Han dado por muerto al tetra brik tantas veces que ya resulta difícil contarlas. Las explicaciones para su supuesta extinción comercial son variadas: que el consumidor ha cambiado, que ahora prefiere otros tipos de vino, que el precio comparado con la cerveza está “descalzado”, que no es un negocio rentable, entre muchas otras teorías que circulan.
Sin embargo, lo cierto es que los últimos meses han demostrado lo contrario. Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), los despachos de tetra brik al mercado interno mostraron una notable mejora, con un aumento del 20,5% en mayo, alcanzando el 37% del mercado total de vinos.
Si observamos las exportaciones de la primera mitad del año, los datos revelan que los envíos de vino en tetra brik al exterior crecieron un 199% entre enero y junio de 2024, en comparación con el mismo período de 2023. Aunque estos envíos representan sólo el 2,4% del mercado global de exportaciones argentinas, la tendencia es significativa, aún cuando algunos lo circunscriben solo a una cuestión de “blanqueo” de ventas.
Referentes del sector vinícola aseguran que el negocio del vino en tetra brik ha vuelto a ser rentable. Muchas bodegas, que el año pasado tenían este producto en stock dejaron de abastecer ciertos mercados debido a que la regulación de precios impedía la rentabilidad, como por ejemplo, el programa Precios Cuidados. Este año, con la liberación de precios, varias bodegas optaron por reducir inventarios y regresar a este segmento, que ha demostrado tener rotación alta y margen.
Otras bodegas, en cambio, han ajustado sus precios para ser competitivos, comunicando precios sugeridos al público, lo que ha dado buenos resultados. En el caso del tetra brik, esta estrategia es especialmente visible, ya que se trata de un segmento muy sensible al precio. Por ejemplo, una empresa ha fijado el valor sugerido de su marca más emblemática en $1.980.
Queda por ver si esta tendencia se mantendrá o si es simplemente una reacción momentánea a variables del mercado. Por ahora, parece prematuro dar por muerto a este envase. A pesar del fuerte discurso de la industria hacia la premiumización, sigue habiendo consumidores dispuestos a seguir consumiendo “el vino de todos los días” en esta categoría.