Varias veces se ha indicado que Alberto Fernández y Alfredo Cornejo son dos viejos conocidos de la política. Llegaron a ser parte de acuerdos partidarios notables, como aquel que dio forma y sustento a la fórmula Cristina Fernández de Kirchner-Julio Cobos, que llegó al poder triunfando ampliamente en las elecciones de octubre de 2007.
En aquella oportunidad, el ex jefe de Gabinete estrella de los Kirchner y el por entonces gran operador del gobernador mendocino Cobos fueron elementos clave en la concreción de la transversalidad política ideada por el santacruceño, que duró poco a raíz de la crisis del campo que llevó a Cobos a votar en contra de la Resolución 125, en la histórica madrugada de 2008 en que fue constitucionalmente convocado a desempatar en el Senado.
Cornejo pudo haber sido en aquel momento el número dos de Fernández en la Jefatura de Gabinete de Cristina, pero como no lo logró su derrotero se reinstaló en Mendoza y se ancló en la Municipalidad de Godoy Cruz, donde tuvo sustentación su estrategia para llegar a la Gobernación.
Ambos no fueron adversarios políticos hasta que el destino puso a uno al frente del Ejecutivo nacional y al otro en una banca de la Cámara de Diputados de la Nación y a la vez al frente del radicalismo. No hablemos en este momento de méritos de uno y otro para llegar al lugar donde están.
En su discurso de cierre del acto kirchnerista en La Plata para celebrar el primer año de gestión, Alberto Fernández mencionó concretamente a Cornejo en el marco de los comentarios y aclaraciones que decidió efectuar por la confusa situación de la vacunación contra el Covid-19 en la Argentina. No es la primera vez que el Presidente se detiene en el ex gobernador de nuestra provincia; a poco de asumir, en enero, el jefe del Ejecutivo nacional se sumó a las críticas del PJ local a la deuda que creó durante su gestión. En aquella oportunidad, Cornejo salió al cruce de la crítica recibida y acusó al Presidente de “desinformado”. Ahora, en cambio, fue el Presidente el que tildó de desinformado al mendocino (lo llamó Presidente Cornejo, por su rol de titular de la UCR nacional) y lo invitó a concurrir a su despacho para enterarse de los trámites con los laboratorios que producen vacunas contra el coronavirus.
Confrontó, micrófono en mano, con Cornejo haciéndose eco de expresiones de éste sobre las conversaciones con los laboratorios. “Alguien dijo públicamente que sospechaba que detrás de las idas y vueltas con Pfizer había un acto de corrupción. Corrupción fue dejar vencer miles de vacunas en los galpones de la Aduana. Eso era corrupción y no lo escuché al presidente del radicalismo hablar de eso”, señaló el titular del Ejecutivo en modo acusatorio al gobierno de Macri, del cual fue socio política la UCR. Y remató: “Cornejo, venga, que le rindo cuentas las veces que usted quiera”. No se sabe si el mendocino aceptará el convite a la Casa Rosada, pero mientras tanto ayer mismo contestó por las redes sociales: “… lo que tendría que hacer es explicar a la ciudadanía por que se cayó el acuerdo con Pfizer y por qué no dijo la verdad sobre las vacunas de Rusia. No es a Cornejo, es a los argentinos”. Incluso reforzó su posición con notas que llevan su firma en algunos sitios de noticias.
Está claro que a Cornejo no le interesa tanto una invitación al despacho presidencial para informarse de la estrategia de vacunación. Lo que más lo estimula posiblemente sea el llamado a subir al ring de la política que, seguramente sin esa intención, le hizo el Presidente al mencionarlo en el acto del viernes. Ya hubo voces de Juntos por el Cambio en su apoyo y criticando la actitud presidencial. Para el ex gobernador de nuestra provincia, que aún no figura en lugares relevantes en los distintos sondeos, es una buena ocasión para involucrarse más. El de la refriega política es un terreno que generalmente le ha gustado a Cornejo.
¿Cómo vieron la escena en el PJ mendocino? Algunos referentes no se sintieron muy satisfechos o identificados con la mención que hizo Fernández, entendiendo que potenció la figura de Cornejo al incluirlo en su discurso con nombre y apellido. Otros, en cambio, disfrutaron del “escrache” en un acto que tuvo amplia difusión. En lo que sí todos coinciden es en justificar de algún modo la actitud del Presidente por considerar que “se tiran al voleo muchos datos que no están debidamente fundados”.
Aunque todo quede en una escaramuza de tribuna política, está claro que, sea o no candidato, el mendocino estará presente de alguna manera en el proceso electoral 2021, específicamente pensando en la contienda local para elegir senadores y diputados nacionales. Para ello, la cita de La Plata fue como un combate preliminar, o preparatorio. El debate sobre la gestión nacional será inevitable en la venidera campaña.
Los casos que sacuden a la sociedad
Todo crimen conmociona, ya sea por inseguridad, por cuestiones pasionales o por violencia de género. El escenario creado por quienes tramaron el asesinato de Florencia Romano fue tan alevoso que justificó la indignación popular, que se instaló y que llegará a ceder seguramente sólo si la Justicia cumple a tiempo con su rol.
La cita a una marcha en repudio a este nuevo femicidio y por el reclamo de justicia fue lógica. Lo que no se puede tolerar, de ninguna manera, es el lamentable final con disturbios y ataque a edificios públicos, atribuido a un grupo que nada tuvo que ver con el espíritu de la cita.
El gobierno de Suárez entendió que no había una postura intermedia ante la lógica manifestación por el crimen de la jovencita de 14 años. “Era blanco o negro”, comentó el vicegobernador Abed. Quiso explicar que si se posicionaba a las fuerzas necesarias para desalentar casos de vandalismo y agresión todo podía derivar en un desmadre que pusiera en peligro la integridad física de los miles de mendocinos que se manifestaron indignados, para en forma respetuosa. El mismo argumento dieron ministros de Suárez ayer, durante una conferencia de prensa. “Todo se complicaba si hubiera habido tan solo un herido”, argumentaron casi todos en el oficialismo.
Además, reconocen que el Gobierno debe hacerse cargo de las consecuencias de un error humano. Si desde el 911 se hubiese atendido correctamente el llamado clave de un vecino, era prácticamente segura la llegada a tiempo de la policía para salvar la vida de Florencia Romano. “Falló el Estado”, fue una de las resignadas admisiones desde los ámbitos oficiales. Entonces, si no se hubiese interpuesto semejante negligencia (¿o mala fe?) la Policía podría haber tenido argumentos para hacerse presente y frenar los ataques incendiarios.
En el justicialismo, por su parte, hay quienes consideran que desde el Gobierno no deben deslindar eventuales responsabilidades políticas en virtud de la línea de mando policial que se inicia desde el Ejecutivo. La aparición pública de ayer del ministro Levrino y del jefe policial Munives venía siendo reclamaba por la oposición desde que se supo del destrato de la operadora telefónica (policía) que aceleró la tragedia.
Y la polémica se incrementa cuando se repara en el elemental resguardo que se requiere para los edificios emblemáticos de los tres poderes del Estado, atacados en este caso por violentos que los mismos organizadores de la manifestación se encargaron de desvincular de la marcha realizada.
Una tarde/noche complicada innecesariamente para el gobierno de Suárez. Sólo con un llamado bien atendido todo hubiese sido distinto.