Si tuviésemos que responder a la pregunta de si sería mejor vivir desempleado o morirse trabajando, la respuesta parecería ser obvia y muchos quizás nos inclinaríamos por la primera opción, porque si no hay vida no hay futuro, pero la segunda opción parecería responder que sin futuro no hay vida, y mientras tanto millones de ciudadanos permanecen sumisos y obedientes esperando que se resuelva el gran enigma de este eterno círculo vicioso que es la cuarentena que parece haberle venido como anillo al dedo a la clase política, porque a falta de cash buenas son las pandemias.
Días atrás el crítico ensayista peruano Jaime Bayly en su programa apuntó contra el presidente Alberto Fernández achacándole que trata de comportarse como “el papá de los argentinos que elige salvarte la vida, pero que vivas pobre” porque es mejor que morir.
Mientras cientos de miles de habitantes en diferentes partes del mundo morían irremediablemente víctimas del virus chino, otros (sobre todo dirigentes políticos) parecieran animarse con las “bajas cifras” de infectados y muertos en el país, y promover un nuevo entretenimiento entre la población argentina: el nuevo mundial ‘covídico’, donde Argentina le gana bien a Chile, y ni que te cuento a Brasil, y le pegan tremendo baile a los Estados Unidos y golea a las principales potencias europeas.
Si bien 2020 es un año que para muchos parece consumirse a la velocidad de la antorcha olímpica, aún parecen resonar los ecos de aquel “vamos ganando” de la junta militar en 1982. Íbamos ganando pero perdimos.
Hoy en día con tanta otra liga en juego, la de la inflación, la del desempleo, la de la corrupción, la de una justicia injusta, la de las expropiaciones de libertades, ya ninguna cifra o resultado cuenta.
Está en cada ciudadano decidir cuánto estamos dispuestos a perder.
Demócrito se quitó los ojos en un jardín para poder pensar con lucidez estando ciego.
Esta pandemia (que es una especie de ceguera) nos invita a reflexionar y repensar muchas cosas de nosotros y también del destino incierto de la República.
* Cordobés. Profesor en la Universidad de Oxford. Londres.