Además de la mayor animosidad entre oficialismo y oposición, el frustrado abordaje del presupuesto nacional del año próximo puso en alerta a las administraciones provinciales, entre otras razones, por el manejo discrecional de recursos que le permite al Ejecutivo nacional la prórroga automática de la pauta de gastos y recursos correspondiente al período anual que finaliza.
En el caso puntual de Rodolfo Suárez, probablemente un escenario no pensado, o no deseado, luego de una contienda electoral muy exitosa, que lo dejó mucho mejor posicionado a nivel nacional y lo potenció en el orden local para poder transitar sus dos años finales de gestión con mucha autoridad puertas adentro de su espacio partidario.
Detengámonos por ahora en el escenario nacional y el protagonismo del mendocino en él. Esta semana la reunión con Rodríguez Larreta, Morales y Valdés en la sede del gobierno porteño determinó que los cuatro le reclamaran al Ejecutivo nacional el envío al Congreso de un “presupuesto realista” y con pautas macroeconómicas “creíbles, que no discrimine a las provincias ni en inversión ni en obra pública”. Algo en línea con el pensamiento de Morales, que debutó como líder de la UCR criticando el rechazo opositor al Presupuesto de Fernández y Guzmán.
Este encuentro no pasó inadvertido, entre otras razones, porque se hizo prácticamente en forma simultánea con el que reunió al presidente de la Nación con la mayoría de los gobernadores oficialistas en Olivos, también para hablar, con otra predisposición política, sobre las consecuencias del rechazo al Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados por parte de la mayoría opositora.
La foto del almuerzo de los cuatro mandatarios de Juntos por el Cambio tiene, por otra parte, una trascendencia especial, ya que el a la vez flamante titular del radicalismo nacional, Gerardo Morales, no había mostrado en los últimos tiempos una relación muy cordial con su colega porteño.
Sin embargo, esa suerte de reconciliación del jujeño con Rodríguez Larreta parece haber sido efímera si se considera la postura antagónica del Jefe de Gobierno porteño con relación al nuevo pacto o consenso fiscal que el Presidente de la Nación espera firmar mañana con los gobernadores, propios y opositores.
Este pacto habilitará a las provincias a subir y crear impuestos locales. Mientras el norteño adelantó que de parte del radicalismo están de acuerdo con esa posibilidad, Rodríguez Larreta se pronunció públicamente contrario a cualquier suba y por ello no pondría la firma para sumar a la Ciudad Autónoma al convenio. Suárez sí firmará, pero sin la intención de llegar a subir impuestos en lo inmediato. Equidistancia.
En estos momentos Mendoza no está en condiciones de tentar aún más a la Nación con algún tipo de animosidad que trabe la remisión de fondos o ponga obstáculos en la renegociación de deuda de la Provincia con organismos nacionales. En cambio, su espalda política y la situación financiera de la jurisdicción que gobierna parecen permitirle al referente porteño tomar distancia una vez más de la Nación.
De todos modos, este choque de posturas sobre el relacionamiento con el gobierno nacional también puede ser motivo de discusión en la nueva mesa de conducción de Juntos por el Cambio, en la que son partícipes los gobernadores radicales y el mandatario porteño.
Suárez siempre se ha caracterizado por su equilibrio en lo institucional, es decir, la intención de armonizar lo máximo posible con la Nación y provincias peronistas. Los tiempos de pandemia acentuaron esa modalidad y ante la cuarentena “eterna” supo flexibilizar las actividades en la provincia sin llegar a confrontar. Eso lo identificó cada vez más con el alcalde porteño; estilos muy parecidos y varios convenios surgidos de una relación fluida.
Los mayores sobresaltos seguramente los tuvo Suárez con la nueva embestida pampeana por Portezuelo del Viento, ahora con apoyo de las demás provincias de la cuenca del río Colorado y la tolerancia del gobierno nacional a los caprichos de La Pampa. Sin embargo, el gobierno de Mendoza nunca perdió la compostura ante ese escenario otra vez adverso y la gran obra sigue siendo un gran objetivo de Suárez.
Y recién en plena campaña hacia las elecciones legislativas de este año, el Gobernador y candidato a senador nacional suplente sí mostró sus garras partidarias con el kirchnerismo. El exitoso resultado en las urnas terminó avalando los distintos pasos que fue dando en dos años de gobierno.
El actual contexto lo puede colocar al gobernador mendocino ante la necesidad de extremar sus cualidades moderadas, lo que no significa no poseer el carácter indispensable para sortear las tormentas que genera la política.