El 29 de marzo se cumplieron 61 años del golpe militar contra el Presidente Arturo Frondizi.
Visto retrospectivamente, fue un error político que significó un retroceso institucional y la pérdida de una gran oportunidad para el país.
Como sucedió con la mayoría de los golpes militares, los contemporáneos carecieron de la visión de largo plazo para comprender los alcances de lo que estaba sucediendo.
La transformación económica que estaba en marcha con el desarrollismo no era comprendida o quedaba en un segundo plano frente al furibundo conflicto político que enfrentaba a peronistas y antiperonistas.
Sectores del justicialismo proscrito sin demasiado interés por la vigencia de una democracia limitada que les impedía la participación, convergían con los sectores más antiperonistas, que no veían otra alternativa que una dictadura “democrática” para impedir que el peronismo retornara al poder.
Las Fuerzas Armadas eran campo de batalla de facciones políticas que influían sobre ellas y si bien los tres Comandantes en Jefe en la mañana del 29 de marzo detienen a Frondizi y lo envían a la isla Martín García, la noche anterior detienen al Secretario de Guerra, el General de División Rosendo Fraga, temiendo una reacción militar a favor del Presidente.
Los intentos realizados para constituir un gabinete de coalición que permitiera a Frondizi terminar su mandato en mayo de 1964 fracasan porque la oposición no quiere asumir el “costo político” de acompañar a un Presidente que muchos consideraban desgastado y poco confiable, como surge de revisar las publicaciones de la época.
Como en los seis golpes militares que tuvieron lugar entre 1930 y 1976, la historia pudo haber sido diferente y ello no es sólo un ejercicio de historia contra-fáctica.
Si las fuerzas políticas del momento -y el resto de la dirigencia también- hubieran percibido los costos de largo plazo que tendría este golpe para las instituciones y el progreso del país, lo podrían haber evitado, acompañando al Presidente en un gobierno de coalición -al que Frondizi se prestaba decididamente- para mantener la legalidad.
Aunque este golpe haya tenido lugar catorce años antes que el de 1976, hay un nexo entre ambos.
Hasta 1962, la historia reciente mostraba tres golpes militares exitosos en 1930, 1943 y 1955. Es cierto que después de los dos primeros hubo un solo período constitucional completo, el de Justo y el primero de Perón.
Desde esta perspectiva podrá argumentarse que si Frondizi hubiera terminado su período en 1964, ello no hubiera impedido que el Presidente electo para el siguiente -que terminaba en 1970- fuera desplazado también por un golpe militar.
Pero un mandato completo de Frondizi por lo menos hubiera dado la posibilidad de un comienzo de estabilidad institucional, que debía irse completando con la incorporación del peronismo al sistema político, objetivo que el ex presidente perseguía (como lo mostró en las elecciones de 1962, donde el triunfo justicialista en la provincia de Buenos Aires termina siendo el desencadenante del golpe).
El de 1976 fue el sexto golpe militar en cuarenta y cuatro años y el de 1962 el cuarto en treinta y dos.
Aunque sea historia contra-fáctica, es posible pensar que si se hubiera evitado el golpe contra Frondizi, no hubiera tenido lugar el siguiente contra Illia y tampoco el que tuvo lugar en 1976. Oportuna reflexión al cumplirse este año el 40º aniversario del restablecimiento de la democracia.
* El autor es director del Centro de Estudios Nueva Mayoría.