La Fe parece estar desvaneciéndose o desdibujándose entre las nuevas generaciones. Desde el punto social no es un tema crucial como antaño –teniendo en cuenta que, incluso, originó guerras- y quedó relegado a la intimidad. De todos modos la Navidad parece rescatar aquél espíritu comunitario del cristianismo primitivo, mientras Occidente se viste de blanco, rojo y verde.
Muchos de los que no creen o menosprecian al que sí, cada año se suman a los ritos religiosos y festejan la llegada al mundo de Jesús, probablemente sin detenerse mucho a pensarlo.
Ninguna otra celebración ha concentrado tanto interés y constancia por parte de la humanidad. Parece sumir al mundo en una atmósfera mágica, más perceptible durante la infancia, en la que la esperanza nos eleva misteriosamente hacia algo positivo y sin forma.
Este es sin duda un año difícil, pero para nada ajeno a las tragedias de nuestra especie, similar a otros años en los que la Navidad hizo historia como veremos a continuación.
Durante la Primera Guerra Mundial tuvieron lugar las famosas “Treguas de Navidad”: ceses no oficiales de las hostilidades en la Nochebuena de 1914 a lo largo del frente Occidental. Sabemos sobre la existencia de las mismas gracias a cartas, algunas fotos y ciertas publicaciones en diarios locales; sin embargo, se buscó que el conocimiento de dichas situaciones no se masificara para evitar su propagación. Tras cenar juntos, los contrincantes jugaron partidos de fútbol y se ayudaron mutuamente para sepultar a sus muertos, muchos de los cuales se hallaban hacía días en las trincheras junto a los vivos.
Casi todos recibieron obsequios. La princesa María del Reino Unido inició una costumbre que duraría durante toda la guerra, enviando a cada soldado británico una “lata de Navidad”, las mismas contenían un paquete de cigarrillos, una tarjeta de Navidad y en la tapa el retrato de la princesa. Estuvieron presentes entre los intercambios navideños. Los soldados intercambiaron comida y objetos que les habían enviado desde sus casas, también botones del uniforme para guardarlos de recuerdo.
El historiador británico Malcolm Brown señala que, en realidad, las treguas navideñas estuvieron presentes en enfrentamientos anteriores, como la Guerra de Crimea, la Guerra Civil Norteamericana y la Guerra de los Boers, entre otras. Aunque considera al episodio de 1914 como el ejemplo de mayor magnitud en su tipo.
Desde entonces no volvió a repetirse dado que las autoridades tomaron recaudos para evitarlo. ¿Por qué? Bueno, naturalmente los enemigos se sintieron cerca a partir de aquella Navidad y advertían a sus contrincantes sobre los siguientes ataques para salvarles la vida.
Esos hombres dieron una lección al mundo y a las generaciones venideras. Sería interesante tenerlos en cuenta en este país, donde no somos capaces de lograr una tregua ni entre compatriotas.