Ante declaraciones de autoridades chilenas que llaman territorios “ancestrales” con el concepto “WallMapu” y que algunos grupos minoritarios de pueblos originarios autonomistas de Chile y Argentina reivindican en los territorios soberanos de nuestras naciones, me anticipo a comentar:
1.- No existe reconocimiento alguno de “derechos ancestrales” de algunos pueblos originarios como territorios circundantes de ambos países. No hay derechos, no hay soberanía y no existe el Wall Mapu. Esto es el uso incorrecto de un concepto inventado y usando en 1990 por el Consejo de Todas las Tierras en Chile, que fue levantando una tesis de lucha política contra el Estado Chileno en la zona que se denomina la Región de Araucanía y que se suma a este proceso la elaboración de una bandera “Wenufoye” el año 1992 y en la creación de un Partido Nacionalista Mapuche, “WallmaPuwe” que solo funcionó entre los años 2016 y 2017 en Chile, sin registro de más de 1.100 militantes y disuelto legalmente. Posteriormente se integró como movimiento a la campaña de Apruebo Chile Digno el año 2020 en el proceso constituyente. Este partido y otros grupos minoritarios son muy activos en la difusión y promoción de un sistema político: la plurinacional de los actuales Naciones de América Latina y que el ex–presidente de Bolivia, Evo Morales, promueve con su Proyecto “Runasur”.
2.- Estos grupos insurgentes se expresan con acción política directa por medio de la violencia en la toma de tierras que declaran autónomas. El movimiento se define anti-capitalista, anti-neoliberal y anti-socialdemócrata y no reconoce los Estados de Argentina y Chile. Por lo tanto, el “Wall Mapu” es un concepto imaginario e insostenible, que algunos grupos extremistas, violentos y rupturistas promueven y revindican para generar conflicto en nuestras sociedades.
3.- Tengo la férrea convicción de que nuestros pueblos originarios y su riqueza cultural son parte de la historia de nuestros países, de su desarrollo y que podemos diseñar e implementar acciones de convivencia activa y generosa con todos los pueblos originarios en ambos lados de la cordillera, para que sean parte de un futuro común.
4.- Debemos actuar con respeto por todos los pueblos originarios y su riqueza multicultural, que es parte fundamental de nuestro orgullo emancipador que se consolida en el gran abrazo de Maipú de nuestros próceres un 5 de abril de 1818 y que argentinos y chilenos durante más 200 años hemos encontrado siempre los caminos de la paz y del progreso como dos naciones libres y soberanas.
5.- Es nuestra historia común lo relevante y la que debe marcar nuestro presente y futuro, por sobre las diferencias ideológicas, los partidos políticos, los movimientos sociales y los gobiernos de turno. Nuestro deber es siempre restaurar la vocación de entendimiento y cooperación permanente, lo cual debe ser el norte de nuestros vínculos diplomáticos, políticos, culturales y socioeconómicos.
La historia nos ha demostrado que Argentina y Chile, juntos pueden construir un mundo mejor.
*El autor es Director Ejecutivo Corporación Chile 2050.