de los muchos conflictos que tenemos pendientes. Por este camino difícil no prever un triste destino. Así no se resuelven los problemas tan complejos como el de tener una justicia con ese grado de corrupción, ineficiencia y dependencia del poder político de turno.
Alguien tiene que aflojar
Alguien tiene que aflojar, dar el primer paso, y permitir que una batalla campal se convierta en una discusión seria, profunda, responsable.
Hay una iniciativa oficialista de reforma, receptémosla sin calificativos a priori, propongamos alternativas superadoras. Con el compromiso del ejecutivo de que la discusión llevará todo el tiempo que sea necesario hasta alcanzar algún tipo de acuerdo, sin tomar ninguna medida ya, que haga sospechar que está destinada a obtener resultados inmediatos en determinados procesos en los que se encuentran involucrados miembros del oficialismo.
Por este camino de loco y absurdo enfrentamiento vamos hacia otro tremendo fracaso colectivo. Es hora de que la dirigencia actual del oficialismo y la oposición tomen conciencia del hartazgo ciudadano, de tantos fracasos, de tantas frustraciones.
Como para la pandemia, siéntense en una mesa, consulten a todos los que haya que consultar, discutan y lleguen a un acuerdo. No tienen otro camino, porque si fracasan, como decía el viejo General lamentablemente es posible que truene el escarmiento.